Los cuatro mártires asesinados en Pallejà el 27 de julio de 1936

Padre Teodoro (Cirilo) Illera del Olmo

Encabeza la causa de los religiosos de la Congregación de San Pedro Ad Víncula y laicos protectores. Nacido en Quintanillas de Burgos en 1883, ingresó en la Congregación a sus 18 años, siendo ordenado sacerdote en 1914. En 1931 era Consejero General. Al  estallar la revolución era superior de la comunidad de San Feliu de Llobregat.

Las nuevas autoridades revolucionarias del pueblo les dijeron que, dada su labor social, nada debían temer, pero el P. Teodoro, viendo por la noche el resplandor de los incendios de los templos de la vecina Barcelona, mandó a la comunidad asumir las formas del sagrario y hacer ofrecimiento de sus vidas a Jesucristo Rey de los mártires.

Ante el Comité fue acusado de maltratar a los niños estirándoles de los pelos, pero muy tranquilo replicó que ello era imposible, pues al ingresar se les rapaba al cero por motivos de higiene. Fue puesto en libertad.

El 22 de julio, vestido de campesino, con un saco al hombro y una cesta con huevos y melocotones, marchó por los montes a auxiliar a sus hermanos de congregación en Barcelona. Al llegar vio al Asilo Durán ocupado por los milicianos y fue a casa de su hermano Vicente, quien le insistía en que se quedase allí, pues su vida peligraba en San Feliu, mientras que en Barcelona pasaría desconocido.

Cuenta su sobrina que le respondió que su puesto estaba junto a sus hermanos, pasase lo que pasase, y que entonces Vicente le dijo: “Teodoro, al menos quítate la medalla que llevas al cuello, pues si te la ven te van a matar”, a lo que respondió: “No, así sabrán que soy cristiano, y si me matan en el monte, no quiero morir como un perro”.

Al volver a San Feliu el domingo 26 de julio unos vecinos le advierten que no fuera al colegio, pues había sido invadido por los milicianos, pero les responde que debe atender a los niños. Es reconocido y lo llevan a la cárcel, donde halla a otros cinco religiosos de la comunidad. Dos de ellos, los más jóvenes, los hermanos Ángel y Faustino, fueron liberados gracias a que vino a San Feliu el luego mártir Gregorio Díaz, quien con su carnet de tranviario de la CNT, convenció a los del Comité de que no eran curas sino simples estudiantes.

A media noche del 26 de julio milicianos del Comité de Molins de Rey, mandados por Manuel Marín, que controlaba toda la comarca, llegan a la cárcel de San Feliu y obligan a los guardias a que les entreguen a los detenidos. Los suben a un camión que atravesando Pallejá se detiene en “la Roca del Drac”, en la orilla del rio Llobregat donde el agua estaba estancada. Les ofrecen la libertad si apostatan, pero el Padre Teodoro encabeza el grito de ¡Viva Cristo Rey! y sus voces fueron apagadas por el fuego de los fusiles que les llevaban al Cielo. Eran las tres de la mañana del 27 de julio de 1936.

A primeras horas de la mañana un labrador descubrió los cadáveres y avisó al Ayuntamiento. Se personaron el juez, el médico y una patrulla de milicianos de Pallejà. El médico comprobó que una de las víctimas, el hermano Joaquín José, aun respiraba y que sus heridas no eran de muerte, por lo que quiso ponerle una inyección para reanimarle, pero los milicianos se lo impidieron, y uno de ellos lo arrastró hasta un charco y poniéndole un pie en el cuello le sumergió la cabeza en él hasta que el mártir murió ahogado.

Los otros tres mártires de Pallejà son:

Hno. Joaquín (Jacinto) Gómez Peña

Nacido en 1895 en Campino (Burgos) ingresa en la Congregación a sus 15 años. Tras hacer el servicio militar profesa en 1922, siendo destinado a la casa de Barcelona. Tras el asalto del 19 de julio se refugia en San Feliu, donde la noche del 26 es detenido con los restantes religiosos por una patrulla de Molins de Rey y llevado a Pallejá donde fueron todos fusilados.

Hno. Máximo (José) Franco Ruiz

Nacido en 1906 en Sotrajero (Burgos), el mayor de catorce hermanos, ingresó en la Congregación a sus 19 años, profesando en 1927 en el Asilo Durán de Barcelona, pasando luego al centro de San Feliu, donde fue detenido el 26 de julio, sufriendo martirio junto a sus hermanos de Congregación al día siguiente en Pallejà.

 

Hno. Joaquín José Puente González

Nació en 1915 en San Andrés de Montearados (Burgos) iniciando su noviciado en 1934 en Marsella. Destinado al Asilo Durán de Barcelona, al ser asaltado el 19 de julio logra huir y refugiarse en casa amiga. El día 26 se llega a San Feliu y es detenido con el resto de la comunidad y otros religiosos de Barcelona allí refugiados. Fue fusilado al día siguiente en Pallejá junto al río Llobregat. Según testigos no le dieron el tiro de gracia, y su agonía se prolongó a lo largo de cuatro horas hasta que al recoger los cadáveres un miliciano le vio aún con vida, y le sumergió la cabeza en un charco del río hasta darle muerte.