LO ADMIRA Y LO COMPRENDE

Siempre es más valioso tener el respeto
que la admiración de las personas.
-Jean-Jacques Rousseau-

          Se cuenta que en una reunión social Einstein coincidió con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, Einstein le dijo a Chaplin:

         —Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo lo comprende y lo admira.

 A lo que Chaplin respondió:

         —Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende.

          El respeto se gana respetando a otros y a uno mismo. La riqueza, la ropa o el atractivo físico pueden ayudar al respeto, pero no son requisitos esenciales. La manera en la que otros nos perciben no está necesariamente basada en el nivel de educación, o a qué escuelas hayas asistido o la gente que frecuentamos.

 

          El respeto lo consiguen aquellos que se conducen con integridad y tratan a los demás con dignidad. Cuando apreciamos las buenas cualidades del prójimo y resaltamos lo positivo en las vidas de otras personas, nos ganamos el respeto de los otros.                                      

         Pero no hay que confundir los buenos modales o la amabilidad con el respeto. El respeto es algo más que las buenas formas, porque es una actitud, algo profundo basado en las obras y el talante, mientras que la admiración es más superficial, más inestable porque depende del sentimiento. 

         Los católicos tenemos una regla de oro para practicar el respeto y la admiración: «Amarás al prójimo como a ti mismo». Un mandamiento muy olvidado en los medios de comunicación social. Y así nos va, claro.

         Quizás tenemos una visión muy idealista del respeto, pero vale más respetar a los demás que nada, porque, si sabemos respetar, sabremos perdonar y si sabemos perdonar, la familia vive en armonía, la sociedad en paz y hasta la democracia sería perfecta, que ya es decir.

         Ama a tu prójimo como a ti mismo, quiere decir que si el respeto es el amor al prójimo, sobrarían la mitad de las leyes de convivencia. Porque cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto.

        Un valor educativo fundamental en un ser humano es el respeto. Cuando una persona tiene respeto, el resto de los valores se dan solos. Si respetas brindas libertad, si respetas vives mejor con las personas que te rodean, si respetas es más fácil y agradable la convivencia. Debiera ser una asignatura en la escuela porque practicando el respeto, se dejan de hacer esas cosas que violan la dignidad de los demás.

          ¿Queremos una sociedad sin violencia doméstica y social? Dejémonos de milongas y vayamos al grano: amarás al prójimo como a ti mismo, así todos nos respetaremos y causaremos admiración.