ATENTADO A SACERDOTE VALENCIANO
Publicada en La Hormiga de Oro el 4 de febrero de 1932
El Arzobispo de Valencia, Doctor Melo y Alcalde, durante su visita al reverendo cura párroco de Sollana, gravemente herido por los comunistas que, con el pretexto de que auxiliara a un enfermo, le agredieron cobardemente.
Así narra este curioso episodio el diario Ahora, el 27 de enero de 1932:
Un grupo de individuos armados trata de implantar la “República social” en el pueblo de Sollana
Su actuación se redujo a robar el dinero del Ayuntamiento, quemar una enciclopedia y herir gravemente al párroco de varios disparos
En el pueblo de Sollana esta madrugada un grupo de cincuenta o sesenta hombres, armados con escopetas y pistolas, se presentó al vigilante particular y sereno, le registraron y le ordenaron que no se moviera del sitio. Se llevaron las armas que poseía y le dijeron que iban a apoderarse del Ayuntamiento, puesto que se había proclamado la revolución social.
Penetraron después en el local del archivo y arrojaron a la calle toda la documentación, prendiéndola fuego. Quemaron además el sillón presidencial del alcalde. Se apoderaron de un sobre que contenía 2.000 pesetas, producto de la recaudación de las cédulas personales, de otro con 1.000 pesetas, y de otro con 500. También prendieron fuego a 45 tomos del Diccionario Espasa. Al alcalde, don José Magraner, le amenazaron de muerte si salía de su casa. Seguidamente se trasladaron a la iglesia para prenderla fuego; al efecto, rociaron con gasolina las puertas, que sólo ardieron en parte, por estar cubiertas con una plancha de cinc. Se evitó que fuese pasto de las llamas el templo, porque durante la noche anterior, y en previsión de lo que pudiera ocurrir, el cura y el sacristán recubrieron con arena la parte posterior de las puertas y todos los resquicios y hendiduras del suelo.
Fueron luego cortadas las líneas telegráficas y telefónicas y levantados (los rieles) en el kilómetro 9 del ferrocarril de Silla a Cullera. Entre los documentos quemados por los revoltosos, figura el plano de las escuelas graduadas que el Ministerio de Instrucción P Pública remitió y que se recibió ayer.
Los revoltosos sitian la casa del cura y al asomarse este, recibe una descarga que le hiere gravemente
Después, marcharon al domicilio del cura párroco, don Pascual Ortiz, a quien llamaron con insistencia, alegando la urgencia de administrar los auxilios espirituales a un enfermo. El sacerdote, recelando lo que ocurría, por el alboroto que atronaba la calle, se resistió a salir y cerró la puerta. La criada, que la entreabrió, fue encañonada con una escopeta, y se retiró precipitadamente. Entonces, el cura, en vista de que llamaban insistentemente, se asomó para ver si se habían ya marchado los revoltosos, y en el momento de abrir, recibió varios balazos, que le produjeron heridas en diferentes partes del cuerpo. Curado por el médico del pueblo, doctor Vidal, fue trasladado al hospital de Valencia, adonde se condujo también a uno de los revoltosos, al cual se le disparó la pistola que llevaba, hiriéndole en un brazo.
El parte facultativo del cura dice que sufre un tiro de escopeta con perdigón grueso, recibido como a unos cinco metros de distancia. Numerosos perdigones se le han incrustado en el tejido subcutáneo de la cara, brazo y muslo del lado derecho; varias heridas en el lado derecho del tórax y axila del mismo lado, con penetración de perdigones en la base del pulmón derecho. Su estado se pronosticó de grave.
Los bandos que hace públicos el llamado Comité revolucionario
La Benemérita busca al cabecilla del movimiento y practica detenciones. Los revoltosos en Sollana procedieron a fijar varios bandos en la población, en que decían: “Por orden del Comité revolucionario se hace saber al público que se ha declarado en España la República social, y el que no se entregue a ella sufrirá las consecuencias”.
Otro bando dice: “Por orden del Comité revolucionario se hace saber que se entreguen todas las armas largas y cortas en la plaza de la Villa dentro del plazo de una hora, y de no entregarse serán corregidos con arreglo a la ley que les corresponda”.
Se dice que uno de los principales cabecillas de este movimiento es un sujeto que goza de gran prestigio entre las clases obreras de la Ribera, apodado “el Santón”, a quien busca la Guardia civil activamente, y se espera que de un momento a otro será detenido.
La Guardia civil practica detenciones y se cree que el total de las mismas será de treinta. Hasta ahora hay cinco o seis detenidos.
La Guardia civil, mandada por un oficial portador de la bandera tricolor, penetra en Sollana y restablece totalmente el orden
Un teniente de la Guardia civil con fuerzas a sus órdenes, concentradas de los puestos inmediatos, penetró en Sollana. Las trompetas de la Benemérita tocaron marcha al penetrar las fuerzas en el pueblo. Los guardias entraron formados. Los vecinos se habían refugiado en sus casas, haciéndoles salir el citado teniente, siendo entonces vitoreada la fuerza…