Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Sábado XXXIV Tiempo Ordinario – “Vigilar siempre"
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Reflexión Dominical
I Domingo de Adviento
MUÉSTRANOS TU MISERICORDIA
-Primer domingo de Adviento –
Después de haber repetido que termina un año litúrgico (el civil continúa) y que empieza otro distinto, uno podía esperar un cambio radical de temas.
Pero empezamos prácticamente como terminamos, con orientaciones idénticas: «vigilar».
Es más, la liturgia nos va a llevar a lo mismo en el nuevo año: la imitación de Cristo y esto comienza también con el ciclo de Navidad.
¿Qué pasó?
Que la meta es la misma: Dios. Y el camino es idéntico: Jesús.
Por Jesucristo llegamos a Dios: ¡Eso es todo!
Así que, amigos, tomemos esto en serio: nosotros somos los mismos. Dios es el mismo, «Jesús es la vida, la verdad y el camino».
Este es el grito espontáneo que brota de la liturgia del primer domingo de Adviento: ¡Misericordia!
El pecado nos quiere alejar de Dios, pero nuestra confianza en la paternidad divina está por encima de todo y, por eso, suplicamos.
- Isaías
El profeta hace «la gran súplica al Señor». Apelando a la paternidad de Dios le suplica con confianza, pensando en su misericordia.
El profeta comienza:
«Tú, Señor, eres nuestro Padre, tu nombre de siempre es nuestro Redentor».
Y al final del párrafo nos invita a decir:
«Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obras de tus manos».
A pesar de nuestros pecados e infidelidades seguimos confiando en nuestro Creador y Alfarero.
Qué bueno meditar la obra de Dios que resalta Isaías y pedirle con humildad de corazón su perdón, e incluso su presencia continua entre nosotros:
«Ojalá rasgases el cielo y descendieras»
Su presencia renovaría todo, permitiría a Dios gobernar y nosotros seguir invocando el nombre del Señor.
En Adviento, muchas veces, repetiremos peticiones de estas para que el Redentor venga a la tierra reseca.
- Salmo 79
Pedimos con el salmista poder vivir de nuevo la obediencia a nuestro Buen Pastor:
«Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve».
Que Dios nos cuide como a su viña predilecta.
Con el salmo hacemos un firme propósito: «No nos alejaremos de ti; danos vida para que invoquemos tu nombre».
Confiando y pidiendo siempre su fortaleza: «Que tu mano proteja a tu escogido al que tú fortaleciste»
- San Pablo
Comienza con un bello saludo que la liturgia hace suyo y que podemos emplear para saludarnos entre nosotros:
«La gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sea con vosotros».
Jesús es fiel. Por eso lo esperamos con la seguridad que merece su palabra. Este es el motivo profundo de nuestro Adviento:
«Vosotros aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo». Con Él nos debemos sentir seguros en el comienzo de este nuevo Adviento.
Seguros de que «Él os mantendrá firmes hasta el final para que no tengan de que acusaros en el día de Jesucristo, nuestro Señor».
Palabras de gran esperanza para mirar con serenidad y paz el futuro confiando en que «Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo Jesucristo, Señor nuestro. ¡Él es fiel!».
- Verso aleluyático
Tiempo de Adviento, tiempo de esperanza. Esta esperanza se fundamenta no en nosotros, sino en la misericordia de Dios:
«Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación».
- Evangelio
San Marcos, nuestro compañero en el ciclo B, nos invita hoy a vivir el ambiente de vigilia y de espera que Jesús nos repite una vez más en Adviento:
«Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: velad».
Una vez más, uniendo el fin del año con el principio del siguiente, Jesús nos repite:
«Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa… No sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos».
Entendamos que estas palabras de Jesús son una invitación para que cada uno de nosotros viva en Adviento y en esperanza.
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Viernes XXXIV Tiempo Ordinario – “Mis palabras no pasarán"
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
San Andrés, Apóstol "Os haré pescadores de hombres"
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Miércoles XXXIV Tiempo Ordinario - “Con vuestra perseverancia os salvarán”
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Martes XXXIV Tiempo Ordinario - “¿Cuándo va a ser eso?”
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Lunes XXXIV Tiempo Ordinario - "Los pobres saben dar”.
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Reflexión Dominical
Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario
CRISTO REY DEL UNIVERSO
¡Qué gozada!
Jesucristo es el primero en todo y su Esposa, la Iglesia, le dedica este día con el título maravilloso de REY DEL UNIVERSO.
En fin de cuentas, «todo fue creado por Él y para Él».
- Ezequiel
Nos habla de la ternura de Dios con su rebaño.
Aunque se trata del Antiguo Testamento reaviva en nosotros la esperanza.
Dios sigue a cada oveja a pesar de su «dispersión»:
«Yo mismo apacentaré mis ovejas… buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas…
Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: “Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío».
- Salmo 22
Es el salmo más conocido, pero muy importante en este domingo que seguimos al Buen Pastor hasta el juicio final, llevándolas con Él definitivamente.
Estamos seguros de Dios Pastor:
«Me conduce a fuentes tranquilas, repara mis fuerzas y me guía por el sendero justo».
Nos sentimos felices con Dios Pastor:
«Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida».
- San Pablo
El Apóstol nos habla del reinado de Jesucristo, bien merecido por el sacrificio de su muerte y su gloriosa resurrección.
Gracias a Jesús esperamos resucitar, «primero Cristo como primicia y después, cuando Él vuelva, todos los que son de Cristo».
«Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies». Todos los que en su vida quisieron destruir la obra de Dios en Cristo, se convertirán en humilde estrado de sus pies.
¿Y, qué hará Jesús en este reino ganado con su sacrificio?
«Entonces el Hijo se someterá a Dios al que se lo había sometido todo».
O sea que Jesús, Dios, pero hombre verdadero, pondrá todo en las manos de su Padre a quien sea la gloria por los siglos.
- Verso aleluyático
Pensando en la fiesta del Rey que viene en el Evangelio del día, la Iglesia nos invita a repetir lo que decimos tantas veces antes de la consagración, cada día, en la santa misa:
«Bendito el que viene en nombre del Señor».
Y con Él:
«Bendito el reino que llega, el de nuestro Padre David», figura de Jesús.
- Evangelio
Hoy es el día último en que San Mateo, el evangelista de este año litúrgico que termina, nos habla del juicio final.
Momento de triunfo para Jesús, maltratado por los hombres.
También momento feliz de los que siguieron a Jesús, su Palabra, su mensaje, su vida y su Eucaristía.
Gocemos y meditemos:
Vendrá en su gloria el Hijo del hombre, Cristo rey, con todos los ángeles, «se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante Él todas las naciones».
¿Cómo será exactamente?
No es fácil explicarlo, pero sí tiene que suceder algo por estricta justicia.
Dios es justo.
Jesús ha sido humillado y los suyos con Él a través de la historia.
Ante toda la humanidad Dios tiene que mostrar el triunfo de su Hijo y la humillación de todos los que humillaron y crucificaron a Jesús.
Qué hermoso será oír algo semejante a esto:
«¡Vengan benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo!».
¡Qué gozada!
Preparémonos desde ahora para que sea una realidad cuando termine para nosotros el tiempo.
¡Feliz domingo de Cristo Rey de Universo!
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Sábado XXXIII Tiempo Ordinario - "Bien dicho, Maestro”.
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Viernes XXXIII Tiempo Ordinario
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Jueves XXXIII Tiempo Ordinario - " Jesús lloró”.
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Miércoles XXXIII Tiempo Ordinario - " Al que tiene se le dará”.
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Martes XXXIII Tiempo Ordinario - "Hoy ha entrado la salvación en esta casa".
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista - Lunes XXXIII Tiempo Ordinario - "¿Qué quieres que haga por ti?"
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Domingo XXXIII Tiempo Ordinario - "Entra en el gozo de tu Señor"
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Sábado XXXII Tiempo Ordinario
"Orar siempre sin desfallecer"
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Reflexión Dominical
Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
LA FAMILIA FELIZ
Hablar de felicidad y, sobre todo, en la familia en estos tiempos, parece una utopía. Sin embargo, es una realidad cuando se escucha la voz del Señor y todos hacen su voluntad.
Para encontrar esta felicidad aprovechemos los dones de Dios vividos, de manera especial, entre nuestros familiares.
- Proverbios
Este libro nos presenta hoy a la mujer fuerte y va describiendo sus distintos valores. La considera como un tesoro escondido de gran valor, trabajadora, colaboradora con su marido al que «trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida».
Por otra parte, «abre sus manos al necesitado y extiende sus brazos al pobre».
Finalmente, nos ofrece advertencia que la mujer trabajadora conoce muy bien: «Engañosa es la gracia y fugaz la hermosura. La (mujer) que teme al Señor merece alabanza».
- Salmo 127
Nos presenta la familia feliz. Es bueno meditarlo siempre en oración y en la vida práctica:
«Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso y te irá bien.
Tu mujer como parra fecunda en medio de tu casa. Tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa».
Esta es la bendición que deseamos siempre para nuestras familias.
- San Pablo
Aunque parecía el domingo pasado, que el Apóstol creía que durante su vida iba a acontecer el fin del mundo, hoy nos aclara, con la convicción del Evangelio que tantas veces repitió Jesús:
«Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche».
Para los suyos, en cambio advierte:
«No vivís en tinieblas para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día».
Y la conclusión para todos nosotros:
«Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados».
- Verso aleluyático
Recalca la unidad entre nosotros y Jesús como los racimos permanecen en la vid para fructificar:
«Permaneced en mí y yo en vosotros. El que permanece en mí da fruto abundante».
- Evangelio
Continúa el capítulo 25 de San Mateo que terminará el próximo domingo con la llegada de Cristo Rey.
Hoy nos relata el Evangelio de los talentos. Todos tenemos talentos, dones que el Señor nos regaló para trabajarlos durante nuestra vida.
La parábola habla de tres siervos que, cuando el señor marcha lejos, reciben distintas cantidades de dinero para trabajarlo en su ausencia.
Es muy importante tener en cuenta que «a cada uno le da según su capacidad».
Los dos primeros siervos le dan al señor, a su regreso, el dinero duplicado. Y el señor los alaba por igual con estas exactas palabras:
«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor. Como has sido fiel en lo poco te daré un cargo importante; pasa al gozo de tu señor».
Cuando llega el que ha recibido un talento, se lo devuelve tal como lo había recibido diciendo:
«Señor, sabía que eras exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces. Tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo».
El señor le respondió: «Eres un empleado negligente y holgazán… Debías haber puesto mi dinero en el banco para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses».
Y lo mandó castigar.
Te invito a que en oración pienses (o busques) los talentos que te ha dado Dios y, lejos de envanecerte, aprovecha para glorificar y agradecer a Dios y ponerlos al servicio de los hermanos.
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Homilía breve de Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista
Viernes XXXII Tiempo Ordinario
"Como sucedió en los días de Noé"
San Lucas 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán.
Ellos le preguntaron: ¿Dónde, Señor? El contestó: Donde está el cadáver se reunirán los buitres.
Palabra del Señor.
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Reflexión Dominical
Domingo XXXII del Tiempo Ordinario
SIEMPRE CON EL SEÑOR
Según la liturgia en este día se pueden suprimir estas palabras (del título) tan consoladoras de la carta de San Pablo a los Tesalonicenses.
Nosotros meditémoslas y hagámoslas llegar, sobre todo, a las familias de algunos difuntos.
- Libro de la Sabiduría
Este libro de la Sabiduría, dicen que cronológicamente es el último libro del Antiguo Testamento.
Nosotros podemos, con la Tradición, referir la Sabiduría a Dios y en concreto al Verbo, Palabra, Sabiduría del Padre:
«Meditar en ella (la Sabiduría) es prudencia consumada; el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones. Ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen…».
- Salmo 62
Nos invita a tener presente a Dios, día y noche, en nuestra vida. Experimentar el hambre de Dios es algo muy importante que el mismo Dios ha puesto en nuestro corazón de criaturas:
«Mi alma está sedienta de ti.
Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo. Mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene hambre de ti como tierra reseca, agostada, sin agua».
Pidamos a Dios tener conciencia de esta necesidad de Él.
- San Pablo
Quiere que los Tesalonicenses no ignoren la suerte de los buenos después de la muerte. Todo esto es debido al sacrificio de Cristo Jesús:
«Si crees que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con Él».
Confiando en los méritos del sacrificio de Cristo, Pablo exclama:
«Seremos arrebatados al encuentro del Señor».
Por eso, nos anima a la confianza diciendo:
«Estaremos siempre con el Señor».
Ese sí es motivo de consuelo que debemos de llevar, sobre todo, a los familiares que han perdido un ser querido. Y repitamos:
«Consuélense mutuamente con estas palabras».
- Verso aleluyático
Recoge el pensamiento principal de este domingo:
«Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
- Evangelio
Nos trae un detalle más sobre lo que es el reino de los cielos, según enseña Jesucristo:
«Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo».
Se trata de las jóvenes que embellecen la fiesta de un matrimonio. Jesús las divide en dos grupos: unas que llevan sus lámparas junto con alcuzas de aceite de repuesto. Las otras no.
Como nos ha repetido muchas veces Jesús, la llegada del esposo siempre es inesperada:
«A medianoche se oyó una voz: que llega el esposo, salid a recibirlo».
Entonces, despertaron todas y las necias pidieron: «Dadnos un poco de vuestro aceite que se nos apagan las lámparas».
Las sensatas les pidieron que fueran a comprar para que luego no les faltara el aceite a todas.
Cuando llega el esposo, entran cinco, y más tarde las otras cinco golpeaban la puerta pidiendo: «Señor, ábrenos».
El señor les dijo esta respuesta muy dura:
«Os aseguro: no os conozco».
La conclusión la saca el mismo Evangelio de hoy y debemos tenerla en cuenta:
«Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
José Ignacio Alemany Grau, obispo