Esta semana he estado en la diócesis de Plasencia participando en la Semana de la Vida y un sacerdote joven, (de los que varios muy buenos que hay en esa diócesis, como el P. José Manuel García o el P. Francisco Torres) en la comida comento lo siguiente: y después del primer anuncio ¿qué? Y esto me ha dado que pensar.
Hay varios movimientos ahora de primer anuncio, que funcionan muy bien y que son muy necesarios puesto que hay muchas personas, desgraciadamente cada vez más que necesitan ese primer anuncio y esa primera conversión, pero quizá adolecemos después de otros que den alimento a los que ya están convertidos y necesitan crecer hacia la santidad.
Es cierto que vivimos en la iglesia una época en el que todo son testimonios, y los testimonios son buenos claro que si, pero no solo son necesarios testimonios sino también formación, formación espiritual, formación moral, formación teológica y obviamente formación sobre aspectos de vida y dignidad de la persona según el Magisterio de la Iglesia.
Cuando uno se convierte necesita leche materna, pero más adelante la leche materna se le queda corta y necesita primero papillas y pero después necesita chuletones, con verduritas e incluso patatas.
La gente busca en filosofías orientales como orar, sin que nadie les haya hablado nunca de los grados de oración de Teresa de Jesús, la gente busca como luchar contra sus pasiones en el estoicismo sin conocer a los Padres del desierto, busca en el minimalismo sin conocer la virtud de la austeridad, busca en la alimentación consciente sin conocer la virtud de la templanza, busca como conocer la voluntad de Dios a tientas sin conocer a San Francisco de Sales, no entiende las sequedades ni las noches oscuras porque nadie les habló nunca de ellas… ¡ si supiéramos las innumerables riquezas y tesoros de la tradición cristiana que apenas nadie conoce ¡ ¡ si supiéramos los maestros espirituales tan increíbles que ha habido en la historia de la Iglesia a los que nadie lee ni de los que nadie aprende mientras buscamos en tradiciones orientales ajenas a la fe y que no conducen a nada!
La gente busca sanación porque estamos heridos, porque vivimos una sociedad de muerte, una sociedad apostata, una sociedad que ha echado a Dios y el hueco que ha dejado es tan grande que nos engulle a todos. Busca en cursos de milagros, en constelaciones familiares, en el mindfulness, se apunta a meditación transcendental a reiki y a lo que se le ponga por delante, mientras que la Iglesia ¿a qué nos dedicamos? ¿a la acción social? ¿a debatir sobre el sacerdocio femenino para hacerle el juego a la cada día mas enloquecida dictadura feminista? ¿a quejarnos entre nosotros de lo mal que va la iglesia? ¿nos apuntamos también nosotros a clase de yoga?
Ya lo he contado varias veces, a mi me conquisto el corazón con 13 años la transverberación de Santa Teresa de Jesús, y Santa Teresa de Calcuta sirvió a los pobres entre los pobres para satisfacer la sed de Jesús, no por ser solidaria ni por salvar el planeta. Nuestro corazón está hecho para Dios, está hecho para bienaventuranza eterna, como dice Benedicto XVII, “el mundo nos ofrece comodidad, pero no estamos hechos para la comodidad sino para la grandeza”. No nos conformemos con menos, ni ofrezcamos a los conversos menos que esto.