En verdad, ha resucitado el Señor, aleluya. A Él la gloria y el poder por toda la eternidad (Lc 24,34; cf. Ap 1,6).
La celebración de la Eucaristía, la de hoy y la de cualquier día, así como la vida misma del Cristiano y el sentido todo de lo humano, se basan en un hecho: la Resurrección del Señor. Sin esto, todo sería absurdo.
Pero, además del hecho y de que sea la razón de ser de la misa -si hubiera solamente sacrificio sin Resurrección, no habría misa-, laparticipación en ella depende de la fe en ese acontecimiento. Un acto de fe que no se da en el vacío; el poder confesar la verdad de la Resurrección, no simplemente repetir vocalmente una fórmula, es ya fruto de haber sido por ese acontecimiento alcanzado. La vida del Resucitado mevitaliza , eleva mi entendimiento al conocimiento de fe sobre el que puedo decir que es verdad, que ha resucitado. El creyente palpa en sí mismo el poder de la Resurrección que lo lleva, más allá de su esterilidad, a la fe salvadora.
A la Eucaristía, a la celebración de su Resurrección, de su misterio pascual todo, nos convoca el Resucitado, pues nos llama a su vida. Y la Eucaristía es comunión de los que acuden a esa llamada, a celebrar su victoria sobre el mal, el pecado y la muerte. Es donde recibimos vida eterna y donde alabamos yglorificamos al Señor Jesús Resucitado.
Pero, además del hecho y de que sea la razón de ser de la misa -si hubiera solamente sacrificio sin Resurrección, no habría misa-, laparticipación en ella depende de la fe en ese acontecimiento. Un acto de fe que no se da en el vacío; el poder confesar la verdad de la Resurrección, no simplemente repetir vocalmente una fórmula, es ya fruto de haber sido por ese acontecimiento alcanzado. La vida del Resucitado mevitaliza , eleva mi entendimiento al conocimiento de fe sobre el que puedo decir que es verdad, que ha resucitado. El creyente palpa en sí mismo el poder de la Resurrección que lo lleva, más allá de su esterilidad, a la fe salvadora.
A la Eucaristía, a la celebración de su Resurrección, de su misterio pascual todo, nos convoca el Resucitado, pues nos llama a su vida. Y la Eucaristía es comunión de los que acuden a esa llamada, a celebrar su victoria sobre el mal, el pecado y la muerte. Es donde recibimos vida eterna y donde alabamos yglorificamos al Señor Jesús Resucitado.