En estos días la Iglesia Católica celebra dos festividades importante: la fiesta de Todos los Santos y la fiesta de los difuntos. La primera corresponde al estado de la Iglesia triunfante mientras la segunda, que se suele celebrar al día siguiente es decir el 2 de Noviembre es sobre la Iglesia purgante, aquellas personas que han fallecido y necesitan de oraciones y sufragios para alcanzar el cielo. Pero esta doctrina de orar por los difuntos, ¿era ya creída por los primeros cristianos? Daremos evidencias a favor en este artículo.

¿Qué ha enseñado la Iglesia sobre la oración por los difuntos?

El II concilio universal de Lyón (1274) y el concilio de Florencia (Decretum pro Graecis 1439) definieron, con las mismas palabras: «Para mitigar semejantes penas, les son de provecho [a las almas del purgatorio] los sufragios de los fieles vivos, a saber : las misas, las oraciones y limosnas y otras obras de piedad que suelen hacer los fieles en favor de otros fieles según las disposiciones de la Iglesia» ; Dz 464, 693.

También el Concilio de Trento definió lo mismo: 1820 Dz 983: Puesto que la Iglesia Católica, ilustrada por el Espíritu Santo apoyada en las Sagradas Letras y en la antigua. tradición de los Padres ha enseñado en los sagrados Concilios y últimamente en este ecuménico Concilio que existe el purgatorio [v. 840] y que las almas allí detenidas son ayudadas por los sufragios de los fieles y particularmente por el aceptable sacrificio del altar [v. 940 y 950]; manda el santo Concilio a los obispos que diligentemente se esfuercen para que la sana doctrina sobre el purgatorio, enseñada por los santos Padres y sagrados Concilios sea creída, mantenida, enseñada y en todas partes predicada por los fieles de Cristo.

Por lo tanto esta doctrina de orar por los fieles difuntos esta íntimamente unida a la doctrina del purgatorio, es más, se desprende de esta última y esta definida muy claramente en al menos 3 concilios de la Iglesia. Ahora bien para que la Iglesia haya definido esto, debe ampararse en la Sagrada Escritura y en los Santos Padres, vamos a tocar por ahora la enseñanza de los Santos Padres y textos patrísticos antiguos sobre este tema.

¿Qué han dicho los Santos padres y la Tradición de la Iglesia?

SIGLO II

Hechos de Pablo y Tecla Capitulo 8

 Trifina, sin sorpresa alguna, acompañó a Tecla, y la leona lamió los pies de Tecla. El título escrito que denotaba su crimen era Sacrilegio. Entonces la mujer [Trifina] clamó: Oh Dios, los juicios de esta ciudad son injustos. Después de mostrar las bestias, Trifina se llevó a Thecla a casa y se acostaron. Y he aquí, la hija de Trifina, que estaba muerta, se apareció a su madre y le dijo: Madre, haz que la joven Tecla sea considerada por ti como tu hija en mi lugar, y pídele que ore por mí, para que pueda ser trasladado. a un estado de felicidad.

 Epitafio de Abercio

 Como ciudadano de una ciudad importante, edifiqué esto mientras vivía, para tener un lugar de descanso para mi cuerpo. Abercius es mi nombre, discípulo del pastor casto que apacienta sus ovejas en los montes y en los campos, que tiene grandes ojos que miran por todas partes, que me enseñó las escrituras fieles de la vida. De pie, yo, Abercius, ordené que esto se inscribiera; verdaderamente yo estaba en mi año setenta y dos. Que todos los que estén de acuerdo con esto y lo entiendan oren por Abercios

 SIGLO III

Tertuliano Monogamia 10:

La viuda fiel ora por el alma de su esposo, y ruega por él en el reposo intermedio, y la participación en la primera resurrección, y ofrece oraciones en el aniversario de su muerte

Tertuliano De la Corona 3, PL 2,79:

El sacramento de la Eucaristía encomendado por el Señor en el tiempo de la cena y para todos lo recibimos en las asambleas antes del amacener y no de mano de otros que no sean los que presiden. Hacemos oblaciones por los diguntos los días de aniversario de cada año.

SIGLO IV:

San Efren el Sirio ( Testamento 72, 78):

 Cuando se cumpla el día trigésimo después de su muerte, acordaos de mi hermanos. Los difuntos en efecto, reciben ayuda gracias a las ofrendas que hacen los vivientes…. Si tal como esta escrito, los hombres de Matatias encargados del culto para el ejecito, con las ofrendas, expiaron las culpas de aquellos que habían precedido y eran impíos por sus costumbres cuanto mas los sacerdotes de Cristo con sus santas ofrendas y sus oraciones expiaran los pecados de los difuntos.

San Epifanio (Panarion 75,8):

En cuanto a la recitación de los nombres de los difuntos , ¿Qué puede haber que resulte mas útil y que sea mas oportuno y digno de alabanza, a fin de que los presentes se den cuenta de que los difuntos siguen viviendo y no han quedado reducidos a la nada, sino que siguen existiendo y viven junto al Señor, y así queda afianzada la esperanza de aquellos que rezan por sus hermanos difuntos considerandolos como si si hubieran emigrado a otro país? Son útiles en efecto, las preces que se hacen en su favor, aunque no puedan eliminar todas sus culpas

San Juan Crisostomo Homilia sobre la carta a los Filipenses 3,4 PG 62,203:

No sin razón quedo determinado , mediante leyes establecidas por los apóstoles, que en la celebración de los sagrados e impresionantes misterios se haga memoria de los que ya han pasado de esta vida. Sabían, en efecto que con ellos los difuntos, obtienen mucho fruto y consiguen gran provecho. Cuando todo el pueblo y los sacerdotes están con las manos extendidas y se esta celebrando el santo sacrificio ¿Acaso Dios no se mostrara propicio con aquellos en favor de los cuales le imploramos? Se trata de aquellos que han muerto conservando la fe

SIGLO V

San Agustin de Hipona “La Piedad con los Difuntos 3 y 18”:

Leemos en los libros de los Macabeos que fue ofrecido un sacrificio por los difuntos3. Y, a pesar de que en ningún otro sitio del Antiguo Testamento se lee esto, no es poca la autoridad de la Iglesia universal que se refleja en esta costumbre, cuando, en las oraciones que el sacerdote ofrece al Señor, nuestro Dios, sobre el altar, tiene su momento especial la conmemoración de los difuntos La piedad con los difuntos

 18 22. Resueltas las cuestiones principales, estemos bien convencidos de que llegan a los difuntos por quienes ejercitamos la piedad las súplicas solemnes hechas por ellos en los sacrificios ofrecidos en el altar, las oraciones y las limosnas, aunque no aprovechen a todos por quienes se hacen, sino tan sólo a los que en vida hicieron méritos para aprovecharlos. Pero, porque nosotros no podemos discernir quiénes son, es conveniente hacerlos por todos los bautizados para que no sea olvidado ninguno de aquellos a los que puedan y deban llegar esos beneficios. En efecto, es mejor que sobren tales bienes a quienes ni pueden perjudicar ni aprovechar, antes que falten a quienes pueden necesitarlos. No obstante, cada cual pone tanto más celo en hacer todo eso por los suyos cuanto mayor es su esperanza de que los suyos hagan otro tanto por él. Los cuidados empleados en el sepelio del cuerpo no son un salvoconducto de salvación, sino un deber de humanidad según el sentimiento natural por el que nadie odia su propia carne40. Por tanto es conveniente rendir todo el cuidado y piedad que se pueda en favor del cuerpo de nuestro prójimo, cuando haya salido de esta vida aquel que así lo hacía.

 SIGLO VI

San Isidoro “Sobre los oficios eclesiásticos 1” : 

Ofrecer el sacrificio por el descanso de los difuntos [. . . ] es una costumbre observada en el mundo entero. Por eso creemos que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apóstoles. En efecto, la Iglesia católica la observa en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos, no haría limosnas por sus almas, ni ofreceria por ellas el sacrificio a Dios.