Semana Santa sí que habrá, como todos los años.
Andan discutiendo los políticos y los sanitarios sobre la decisión de anular la Semana Santa. De lo que hay que hablar es de la “supresión de las vacaciones de Semana Santa”.
Tanto auge y atractivo tienen las celebraciones en la calle (procesiones), que puede que se nos olvide que la Semana Santa, fundamentalmente, se celebra litúrgicamente en los templos. Lo demás son añadidos populares y artísticos. Como estamos cerca de este acontecimiento religioso, bueno será recordar algunas nociones elementales de la doctrina y la práctica cristiana. La Semana Santa, es una de las celebraciones cristianas más importantes y que tiene su origen en la propia Biblia. Quienes escribieron lo que sucedió durante este período, y que hoy aún celebramos y recordamos, fueron los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Lo que se conmemora es todo lo que sucedió durante los días previos y posteriores a la crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo.
El inicio de la Semana Santa comienza como parte de la Pascua Judía, puesto que Cristo fue crucificado, murió y resucitó durante la semana de la Pascua Judía. Para los cristianos, Jesucristo es el Cordero de Pascua del que se habla en el Éxodo, porque fue Cristo el que se convirtió en el sacrificio perfecto y sin pecado, por todos los pecados del mundo.
En un principio fueron los propios judíos que seguían a Cristo los que comenzaron a conmemorar y celebrar este momento durante la semana de la Pascua Judía, pero esto se fue combinando con ritos de primavera paganos alrededor del mundo, mientras la Fe Cristiana se iba extendiendo. La celebración actual es el resultado de la combinación de estos eventos.
El evento culminante de la Semana Santa es La Pascua, que también se conoce como Domingo de Resurrección y allí reside toda la fe cristiana.
La Pascua―también llamada Pascua de Resurrección, Pascua Florida, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria― es la fiesta central del cristianismo, en la que se conmemora, de acuerdo con los evangelios canónicos, la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado, al igual que Navidad inicia su octava el día de Navidad y concluyendo en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, la Pascua inicia su octava el Domingo de Pascua, concluyendo en la Fiesta de la Divina Misericordia.
La Pascua marca el final de la Semana Santa y del Triduo Pascual, en la que se conmemora la muerte y resurrección de Jesús. A la Semana Santa le sigue un período de cincuenta días llamado Tiempo pascual, al igual que el Bautismo de Jesús, marca el final de la Navidad, Pentecostés, marca el final de la Pascua.
El Domingo de Pascua es una celebración que no se fija con relación al calendario civil. El Primer Concilio de Nicea (año 325) estableció la fecha de la Pascua como el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, y fijó el equinoccio en el 21 de marzo. Por lo tanto, la fecha varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Dado que en las iglesias ortodoxas se sigue el calendario juliano, para el cual el 21 de marzo corresponde al 3 de abril según el calendario gregoriano, para estas comunidades la pascua cae entre el 4 de abril y 8 de mayo.
Durante este día se celebran en distintos lugares del mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas. Es decir, que la Semana Santa es el tiempo en el que se celebra litúrgicamente la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Otra cosa es el añadido popular de las Procesiones, que es un modo de llevar a la calle con imágenes, lo que se celebra dentro de los templos litúrgicamente.
Civilmente la Semana Santa suele ser un tiempo de descanso, vacaciones, pera estas son un añadido que en nada afecta a la celebración religiosa. Puede haber, o no, vacaciones, pero Semana Santa siempre habrá en el interior de los templos, y en cada persona.
Por tanto, digan lo que digan las autoridades civiles sobre la conveniencia, o no, de vacaciones, Semana Santa religiosa habrá, y los fieles podrán asistir a las celebraciones guardando las normas sanitarias, como hasta hoy. La Semana Santa es una celebración religiosa, y no se puede pensar en ella con criterios económicos.
Las Procesiones son una bella expresión artística de la Pasión. Es una pena que no se puedan celebrar. Pero tal vez la Semana Santa recupere el alma que a veces se olvida cuando hay demasiado ajetreo callejero.