Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27
De un tiempo acá hemos ido asistiendo a una secularización de lo sagrado, creyendo que ya no existe, porque los espacios, templos incluidos, imágenes, cuadros, objetos de culto…han caído en una devaluación y manipulación “pseudodemocrática”. Lo que supone que si hay una imagen en un templo rural, y un grupo de aficionados a la vida folclórica quiere sacarlo en procesión, lo hace y no pasa nada, pegándose un fiestón romero por todo lo alto incluido.
Por ahí de arriba, más o menos, colocaron un jaulón a la catedral de la ciudad de Jaén, apoyándose en que la pista aérea de la plaza de Santa María es un espacio inservible. Dentro de esta estructura se jugó un campeonato de no sé qué moderno deporte, cuyos responsables justificaron en que así se daba a conocer una catedral que ya no camina a ser tomada como patrimonio de la humanidad por que los organismos competentes ya dijeron que nones.
Hace unos días, han aparecido los encargados de volver a enjaular la catedral, a repetir el mismo torneo del año pasado. Una autoridad ha dicho que si se produce una huelga de los servicios de limpieza, anunciada por los sindicatos, el “evento” no se haría. Así que las espadas están en alto esperando acontecimientos, aunque la estructura metálica se está colocando.
El sentido religioso de una sociedad ya no se mide por el número de procesiones, romerías, comitivas y cabalgatas…que demuestren respeto al sentido sagrado de la mayoría de los vecinos. Ni tampoco se justifica en que cualquiera puede organizar una procesión con una imagen abandonada, o un encuentro deportivo delante de un monumento de tanta categoría histórico y artístico como la catedral de Jaén, donde puede ocurrir un accidente fortuito.
El suceso terrorífico de la catedral parisina de Notre Dame, en manos estatales desde el año 1905, ha traído a una caravana de improvisadores, cantamañanas y amigos de la pasta gansa, que se les está ocurriendo hacer una piscina en el tejado del templo, que sirviera, según apunta el diario Abc, como una especie de “gran recinto de abluciones con una vistas panorámicas sobre los tejados parisinos”.
Es la propia Iglesia Católica la responsable de encauzar las iniciativas sagradas en mitad de esta sociedad laicista. Si en una parroquia se funda un grupo cristiano en torno a una beneficiosa imagen para el pueblo, siempre con la anuencia y presencia del rector del templo, entonces y solamente desde ese momento, tras enviarse los papeles al organismo responsable dentro del obispado de Jaén, cuya respuesta debe ser positiva, si lo considera oportuno, los fines de ese conjunto de fieles podrán tener un culto interno en el templo y público fuera del mismo en una procesión o romería a la imagen de sus fervores. De esta manera, la Iglesia Católica tiene la plena potestad para conceder o negar el culto sagrado a una imagen querida por unos devotos. Porque el pitorreo montado sobre la catedral parisina está abriendo los ojos a muchos incautos, que también brujulean por Jaén. ¿A quién reclamamos si ocurre un siniestro en nuestra catedral con el torneo de marras?. Al maestro armero no, porque está sordo. Con la cantidad de campos deportivos, polígonos y naves industriales donde realizar ese deporte en Jaén. ¿Por qué no respetan la catedral y dejan de meterla en esa jaula peligrosa?. Es mejor.
Tomás de la Torre Lendínez