El Adviento es un tiempo litúrgico con el que se inicia el calendario eclesial. Está conformado por los cuatro domingos previos a la Navidad. Es el tiempo de preparación espiritual para que seamos capaces de vivir el nacimiento de Cristo en toda su intensidad y profundidad. 

El Adviento se nos presenta, en teoría, como un tiempo de oración y de reflexión caracterizado por una espera vigilante y llena de sentido. Un tiempo de espera con un sentido trascendente (esperanza y vigilancia). Si leemos la parábola de las Doncellas Prudentes, nos daremos cuenta de cómo debemos entender este tiempo. No se trata de divertirnos y pasarlo bien, desde las apariencias culturales y sociales. Tenemos que ver el Adviento como un momento de arrepentimiento, perdón y alegría expectante.

¿Qué encontramos en Adviento en este siglo XXI? Si asistimos a la misa dominical, veremos que se enciende una vela de la Corona de Adviento. Pero ¿Qué significado y sentido tiene la Corona? ¿Que queremos mostrar cuando encendemos la vela? Seguramente el 99% de los católicos frunzamos el ceño y nos preguntemos si hay algo más que estética y cultura en la Corona de Adviento. También nos preguntaremos si no existe algo más allá de estos dos elementos evidentes. Seguramente, tras un rato pensando propongamos la espiritualidad. Pero, ¿Qué es espiritualidad? Porque hay decenas de definiciones de la misma. 

En una publicación (C21 Resources 2009) Se puede leer un resumen que creo es relevante y nos puede ayudar a entender:

"Desde una perspectiva cristiana, la espiritualidad se remonta a las cartas de Pablo, en las que utiliza el término griego pneuma para indicar una vida vivida en sintonía con el Espíritu de Dios. La espiritualidad cristiana presupone, por la Gracia de Dios, un deseo y una capacidad humanos de crecer en unión con el Dios Trino. Abarca el carácter dinámico de la vida humana vivida en una relación consciente con Dios en Cristo a través del Espíritu, tal como se experimenta dentro de una comunidad de creyentes. Vivir una espiritualidad cristiana es prestar atención a lo que es de Dios y profundizar en una vida de conversión que tiene como meta el discipulado."

Una vez leído este párrafo, habría que pensar en qué representa el Adviento desde el punto de vista de la espiritualidad Católica. Hagámonos una serie de pregunta: 

 ¡Qué complicado es ser cristiano hoy en día! Bueno, siempre ha sido, pero era se podía aparentar ser cristiano más fácilmente. ¿Qué es lo que hace complicado el cristianismo en el siglo XXI? Podemos citar algunos puntos que son esenciales para comprender qué es lo que nos está alejando de lo sagrado: 

Pero podemos dar un paso más allá y preguntarnos por la pérdida del sentido sagrado de nuestra Fe. Vemos la religión como desde el aspecto socio-cultural, dejando a un lado el sentido trascendente. ¿Trascendente? ¿Qué es eso? Nuestra Fe parte de Dios y por ello, está siempre más allá de los aparente, cultural y social. Seguramente nos preguntemos ¿Pero no bastaba ser "buena gente"? ¿No es eso lo que escuchamos en los sermones de los domingos? Entonces aparecen nuevas preguntas: ¿Qué es ser buena gente? ¿Basta con lo superficial y aparente? Si damos un par de pasos dentro de esta problemática, comprenderemos las razones que hacen que los templos se vacíen y que la religión sólo sea un aspecto cultural de nuestra sociedad.
 
¿Y el Adviento? ¿Cómo deberíamos enfocarlo entonces? Sin duda, deberíamos empezar por verlo desde la revelación que tuvieron los Sabios de Oriente y el camino que emprendieron. Dios habló a los Sabios por medio del conocimiento y le señaló dónde debían ir y qué debían buscar. Sigamos su ejemplo.
 
¿Podemos orar en adviento para que el Espíritu Santo nos señale el camino y sentido de nuestra Fe?