Año del Señor 2019
14 de septiembre
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡QUE NADA SE DESPERDICIE!
Hace unos cuantos días, una amiga me envió un paquete lleno de... ¡¡chistorras!! Como decimos entre nosotras, además eran ¡las mejores del mundo! Lo curioso es que el paquete traía otra sorpresa, una que ni siquiera ella supo que me enviaba.
¿Sabes cuál era la sorpresa especial? ¡¡La cinta de tela con la que estaba atado el paquete!!
Sí, porque resulta que, desde hacía un tiempo, andaba yo buscando una cinta exactamente así para añadírsela a mi saya (la falda que llevamos debajo del hábito). Continuamente se resbala del gancho en que la cuelgo; llevaba días comentándoselo al Señor, diciéndole lo mucho que lo necesitaba... ¡¡y resultó que Él me la puso en las manos de esta forma tan original!!
Así pues, el regalo no fue solo el interior, ¡sino hasta el envoltorio! Seguramente mi amiga puso esa cinta sin darle mayor importancia, pensando tal vez que ya no valdría para nada... ¡y justo fue el guiño que me hizo el Señor!
Me impresiona un montón el afán de Jesús por no tirar nada. Cuando multiplicó los panes y los peces, a pesar de que todo el mundo había comido hasta hartarse, mandó a los discípulos recoger las sobras “para que nada se desperdicie”.
¡Así es Él! Le gusta aprovecharlo todo, en todo ve posibilidades maravillosas. ¿Sabes qué significa eso? Que Cristo te ama por completo, no solo tu alma, tu interior... ¡sino que aprovecha hasta tu envoltorio! Él ama profundamente tu individualidad, tus particularidades.
De este modo, le haces feliz cuando pasas un rato con Él, cuando atiendes a un hermano... pero también cuando disfrutas de los hobbies y gustos que Él ha puesto en tu corazón, desde ser goloso, ¡hasta ver un partido de fútbol! Todo puede ser motivo de acción de gracias.
Pero también hay días que metemos la pata... Entonces a nosotros nos gustaría “retirar partes del regalo”. Quisiéramos ser impecables, perfectos, brillantes. Es fácil creer que así, sin manchas, todo nuestro ser sería “de provecho” para el Señor... Sin embargo, recuerda que, en una plancha de oro jamás ha nacido una rosa; mientras que sí que nacen en el estiércol. Como te decía, a Cristo le gusta aprovecharlo todo, ¡hasta nuestra pobreza! Es cuestión de ponernos en Sus manos, ¡y dejar que obre milagros!
Hoy el reto del amor es aprovechar todo el día. Y, con esto, no me refiero a que batas récords de eficacia, sino a que le des la mano a Cristo para ver cada minuto como una oportunidad: lo bueno, lo malo... Hoy no “pases” el día; busca al Señor en él, ¡aprovéchalo a tope! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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