Como puede Vd. leer en el libro que acabo de publicar “Crucifixión. Orígenes e historia del suplicio”, me cuento entre los que creen que a Jesús prácticamente lo matan en la flagelación que padece en las horas previas a su crucifixión, al modo que lo visionara la Beata Ana Catalina Emmerick, y también en el que, de acuerdo con esas visiones, lo presenta Mel Gibson de manera muy explícita en su película “La Pasión”, sobre la que el Papa San Juan Pablo II exclamaría al verla: “Así fue”.
Jesús cuelga de la cruz tras una espantosa flagelación. Película "La Pasión".
Tan devastadora flagelación condicionaría el hecho de que Jesús estuviera vivo en la cruz muy poco tiempo, por comparación a lo que podía durar un reo sobre ella, hasta nueve y diez días según algunos de los testimonios que nos han llegado. Y ello a pesar de tratarse, en el caso de Jesús, de algo parecido a un “atleta”, tal cual se contempla en la imagen de la Sábana Santa, y como corroboran tanto su joven edad al morir como, sobre todo, los miles de kilómetros que recorriera por tierras palestinas a lo largo de su ministerio, en condiciones, cuanto menos, de precariedad.
Que Jesús permaneció vivo muy poco tiempo en la cruz lo demuestra el hecho de que cuando se da la orden de retirar los cuerpos, "porque aquel sábado era muy solemne” (Jn. 19, 31), ya se hallara muerto, situación en la que no se encontraban, en cambio, sus compañeros de tormento, los dos ladrones (Jn. 19, 32-33).
Ahora bien, ¿podemos acotar algo más sobre el tiempo que duró Jesús vivo en la cruz, o tenemos que conformarnos con saber simplemente que lo estuvo muy pocas horas?
Pues bien, no sin dificultades, pero algo más sí podemos precisar.
Los tres sinópticos están de acuerdo en que Jesús murió hacia la hora nona.
“Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado? […] Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.” (Mt. 27, 46-50)
“A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?», -que quiere decir ‘¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?’ Jesús lanzando un fuerte grito, expiró” (Mc. 15, 33-37).
“Y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: ‘Padre, en tus manos pongo mi espíritu’. Y, dicho esto, expiró”. (Lc. 23, 44-46).
Juan, en cambio, no nos dice nada sobre la hora de la muerte.
Si en lo relativo a la hora de la muerte de Jesús nos encontramos, pues, un acuerdo casi unánime entre evangelistas, por lo que hace a la de su crucifixión, en cambio, se registra entre ellos una disparidad notable.
El menos descriptivo de los evangelistas, Marcos, por una vez y sin que sirva de precedente, se muestra sumamente preciso e informativo:
“Era la hora tercia cuando le crucificaron” (Mc. 15, 25).
Mateo en cambio no nos dice nada. La única pista que aporta es ésta:
“Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona”. (Mt. 27, 45).
En un planteamiento prácticamente idéntico, nos dice Lucas:
“Era ya cerca de la hora sexta cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la hora nona”. (Lc. 23, 44)
¿Están significando, tanto Mateo como Lucas, que es a la hora sexta cuando Jesús es clavado a la cruz? Porque desde luego, información más precisa que ésta no nos dan.
Según Juan, Jesús fue crucificado hacia la hora sexta, si no incluso algo más tarde, como cabe deducir de su relato de los hechos.
“Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: ‘Aquí tenéis a vuestro rey’. Ellos gritaron: ‘¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!’. Les dice Pilato: ‘¿A vuestro rey voy a crucificar?’. Replicaron los sumos sacerdotes: ‘No tenemos más rey que el César’. Entonces se lo entregó para que fuera crucificado” (Jn. 19, 14-16).
Datos todos ellos que, por una vez en la vida, proporcionan como resultado un extraño acuerdo Juan-Mateo-Lucas, los tres frente a Marcos, acuerdo que rompería la tradicional “alianza sinóptica” entre Mateo, Marcos y Lucas contra Juan.
Llegados a este punto, echemos cuentas.
A juzgar por el que se muestra como más preciso en lo relativo a los horarios, Marcos, Jesús permaneció vivo en la cruz durante seis horas.
Mateo y Lucas, que precisan con claridad la hora de la muerte, no aportan más pista que la de que a la hora sexta Jesús colgaba ya de la cruz, lo que daría a pensar que en situación tal habría estado poco más de tres horas.
Del texto de Juan, que nada nos dice sobre la hora de la muerte, sólo podemos concluir que no estuvo colgado en la cruz sino algo más tarde de la hora sexta. Lo que puesto en conjunción con el dato que precisan con claridad los tres sinópticos sobre la hora de la muerte de Jesús, la hora nona, nos daría un lapso de tiempo algo inferior a las tres horas.
Resumiendo: algo menos de tres horas en Juan; algo más de tres horas en Mateo y en Lucas; hasta seis horas en Marcos… Ese es el tiempo que Jesús colgó de la cruz antes de expirar. Muy poco, en cualquier caso, para lo que los crucificados acostumbraban a durar sobre el instrumento atroz que era una cruz romana: casi siempre algún día completo; hasta diez en el peor de los casos.
Deseándoles a Vds. que hagan mucho bien y que no reciban menos, les deseo también una muy feliz Pascua de Resurrección.
©Luis Antequera
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