Año del Señor 2019
16 de octubre
 
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
INDICACIONES CONFUSAS 
 
Para conservar el color blanco, los hábitos se lavan con muchísimo cuidado. Es más: antes de meterlos en la lavadora, se “marcan” las manchas, para luego repasarlas. 
 
Eso de “marcar” es sencillo: coges un hilo de color y, aguja en mano, das unas puntaditas alrededor de la mancha. 
 
Pues en esas estaba yo el otro día, perdida entre los metros de tela que componen el hábito, en búsqueda y captura de manchas. Cuando estaba a punto de dar por terminada la misión... 
 
-¡Uy, ahí te dejas una mancha enorme! -me avisó una hermana desde enfrente. 
 
-¿Una mancha enorme? ¿Dónde? -pregunté mientras levantaba la tela. 
 
-¡Ahí, ahí! ¡Al lado de tu mano! 
 
Pero yo, por más que miraba, no daba con la mancha dichosa. Y sus “indicaciones gestuales”, desde tan lejos, eran muy poco orientativas. 
 
-¿Pero cuál de las dos manos? -dije, tratando de tener alguna pista más.
 
-¡Esa! 
 
-¿Y cuál es “esa”? 
 
-¡¡La del anillo!! 
 
Solté una sonora carcajada: ¡¡llevo un anillo en cada mano!! En la izquierda, un anillo- rosario de plata; en la derecha, la alianza. 
 
En fin, menos mal que, entre las risas, descubrí la mancha... 
 
Lo cierto es que este hecho me ha llevado a orar mucho. Continuamente me viene a la mente el texto de san Pablo que dice que ya no hay hombre o mujer, esclavo o libre, “porque todos sois uno en Cristo Jesús”. 
 
Mis anillos son signo de mi consagración. Es verdad que una mano es la derecha y otra la izquierda, pero, si dices, como esa hermana, “la mano del anillo”, ¡no hay diferencia entre ellas! La posición respecto al cuerpo queda en segundo lugar, ¡lo que importa es el anillo! 
 
Lo mismo sucede entre nosotros. Podemos ser muy diferentes; desarrollar funciones dispares... pero hay algo por encima de todo eso que nos hace iguales: en el bautismo, todos hemos sido marcados. Lo que te define no es ser “mano derecha” o “mano izquierda”. Lo que te define es que eres hijo de Dios. 
 
Este título es tu anillo. Es lo que queda por encima de todo lo demás, de lo que hagas o de tus errores. Eres un elegido. Si algo te define, es que eres amado de Dios. 
 
Hoy el reto del amor es buscar “el anillo” que nos une. Te invito a que des gracias al Señor por el amor que te tiene, ese amor que fue primero, antes de que hicieses nada, ¡ese amor que permanece siempre! Siéntete amado, especial para Él. Y hoy, cuando te salten a la vista las diferencias con el hermano que tienes al lado, ¡recuerda que lleva el mismo “anillo” que tú! ¡Es también amado del Señor! No te centres en lo que os diferencia, ¡sino en Cristo que os une! ¡Feliz día! 
 
VIVE DE CRISTO
 
 
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¡Feliz día!
 
 
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