Una amiga, experta en Monasterios de clausura, me sugiere que mi siguiente visita sea al Monasterio de Las Plácidas, nombre popular/castizo con el que se conoce al Monasterio de San Plácido de Monjas Benedictinas, situado en la calle San Roque 9 (Madrid).
Tras buscar información sobre el Monasterio en varios libros y en internet y llamar a las monjas advirtiendo de mi visita, me dirijo hacia allí el día de San Roque (16 agosto 2018), Santo al cual tienen gran devoción, como más tarde una hermana me explica.
Salgo del metro de Gran Vía y me cruzo con innumerables turistas en pantalón corto y camisetas. Ya cerca del Monasterio, me estremece el ambiente tan degradado que veo por las calles (prostitución a plena luz del día) y comienzo a rezar Ave Marías.
Por fin llego a la calle San Roque y respiro. Me da una enorme alegría encontrar este bello y sencillo Monasterio, fundado a principios del siglo XVII, y me sorprende gratamente el buen estado de conservación del edificio y de la fachada de pequeños ladrillos.
La iglesia está abierta pues una hermana muy mayor, Sor Margarita, está limpiando la acera de la puerta con un cubo de agua. “Esta tarde tenemos Misa Solemne por la fiesta de San Roque”, me dice con ilusión.
Sor Margarita me hace pasar a la iglesia, enciende las luces, y me muestra con devoción una escultura bellísima de San Roque, representado con todos sus atributos: el cayado y la calabaza de peregrino, la llaga en su pierna y un perrito con un pan en la boca.
A los pies de la escultura veo una reliquia del Santo y la hermana me invita a venerarla con un beso. “San Roque -me explica- es el Santo protector frente a la peste y a las enfermedades contagiosas. En una ocasión, la peste asoló la ciudad de Madrid y San Roque protegió al barrio y a la Comunidad de Benedictinas de entonces”.
La Anunciación, del pintor Claudio Coello
En el Altar Mayor destaca un enorme lienzo firmado por Claudio Coello que representa el misterio de la Anunciación: la Virgen María aparece junto al Arcángel Gabriel que le anuncia que ha sido elegida para ser la Madre de Dios mientras Dios Padre espera su respuesta para enviar sobre ella el Espíritu Santo, en forma de paloma.
En el altar lateral izquierdo veo otro lienzo, también de Claudio Coello, que muestra a los Santos fundadores de la Orden Benedictina: San Benito y Santa Escolástica. “Ambos Santos eran hermanos mellizos -continúa Sor Margarita-. Y cuentan que sólo se veían una vez al año. Pocos días antes de su muerte, Santa Escolástica recibió la visita de su hermano. Tanto estaba disfrutando de su conversación sobre Dios y el Cielo, que le pidió que aquella noche no se marchara.
San Benito le respondió que no podía ser, pues sus reglamentos prohibían pasar la noche fuera del Monasterio. Santa Escolástica comenzó a rezar a Dios y, de pronto, se desató una terrible tormenta que impidió a San Benito regresar a su Convento. La Santa dijo emocionada: “Ves hermano. Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y Él sí atendió mi petición”.
Y, ¿San Plácido? ¿Quién fue San Plácido, el Santo que da nombre al Monasterio?, le pregunto a Sor Margarita. “Fue uno de los primeros Monjes Benedictinos que junto a San Mauro siguieron los pasos de San Benito. Y a la derecha del Altar Mayor, puedes ver una escultura que le representa”.
“Señor, manda vocaciones a este lugar”
Mi guía me deja un rato para que disfrute de la belleza que me rodea y aprovecho para sentarme a rezar ante el Sagrario donde se guarda la Eucaristía. Y, me sale pedirle al Señor que mande vocaciones a este Monasterio (mujeres que sientan la llamada a entregarse a Dios como Benedictinas en este lugar). “Señor manda vocaciones aquí. No se puede perder este lugar, esta belleza, este bien que tanto necesita este barrio”, Le digo en mi interior.
Cuando Sor Margarita regresa, le pregunto cuántos años lleva de vida religiosa y me contesta divertida que “sólo 70 años”. Y, ¿merece la pena?, continúo. Ella me mira a los ojos y me dice con una mezcla de seriedad y dulzura: “Sí. Merece la pena darse al Señor”.
Después nos dirigimos a una capilla situada a la derecha, donde guardan la valiosa talla de un Cristo Yacente, del siglo XVII, realizada por Gregorio Fernández, y, por último, a los pies de la iglesia, me enseña el Coro donde rezan la Liturgia de las Horas y el Oficio Divino y descubro al fondo una excelente copia del Cristo de Velázquez.
Según he leído, fue precisamente para este Monasterio para el que se encargó el famoso lienzo del Cristo de Velázquez que ahora puede contemplarse en el Museo del Prado.
Me despido de Sor Margarita -que me regala varias postales con imágenes de la iglesia y una estampa de San Roque- y me pide que rece para que su Comunidad crezca “en número y en santidad”. Por lo primero, voy a rezar; pero, por lo segundo -tras conocerla a ella, una mujer que lleva siendo fiel a su vocación 70 años- le digo con cariño que “no creo que sea necesario”. :)
Datos de interés
Monasterio de San Plácido
Monjas Benedictinas
C/ San Roque 9. Madrid 28004. Tel. 91 531 79 99
Horarios de misas
Días laborables: 8,30h.
Domingos: 10h.
Para visitas turísticas:
Llamar al teléfono 91 531 79 99 (de 10h. a 12h. y de 16,30h. a 18h.)