Año del Señor 2020
2 de abril
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¿CÓMO ANDAMOS DE PACIENCIA?
Estoy haciendo unas pruebas nuevas de grabación en la máquina láser. Cada vez que se trata de algo nuevo, es necesario comenzar probando los parámetros de menos a más: menos potencia, menos intensidad... e ir poco a poco subiendo hasta dar con el resultado deseado.
Normalmente, cuando ya se han hecho todas las pruebas, se guarda el diseño con los parámetros correctos, y está listo para grabar siempre así.
Pero esta vez me ha sucedido algo diferente. Pensaba que ya había acabado todo el proceso, y la siguiente medalla comencé a grabarla con los parámetros que habían resultado definitivos, pero, cuando miré lo que estaba haciendo el láser, me había quemado la medalla
¿Cómo podía a ser? Si había usado el mismo material, la misma imagen... Volví a repetir, pero esta vez comenzando flojito, la siguiente un poco más fuerte y la última un poco más... y... ¡perfecto! Ya no se quemaba.
Cómo me impresionó, porque este diseño, que necesita ser grabado poco a poco, me estaba hablando de cómo es el Amor del Señor con nosotros.
Él quiere grabar su imagen en nosotros, pero no suele hacerlo de una sola vez, porque nos quemaría, sino que va derrochando su Amor poco a poco; en lugar de una vez, su Amor es constante, muy fino y delicado, y va subiendo en intensidad, hablándonos en verdad de nosotros mismos cada vez con mayor precisión, para que podamos reaccionar acogiéndole siempre, para que podamos dejarnos invadir más y más por su Gracia.
Él quiere lograr su objetivo y se tomará el tiempo que le haga falta con cada uno. Por ello, todos somos dignos de que “nos tengan paciencia” porque el Señor está trabajando en nosotros. Porque todos tenemos en común la debilidad, que unas veces aflorará más y otras menos, pero siempre está ahí. Y es cierto que la impaciencia con el otro, o peor aún, con uno mismo, es humana, y más en las circunstancias que actualmente vivimos; sin embargo, cuando Él nos regala ser conscientes de nuestra debilidad, no es para dejarnos ahí, sino para salvarnos, y para experimentar qué paciencia tienen Él y los demás con nosotros. Desde esa vivencia brota la necesidad de ser paciente también con el otro, pues, como yo, también es necesitado de cariño en su pobreza.
Hoy el reto del amor es tener paciencia. Confía en que el Amor del Señor es real, siempre permanece a tu lado, déjate grabar a fuego algo diferente, deja que sea el Amor el que venza siempre, contigo mismo y con los demás.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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