Como si todos los hados se hubieran conjurado contra él, al indocumentado que gobierna España le están estallando al mismo tiempo todas las bombas de las que sembró su camino para llegar a la Moncloa.
¿Se acuerdan de cuando nos decían que había que volver a Europa, como si Aznar nos hubiera hecho abandonarla por el solo hecho de dejar de girar en torno a Francia y Alemania, para crear un nuevo eje de intereses que pasaba por Reino Unido, Italia y Polonia con los éxitos de todos conocidos? Fíjense Vds.: franceses y alemanes haciendo llorar a la ex-ministra de Economía (digo ex-ministra como si hubiera sido ministra alguna vez, más bien habría que hablar de la nunca-ministra), y dándole el más público y vergonzoso tirón de orejas a Zapatero.
¿Se acuerdan Vds. de la bandera ante la que el indocumentado en cuestión no se levantaba? Hoy arrodillado.
¿Se acuerdan Vds. de su visita en plena crisis de Perejil –a eso le llamo yo patriotismo- para hacerse una foto debajo de un mapa en el que figuraban como marroquíes dos ciudades españolas y toda una comunidad autónoma? Ayer el Sultán bereber reclamando de nuevo Ceuta y Melilla, ciudades que, nadie se llame a engaño, no constituyen, en modo alguno, punto de destino de la política exterior marroquí sino, bien al contrario, estación de paso hacia otras más ambiciosas si cabe.
¿Se acuerdan Vds. de aquel mequetrefe disfrazado de hombre de estado que derribaba una de las barreras intocables de la política exterior española, y legitimaba con su presencia en Gibraltar la ocupación británica? Hoy nueva demarcación de aguas territoriales.
¿Se acuerdan Vds. de los abrazos con uno de los grandes patanes de la escena internacional, el Sr. Chavez? Ayer, nuevo desplante al indocumentado de la Moncloa con su ausencia a la Cumbre europeo-iberoamericana.
¿Se acuerdan Vds. de los amarrucos con la Sra. Kirschner? Ayer, sin privarse lo más mínimo, aunque sólo fuera por la cortesía del que se encuentra invitado en un lugar, recibiendo a un juez cuatro veces imputado, mientras emitía exabruptos para con la justicia española, los mismos que el Presidente de Bolivia emitía para con la oposición española, algo que al Sr. Zapatero agradará sin duda, pero que no le deja en buena posición.
¿Se acuerdan Vds. de la bandera ante la que el indocumentado en cuestión no se levantaba? Hoy arrodillado.
¿Se acuerdan Vds. de su visita en plena crisis de Perejil –a eso le llamo yo patriotismo- para hacerse una foto debajo de un mapa en el que figuraban como marroquíes dos ciudades españolas y toda una comunidad autónoma? Ayer el Sultán bereber reclamando de nuevo Ceuta y Melilla, ciudades que, nadie se llame a engaño, no constituyen, en modo alguno, punto de destino de la política exterior marroquí sino, bien al contrario, estación de paso hacia otras más ambiciosas si cabe.
¿Se acuerdan Vds. de aquel mequetrefe disfrazado de hombre de estado que derribaba una de las barreras intocables de la política exterior española, y legitimaba con su presencia en Gibraltar la ocupación británica? Hoy nueva demarcación de aguas territoriales.
¿Se acuerdan Vds. de los abrazos con uno de los grandes patanes de la escena internacional, el Sr. Chavez? Ayer, nuevo desplante al indocumentado de la Moncloa con su ausencia a la Cumbre europeo-iberoamericana.
¿Se acuerdan Vds. de los amarrucos con la Sra. Kirschner? Ayer, sin privarse lo más mínimo, aunque sólo fuera por la cortesía del que se encuentra invitado en un lugar, recibiendo a un juez cuatro veces imputado, mientras emitía exabruptos para con la justicia española, los mismos que el Presidente de Bolivia emitía para con la oposición española, algo que al Sr. Zapatero agradará sin duda, pero que no le deja en buena posición.
Aterra la situación de soledad en la que se encuentra España en la escena internacional. Una situación que algunos atribuirán al irenismo de nuestro Presidente y hasta a su buena voluntad, y que yo atribuyo a su ignorancia supina demostrada en cada uno de sus actos hasta el último, y a su pereza monumental, evidente desde los mismos inicios de sus dos mandatos -¡dos señores, dos! ¡los españoles nos hemos puesto en manos de este indocumentado, no una, sino dos veces!-, cuando después de renunciar a cambio de nada a buena parte de esos fondos estructurales que ahora habrían venido tan bien a la depauperada economía española, dejó plantado a uno de los grandes aliados entonces de la política exterior española cual era Polonia ¿se acuerdan Vds.?
Lo que personalmente no consigo entender, es que seamos sus principales víctimas, los españoles, los que todavía no nos hemos percatado de la ningunidad de quien nos gobierna.