La tumba de San Jorge se encuentra en la ciudad de Lod, conocida como Lida en la Biblia, que es donde San Pedro sanó al paralítico Eneas antes de viajar a la cercana Jope (actual Jaffa), donde levantó a Tabita de los muertos. Lod es ahora también la ubicación del aeropuerto de Ben Gurion, que queda muy cerca del sitio de la tumba.
El cuerpo de san Jorge fue sepultado en la población de su madre: Lydda, -Lod- también conocida como “Hagio Georgiopolis”.
Su tumba es venerada por los cristianos, principalmente por los cristianos ortodoxos griegos.
La historia cuenta que Jorge era un romano que tras morir su padre -Geroncio, oficial del ejército romano- se trasladó con su madre Policronia hasta la ciudad natal de esta, Lydda. Allí, Policronia pudo educar a su hijo en la fe cristiana y poco después de cumplir la mayoría de edad se enroló en el ejército. Debido a su carisma, Jorge no tardó en ascender y, antes de cumplir los 30 años fue tribuno y comes, siendo destinado a Nicomedia como guardia personal del emperador Diocleciano (284-305).
En 303, el emperador emitió un edicto autorizando la persecución de los cristianos por todo el imperio, que continuó con Galerio (305-311). Jorge, que recibió órdenes de participar, confesó que él también era cristiano y Diocleciano ordenó que lo torturaran para que apostatase, aunque sin éxito. Por ello se ordenó su ejecución y fue decapitado frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303. Una vez muerto, el cuerpo de Jorge fue enviado a Lydda para que fuera enterrado.
Los mártires de Libia
Los 20 coptos egipcianos y su compañero de trabajo ghanés fueron secuestrados en Libia a principios de enero de 2015. Más de un mes después, el 15 de febrero, el video de su decapitación fue publicado en sitios web yihadistas.
«El vídeo de la ejecución –refirió a Fides el Obispo copto católico emérito de Guizeh, Anba Antonios Aziz Mina- fue realizado como si se tratase de una película escalofriante, con el objetivo de difundir el terror. Sin embargo, en pieza diabólica se puede ver que algunos de los mártires, en el momento de su ejecución, repetían: Señor Jesucristo. El nombre de Jesús fue la última palabra que salió de sus labios. Como en la pasión de los primeros mártires, se encomendaron a aquél que los habría de recibir. Así celebraron su victoria, la victoria que ningún verdugo les puede quitar. El nombre susurrado en el último instante fue como el sello de su martirio».
Hace 4 días, otro
Estado Islámico ha difundido un vídeo con la ejecución de un cristiano copto de 62 años, Nabil el Habashi, acusado de colaborar con el Ejército egipcio. El Habashi fue ejecutado de un disparo en la ciudad de Bir el Abd, en la región del Norte del Sinaí.
Según la Iglesia Copta, el Habashi pasó cinco meses secuestrado por los yihadistas. En el vídeo, El Habashi explica que colaboraba en la construcción de la Iglesia de la Virgen María de Bir el Abd y que desde allí colaboraban con el Ejército y los servicios secretos en su guerra contra el Estado Islámico. Después El Habashi se pone de rodillas frente a tres milicianos armados con fusiles. Uno de ellos hace un llamamiento a la yihad contra los cristianos y amenaza con un destino similar a quienes colaboren con el Ejército. Después le dispara en la nuca.
Se cumplen cuatro años del secuestro de la monja colombiana, Gloria Narváez
La hermana Gloria Cecilia, de la Congregación Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, realizaba su labor humanitaria y de evangelización en el continente africano en Benín y posteriormente en Mali. En diciembre de 2018 el grupo yihadista Nusrat al Islam wal Muslimin (Grupo de apoyo al islam y a los musulmanes), activo en la región del Sahel y aliado con Al Qaeda, publicó el nombre de cinco rehenes que tenía secuestrados, entre ellos la monja colombiana.
No dejemos de leer lo que pasa y de rezar por la Iglesia perseguida y del silencio. Ayuda a la Iglesia Necesitada nos explica como los regímenes autoritarios vulneran la libertad religiosa en 43 países en los que viven 2900 millones de personas. En 26 países el extremismo islamista restringe este derecho a más de 1200 millones mientras que el nacionalismo étnico/religioso lo conculca a 1600 millones en cuatro estados.
El pasado 7 de marzo, en el tercer día de su histórica visita a Irak, el papa Francisco se reunió con los cristianos del norte del país, donde el grupo yihadista Estado Islámico (EI) sembró el terror durante tres años. En su parada en Mosul, quizás la más emblemática de la visita a Irak, el papa rezó por todas las víctimas de las guerras. En medio de los escombros a los que quedó reducida dicha ciudad por los yihadistas, el sumo pontífice clamó para que, más allá de las creencias religiosas, se pueda vivir en armonía y en paz.