Oasis en el desierto. Un canto a la belleza
Juan García Inza
Me gusta leer, o escuchar, entrevistas a personajes que de algún modo sobresalen por encima de la vulgaridad reinante y gozan de cierta popularidad. Pero no es raro que estos personajes, o personajillos, estén también infectados de los tópicos de siempre: las irregularidades matrimoniales, el hedonismo, el anticlericalismo, el puro materialismo… Cuando se llegan a estos puntos en las entrevistas me las suelo saltar porque me las sé de memoria. Resulta difícil encontrarte con un ejemplar sano desde el punto de vista de los valores.
Me agradó mucho la entrevista que el semanal XL le hace a Jaume Plensa, un artista de la escultura que ha sabido labrar a conciencia su propia personalidad. Entresaco de sus declaraciones algunas afirmaciones que me han agradado. Considera que al artista se le entiende cuando hay capacidad de diálogo, y esto ocurre en el mundo anglosajón “en España estás con migo o estás contra mí”. Somos muy beligerantes, muy centrados en nuestro yo, y el éxito del otro me provoca envidia de la mala. “No hago ninguna vida social, soy muy ermitaño…” Me hace pensar que tal y como está la sociedad, o te zambulles en ella y terminas con tu persona, o te guardas un rincón privado donde cultivar tus principios éticos y artísticos. “El artista es un personaje muy frágil. Que alguien te de la mano, que te ayude, no tiene precio”. Y yo esto lo hago extensivo a cualquier persona que quiera progresar moral y espiritualmente. Hay muchos detractores, depredadores de seres humanos, que gozan despedazando la vida de los demás, por odio y envidia. Cuando alguien te tiende una mano, lo agradeces con emoción.
“Laura, mi mujer, por supuesto. Ha sido mi gran suerte. Cuando me preguntan dónde viviría, respondo donde vida Laura. Ha sido mi país y mi territorio. He tenido una vida extraordinaria no por lo que he vivido, sino por lo que he compartido con ella”. Gran lección de amor conyugal, de valoración de la mujer como alguien que necesito, que me complementa, que me hace feliz.
Afirma que España tiene un déficit ancestral de muchas cosas, y entre ellos el no saber apreciar el arte como cohesión social, como valor añadido a una humanidad que está perdiendo el equilibrio moral. Plensa considera muy importante crear belleza para contrarrestar tanto dolor y sufrimiento. Me he acordado de esa preocupación que Benedicto XVI siempre ha tenido por exaltar la belleza de la naturaleza y de lo sagrado.
“Yo creo que el creador siempre ha tenido que forzar la máquina a tope para intentar humanizar y trascender a su época”. Hoy priva la técnica, la informática, los medios de comunicación… pero al dejar a un lado las humanidades, la filosofía, la religión, el hombre se h convertido en una pieza más del engranaje des personalizador.
Hablando de la relación que existe entre la comunicación y los valores afirma: “Hay una crisis de valores porque nos han transformado la formas de comunicación y de mandar mensajes. Se ha malentendido la rapidez como valor… se ha perdido la reflexión… La escultura puede ayudar mucho a esa reflexión”.
No es del todo pesimista con nuestro modelo de sociedad. Llega a afirmar que el mundo está lleno de profesores “pero hay que estar alerta y poroso para reconocerlos”. Es decir, hay gente capacitada para enseñar con fundamento, pero hay que buscarlos y dejarnos enseñar por ellos. No todo es negativo. Hay gente que me puede ayudar y hay que descubrir quienes con y darles la mano.
Nos habla el artista entrevistado que hubo un tempo que buscaba una espiritualidad, algo que se ha perdido hoy, y de algún modo me ayudó la música. En el mundo del espíritu suele ocupar un lugar destacado la música. Un ejemplo lo tenemos en los monasterios, cuna del gregoriano, en los órganos de las catedrales, en los buenos orfeones, nacidos casi siempre bajo las bóvedas de las iglesias.
“Quiero que mi obra mande al mundo un mensaje de esperanza… Cuando alargas la figura, pierde la materia, peso, y la conviertes en una llama que te obliga a mirar hacia arriba”. El arte te eleva a un nivel que solo puede llegar el alma… “Lo importante es tu mundo interior”. “Hay que sacar hacia afuera –afirma- la belleza que llevamos dentro y compartirla con otros”.
Son sus afirmaciones como pequeñas claraboyas que dejan pasar la luz de lo eterno, y nos envuelven con su claridad. Me quedo con esta afirmación: lo importante es la espiritualidad, que es como decir que dejamos que brote de nosotros la belleza que llevamos dentro. No abundan estos personajes, y menos que ocupen páginas de publicaciones populares. Después de un tiempo me he encontrado con este escultor de lo bello que se sale de lo corriente.