Por Jesús Sánchez Sánchez
La Blasfemia contra María Santísima ¿Cuál es su origen?
Voy a ser telegráfico en la narrativa y directo al grano, para unir los textos dándoles coherencia y no alargar innecesariamente el articulo.
No en vano se celebraba en el Capitolio de Springfield (IL), el nacimiento de Baphomet… (enlace aquí). Haciendo una parodia del nacimiento de Jesús de Nazaret. Se degradan así la Belleza iconográfica del Portal de Belén y del anuncio a los pastores.
El Talmud dice que Jesús fue hijo de prostitución, de María con un legionario romano que la sedujo (enlace aquí). Esto sería sagrado, acusar a María como echándoselo en cara sería sucio y malvado, pues esta prostitución sería “redentora y llena de sabiduría”. Más adelante veremos por qué.
Por eso, los papas dijeron que quienes insinuasen lo más mínimo contra de la fe de La Iglesia sobre María Inmaculada, no deberían ostentar el cargo de maestros ni predicadores. Por lo tanto, quien se atreva a poner en duda la Virginidad de María, -dijo Pio IX- “sea privado entre otras, de la predicación en La Iglesia”:
«Débase a los papas la determinación exacta del culto de la Inmaculada Mas, como quiera que las cosas relacionadas con el culto están intima y totalmente ligadas con su objeto, y no pueden permanecer firmes en su buen estado si éste queda envuelto en la vaguedad y ambigüedad, por eso nuestros predecesores romanos Pontífices, que se dedicaron con todo esmero al esplendor del culto de la Concepción, pusieron también todo su empeño en esclarecer e inculcar su objeto y doctrina. Pues con plena claridad enseñaron que se trataba de festejar la concepción de la Virgen, y proscribieron, como falsa y muy lejana a la mente de la Iglesia, la opinión de los que opinaban y afirmaban que veneraba la Iglesia, no la concepción, sino la santificación. Ni creyeron que debían tratar con suavidad a los que, con el fin de echar por tierra la doctrina de la Inmaculada Concepción de la Virgen, distinguiendo entre el primero o y segundo instante y momento de la concepción, afirmaban que ciertamente se celebraba la concepción, mas no en el primer instante y momento. Pues nuestros mismos predecesores juzgaron que era su deber defender y propugnar con todo celo, como verdadero Objeto del culto, la festividad de la Concepción de la santísima Virgen, y concepción en el primer instante. De ahí las palabras verdaderamente decisivas con que Alejandro VII, nuestro predecesor, declaró la clara mente de la Iglesia, diciendo: Antigua por cierto es la piedad de los fieles cristianos para con la santísima Madre Virgen María, que sienten que su alma, en el primer instante de su creación e infusión en el cuerpo, fue preservada inmune de la mancha del pecado original, por singular gracia y privilegio de Dios, en atención a los méritos de su hijo Jesucristo, redentor del género humano, y que, en este sentido, veneran y celebran con solemne ceremonia la fiesta de su Concepción. (Const. "Sollicitudo omnium Ecclesiarum", 8 de diciembre de 1661).
Y, ante todas cosas, fue costumbre también entre los mismos predecesores nuestros defender, con todo cuidado, celo y esfuerzo, y mantener incólume la doctrina de la Concepción Inmaculada de la Madre de Dios. Pues no solamente no toleraron en modo alguno que se atreviese alguien a mancillar y censurar la doctrina misma, antes, pasando más adelante, clarísima y repetidamente declararon que la doctrina con la que profesamos la Inmaculada Concepción de la Virgen era y con razón se tenía por muy en armonía con el culto eclesiástico y por antigua y casi universal, y era tal que la romana Iglesia se había encargado de su fomento y defensa y que era dignísima que se le diese cabida en la sagrada liturgia misma y en las oraciones públicas
Los papas prohibieron la doctrina contraria.
Y, no contentos con esto, para que la doctrina misma de la Concepción Inmaculada de la Virgen permaneciese intacta, prohibieron severamente que se pudiese defender pública o privadamente la opinión contraria a esta doctrina y quisieron acabar con aquella a fuerza de múltiples golpes mortales. Esto no obstante, y a pesar de repetidas y clarísimas declaraciones, pasaron a las sanciones, para que estas no fueran vanas. Todas estas cosas comprendió el citado predecesor nuestro Alejandro VII con estas palabras: "Nos, considerando que la Santa Romana Iglesia celebra solemnemente la festividad de la Inmaculada siempre Virgen María, y que dispuso en otro tiempo un oficio especial y propio acerca de esto, conforme a la piadosa, devota, y laudable práctica que entonces emanó de Sixto IV, Nuestro Predecesor: y queriendo, a ejemplo de los Romanos Pontífices, Nuestros Predecesores, favorecer a esta laudable piedad y devoción y fiesta, y al culto en consonancia con ella, y jamás cambiado en la Iglesia Romana después de la institución del mismo, y (queriendo), además, salvaguardar esta piedad y devoción de venerar y celebrar la Santísima Virgen preservada del pecado original, claro está, por la gracia proveniente del Espíritu Santo; y deseando conservar en la grey de Cristo la unidad del espíritu en los vínculos de la paz (Efes. 4, 3), apaciguados los choques y contiendas y, removidos los escándalos: en atención a la instancia a Nos presentada y a las preces de los mencionados Obispos con los cabildos de sus iglesias y del rey Felipe y de sus reinos; renovamos las Constituciones y decretos promulgados por los Romanos Pontífices, Nuestro Predecesores, y principalmente por Sixto IV, Pablo V y Gregorio XV en favor de la sentencia que afirma que el alma de Santa María Virgen en su creación, en la infusión del cuerpo fue obsequiada con la gracia del Espíritu Santo y preservada del pecado original y en favor también de la fiesta y culto de la Concepción de la misma Virgen Madre de Dios, prestado, según se dice, conforme a esa piadosa sentencia, y mandamos que se observe bajo las censuras y penas contenidas en las mismas Constituciones.
Y además, a todos y cada uno de los que continuaren interpretando las mencionadas
Constituciones o decretos, de suerte que anulen el favor dado por éstas a dicha sentencia y fiesta o culto tributado conforme a ella, u osaren promover una disputa sobre esta misma sentencia, fiesta o culto, o hablar, predicar, tratar, disputar contra estas cosas de cualquier manera, directa o indirectamente o con cualquier pretexto, aún examinar su definibilidad, o de glosar o interpretar la Sagrada Escritura o los Santos Padres o Doctores, finalmente con cualquier pretexto u ocasión por escrito o de palabra, determinando y afirmando cosa alguna contra ellas, ora aduciendo argumentos contra ellas y dejándolos sin solución, ora discutiendo de cualquier otra manera inimaginable; fuera de las penas y censuras contenidas en las Constituciones de Sixto IV, a las cuales queremos someterles, y por las presentes les sometemos, queremos también privarlos del permiso de predicar, dar lecciones públicas, o de enseñar, y de interpretar, y de voz activa y pasiva en cualesquiera elecciones por el hecho de comportarse de ese modo y sin otra declaración alguna en las penas de inhabilidad perpetua para predicar y dar lecciones públicas, enseñar e interpretar; y que no pueden ser absueltos o dispensados de estas cosas sino por Nos mismo o por Nuestros Sucesores los Romanos Pontífices; y queremos asimismo que sean sometidos, y por las presentes sometemos a los mismos a otras penas infligibles, renovando las Constituciones o decretos de Paulo V y de Gregorio XV, arriba mencionados.»… (enlace aquí)
¿Por qué sucede esto? Porque el Talmud se aleja de la enseñanza de Moisés y son solo tradiciones humanas. Esta tradición seria Baphomet, de cultos paganos. Sería un sacramento, en el sentido de misterio o mysterium iniquitatis: es que “la palabra Baphomet viene del griego, de los vocablos Baphé (inmersión) y Metis (Sabiduría) significa por lo tanto Bautismo de sabiduría”[i].
Esto es fornicar, la prostitución sagrada de la fertilidad atribuida a la madre tierra en los cultos órficos, maniqueos, herméticos y cabalistas.
Este termino cabalístico es la porneia, unión ilegitima, no es verdadero sacramento ni matrimonio (esto no excusa otros significados incluidos en esta unión ilegítima) y por lo tanto herético y ocultista, siendo una blasfemia secreta contra el Espíritu Santo, que es de quien engendra María siempre Virgen.
Es la prostitución sagrada de los antiguos cultos paganos, y en los que cayó el pueblo de Israel. Por esto creían que se salvaban los que se alían con la serpiente, por ello les preguntó Jesús lo que Él ya sabía, conociendo como pretendían escapar de la gehena:
«¿cómo escaparéis al juicio de la gehena?» (Mt 23,32-36)
“creen que escaparán por el bautismo de sabiduría o salvación Baphomet”, pues las llamas de Lucifer son las de las pasiones y éstas no queman sino que hacen creer que “el infierno es un paraíso, donde no arden sino que les hace radiantes”[ii]. El “estar radiante” es la expresión masónica de la lujuria de la fornicación, no es precisamente la radiación de la Santidad de Cristo o del rostro radiante de Moisés al contemplar cara a cara a Dios. Veamos que en estos escritos de ciertas escuelas cabalistas expresan este gnosticismo:
«La imagen me recuerda a la madre dolorosa, la Virgen María triste, llorando no sólo por su hijo Jesús, sino por todos sus hijos, con su corazón atravesado con siete dolores. Shekhinah dejando su morada celestial para estar con sus hijos en el exilio también recuerda a Jesús “quien, existiendo en la forma de Dios, no reputó codiciable tesoro mantenerse al igual con Dios, sino que se anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre” (Filipenses 2:6-7)
Según la Cábala, nadie puede llegar a Dios si no es a través de Shekhinah (sabiduría=bautismo=fornicación=Baphomet). Ella es para los Cabalistas lo que Jesús es para los Cristianos y lo que María es para sus devotos. El Zohar, el mayor clásico de la literatura Cabalística dice “Shekhinah es la apertura a lo Divino: ‘Quienquiera que entre debe entrar por esta puerta’” (*1). Suena mucho como Jesús en Juan 14:6 “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino por mí”. Pero María también es llamada la Puerta del Cielo.
El personaje cabalístico de Shekhinah se desarrolló a lo largo de los siglos. Una vez que hubo tomado forma humana, gradualmente vino a representar todos los aspectos de lo femenino: la casta virgen y la prostituta promiscua, la madre nutriente y el demonio sediento de sangre, la reina poderosa y el refugiado marginado.
Esta es la principal diferencia entre la Diosa Madre Judía y la Madre de Dios Cristiana: Shekhinah tiene unos aspectos demoníaco y sexual, que están ausentes casi completamente en María. Como una esposa y madre era vista como una representación terrenal de Shekhinah, los Cabalistas se sentían alentados a tener “sexo kosher”. Uniendo lo femenino y lo masculino de una forma pura, aquí en la tierra, estaban ayudando además a Dios el Padre y la Madre a reunirse también en el cielo. (3) El sexo puro tenía que ser alegre pero casto, había que estar casado (Sacramento=Baphomet=unión ilegitima), tenía que ser después de media noche, en la oscuridad más negra, no se podía estar desnudo, ni portarse como una prostituta o como un animal (4).
En tanto Shekhinah y la feminidad pura se hacían más y más poderosas en las mentes de los hombres, los hijos de Adán se asustaron. Un principio femenino poderoso resultaba intrigante al principio, pero cuando amenazaba con hacerse incontrolable por los hombres, cuando se resistía a la subordinación, los hombres se apresuraron a “ponerlo en su sitio”. ¿Cómo? Pues demonizaron la feminidad independientemente poderosa. Alegaron que no sólo las mujeres, sino incluso la Diosa Madre tenía una tendencia a caer desde un estado divino en uno demoníaco cuando no estaba contenta de estar subordinada a los masculino. Cuando Shekhinah cae, se convierte en Lillith, el demonio que se supone que fue la primera mujer, pero que fue exiliada al reino de los demonios cuando se negó a yacer bajo Adán durante el acto sexual (…)» ... (enlace aquí)
Véase la Blasfemia de asumir una religión única o interreligiosa, pues el Dogma de María quedaría degradado hasta tal punto blasfemo. María, la misma María es diferente en su representación para un gnóstico cabalista y para un católico. No se puede equiparar una representación de María para un culto interreligioso con este sincretismo.
Bendito sea el pueblo Judío e Israel, pueblo elegido de Dios y por ello Bendita sea su descendencia, María Inmaculada, siempre Santísima y Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero. En la Epifanía celebramos que se cumplen las promesas hechas a David, del templo eterno donde se oirán todas las oraciones; la divinidad ofrecida a todos los hombres y la muerte del mesías en rescate por muchos, he aquí el oro incienso y mirra que Jesús ofrecerá a su Padre, y a nosotros, por lo cual los reyes magos posiblemente sabían por la reina de Saba y el rey Salomón, la promesa hecha a David del templo eterno, que no tendría parangón con el que Salomón levantó, pues «aquí hay uno que es más que Salomón». Luego los reyes Magos conocían las escrituras, o un oráculo les advirtió del significado de sus regalos, símbolo de correspondencia y agradecimiento; de la Iglesia martirial que reza, perdona, muere y vive en Cristo.
[i] Mgr. Leon Meurin, S.J. Filosofía de la masonería (Madrid, 1957) pág. 180. Este significado se ve corroborado por multitud de fuentes. Y en la práctica así es.
[ii] Ibíd. Pág. 234