El cielo que no espera es dos clases: el cielo esencial o fundamental cuya esencia es la contemplación del rostro de Dios y un cielo de segunda categoría, que consistirá en poderle dar satisfacción a todos nuestros deseos humanos no satisfechos. Por supuesto que se entiende de deseos lícitos. Las satisfacciones de este cielo de segunda categoría son muy inferiores a las que nos proporcionarán el cielo de primera categoría, pero hoy en día y con la mentalidad que tenemos, más interesante nos parece este cielo de segunda categoría que nos permitirá disponer de todo aquello que durante nuestro paso por la tierra anhelamos pero nunca llegamos a alcanzar. No es malo, aunque no perfecto, que pensemos en este cielo de segunda categoría y nos lo imaginemos si ello nos lleva a acercarnos más a Dios
 

         Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.