A la memoria de mi tío abuelo, ENRIQUE HERRAZ COBEÑO (1915-1949). Mis apellidos son López Teulón González-Valdés Herraz. Enrique estuvo dos años en Rusia combatiendo y al final lo repatriaron por congelación de manos y pies, llegó tan delicado de salud a España que murió a los pocos años. Estaba condecorado con la medalla Militar de Campaña, y la cruz de hierro. Su hermana, mi abuela Rosa, decía que era alto y muy guapo. Cayó desvanecido en el nº 15 de la madrileña calle Bravo Murillo y murió parece ser de un infarto fulminante.
No, no todo el mundo se alistó por no pasar hambre. Dejar de pasar hambre, ¿para vivir a 20 o 30 grados bajo cero? Y no, no todo el mundo quiso ir a lavar su pasado. Muchos jóvenes se alistaron para luchar contra Rusia [no a favor de Hitler].
Como han podido ver en las noticias el pasado sábado, una señorita [en este caso es irrelevante, podría haber sido un muchacho], de solo 18 años (convengamos a que, por mucha formación que tenga [he leído una entrevista en que muestra sus dotes de politóloga], lógicamente le falta experiencia de vida y sobre todo leer, leer mucho y de todo) se expresaba equivocadamente en un acto de homenaje en el monumento en recuerdo a los caídos de la División Azul en el cementerio madrileño de la Almudena, con motivo del 78 aniversario de la batalla de Krasny Bor.
Pero vamos, se lo voy a poner fácil a ella y a todos los que lean estas líneas. Solo hay que acceder en Google a la entrada DIVISIÓN AZUL, y de allí a Wikipedia, que es la primera entrada que nos presenta... y que para lo que quiero decir es más que suficiente.
La División Española de Voluntarios, más conocida como la División Azul, fue una unidad de voluntarios españoles que formó una división de infantería para luchar contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. Se enmarcó dentro del Heer, ejército de la Alemania nazi. Entre 1941 y 1943, cerca de 50.000 soldados españoles y algunos portugueses participaron en diversas batallas fundamentalmente relacionadas con el sitio de Leningrado.
También formaron parte de la división 146 mujeres, de la llamada Sección Femenina, quienes viajaron como enfermeras en el recién creado Cuerpo de Damas Auxiliares de Sanidad Militar.
Solo aparece la palabra judío en una de las notas. En ella se lee: Nuñez Seixas afirma explícitamente que «No hay constancia de la participación de soldados españoles en matanzas de judíos».
Escribe el general Chicharro, cuyo padre descansa en ese panteón: «el divisionario joven de camisa azul era el del espíritu social y de humanismo cristiano que pocas coincidencias tenían con el nacionalsocialismo alemán y se desarrolló en el Tercer Reich».
Para quien quiera saber de verdad que pasó. Estas dos obras:
LA DIVISIÓN AZUL. Las fotografías de una historia por Luis E. Togores y Gustavo Morales
Más de 18.000 hombres, entre soldados y oficiales, salieron el 13 de julio de 1941 hacia Alemania para combatir con los ejércitos del III Reich en la Unión Soviética. Entre 1941 y 1944 casi 50.000 españoles pasaron por la División 250 de la Werhmacht y 5.000 de ellos dejaron sus vidas lejos de España.
Les recomiendo este libro recoge más de 700 fotografías originales -muchas de ellas inéditas hasta hoy- que cubren estos tres años de lucha contra el Ejército Rojo en el famoso sitio de Leningrado. Fotografías únicas que captaron, en los momentos de asueto o durante los combates más cruentos, aquellos que formaron la ya famosa División Azul.
«El episodio histórico interpretado por casi 50.000 españoles en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial mantiene un vigor imperecedero. Su dramatismo y magnitud magnetizan a todos los amantes de la historia de España. Se suceden libros -de diverso tipo-que hablan sobre ellos pero aún no se vislumbra el día en que hayamos agotado el tema divisionario. Quedan muchas historias por contar de la campaña rusa.
Esta obra nos acerca a un aspecto jamás estudiado hasta ahora: los hechos religiosos, históricamente relevantes, que se suceden en el origen y desarrollo de la División Azul y de las Escuadrillas Azules. El autor, Pablo Sagarra Renedo, narra la cruzada contra el bolchevismo iniciada por Alemania contra Stalin, a la que se apuntó Franco con gran entusiasmo, así como la historia de los capellanes que acompañaron a las tropas españolas y la historia de los propios voluntarios que vivieron esa cruzada en primera persona; ellos fueron a matar y morir por ella -más de 5.000 no regresaron a casa- y además, protagonizaron una singular convivencia con el pueblo ruso que, por su cordialidad, encendió las alarmas del mando alemán.
La profundidad del análisis efectuado y el manejo masivo de testimonios personales y de fuentes escritas contemporáneas, muchas de ellas inéditas, convierten esta obra en una referencia historiográfica de primer orden. El autor combina magistralmente el rigor científico con el brío literario, y es tal la amenidad con la que transcurre la historia, que difícilmente pueda el lector dejar de revivir las sobrecogedoras experiencias que hace 70 años tuvieron los voluntarios españoles en la lejana Rusia».