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EVANGELIO
Te seguiré adondequiera que vayas.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62
En aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno:
«Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo:
«Sígueme».
Él respondió:
«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:
«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
Palabra del Señor.
El primero de todos.
El primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. Creo que cumplido este, cumplidos todos. Si Dios es mi prioridad de verdad ¿No dejaría yo de pensar en mí? ¿No estaría plenamente asistido por el don de Piedad del Espíritu Santo? Y por tanto ¿No sería mi esposo también mi prioridad después de Dios?
Si Dios es mi prioridad, también en el tiempo es mi prioridad y Él sería lo primero que atendería, antes que cualquier otra cosa que tenga que hacer por muy importante que fuese. También sería lo primero en mis pensamientos.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Jorge: Hoy me he confesado de un pecado del que no me suelo confesar.
Rocío: ¿De cuál? Si puede saberse, claro...
Jorge: De no amar a Dios sobre todas las cosas.
Rocío: Pero tú, siempre dices que para ti Dios es lo más importante.
Jorge: Ya, pero me he dado cuenta de que a veces rezo aprisa y corriendo porque tengo muchas cosas que hacer. También hay ratos largos en que no me acuerdo de Él. Además, otro indicativo es que a veces hago antes lo que me apetece que lo que tú necesitarías que hiciese para sentirte amada, y de eso te quejas. Si yo amase a Dios sobre todas las cosas de verdad, ninguna de esas tres cosas ocurriría.
Rocío: Gracias, Jorge. Me has dado mucha luz. ¡Me voy! Ahora vuelvo.
Jorge: ¿A dónde vas Rocío?
Rocío: A confesarme de no amar a Dios sobre todas las cosas.
Madre,
Que de verdad sea el Señor lo primero en nuestros corazones. Alabado sea el Señor.