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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
Bienaventurados
Qué poco nos gusta ser perseguidos. A veces sufrimos críticas por rezar y seguir a Cristo, algunas incluso dentro de la Iglesia por hermanos que no entienden nuestras decisiones o nuestra manera de seguirle.
Pero el Señor nos dice hoy que estas situaciones nos darán ocasión para dar testimonio, siempre y cuando no preparemos nuestra defensa. Hay una regla que no sé dónde aprendí, que me parece interesante: Si van contra Dios, defenderle siempre; si es contra la Iglesia, depende, valorar lo que puede hacer más bien; y si es contra mí, no defenderme nunca.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Carmen: Nuestro hijo Carlos me ha vuelto a decir que les tenemos abandonados con tanto rezar y con las misiones de apostolado que hacemos los fines de semana.
Ramón: Y ¿qué le has dicho?
Carmen: Le he dicho que ellos son nuestra prioridad, que me diga qué necesitan y lo hacemos, pero que les pedimos cenar juntos entre semana y muchas veces no están, que les animamos a rezar juntos como familia y se resisten, y son esos los momentos en que más intimidad se crea como familia.
Ramón: Y ¿qué te ha dicho?
Carmen: Me ha contestado que quiere planes más normales. Yo le he dicho que nos perdone si no estamos siendo buenos padres y le he pedido que se reuna con nosotros y nos diga qué necesita, porque él es nuestra prioridad.
(Aquella tarde su hijo reconoció que tenía celos y había juzgado a sus padres por esa resistencia personal que tenía hacia las cosas de Dios)
Madre,
Que sólo defendamos a Dios y nunca nos defendamos nosotros para tener la oportunidad de ser testimonio Suyo. Alabado sea el Señor.