Sí señor, porque gracias a una iniciativa de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, desde 1962, y aunque desde luego con bastante desconocimiento e indiferencia, celebramos el día internacional de un sujeto al que nunca imaginaríamos celebrado… el “jefe”, el denostado “jefe” de tan mala reputación y de quien nada bueno cabe esperar, ese jefe al que sólo imaginamos increpando al personal y poniéndose púo a cigalas.
Parece ser que el 16 de octubre era el cumpleaños de un tal Bays Haroski, festividad olvidada por su hija, que, en consecuencia, no felicitó a su padre, dándose la circunstancia de que además de su padre, era también su jefe en la State Farm Insurance Company, en Deerfield, Illinois.
Apesadumbrada de no haber recordado felicitar a su padre (o vaya Vd. a saber si asustada por haber olvidado felicitar a su jefe), pero el caso es que la muchacha se personó al día siguiente en la sede de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y registró una iniciativa para declarar el día del cumpleaños de su señor padre y jefe como Día Internacional del Jefe, una idea que pareció bien al gobernador de Illinois, Otto Kerner, el cual, aunque cuatro años más tarde, aprobó la iniciativa, momento a partir del cual empezó a celebrarse la jornada en cuestión. Como tantas historias, “se non é vero é almenno ben trovata”.
Como quiera que sea, verdad o no que es el día internacional del jefe, verdad o no que el primer jefe celebrado en esta fecha fuera un tal Bays Haroski, desde estas líneas, gracias a los jefes, a esa cantidad grandísima de jefes buenos que tanto bien han hecho siempre y siguen haciendo a la sociedad y a sus propios subordinados, que tantas decisiones difíciles han de tomar y que tantos marrones se llevan a la cama sin contárselos a nadie ni quejarse jamás… ¡qué sería de nosotros sin ellos!
Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
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