Yunque, Organización del Bien Común, mariachis, tanto da una denominación u otra, estamos ante una organización que intenta pasar ante el resto de ciudadanos como inexistente. Se oculta y pretende actuar de espaldas a la sociedad, lo que ya de por sí constituye una forma de estafa a la misma. Peor aún si además actúa de espaldas al resto de los fieles católicos y con el consentimiento de mejor o peor gana de parte del episcopado. Y sin embargo, la actuación de sus miembros y su forma de ser católicos en la vida pública se ha revelado a dia de hoy en España como revolucionaria y tremendamente atractiva. De ahí que algunos fieles católicos sintamos la necesidad de formular algunas preguntas a sus principales dirigentes.
1.- ¿Qué derecho suponen que tienen para dejar fuera de una organización que en muchas aspectos se está revelando como profética a miles de fieles que quizás podríamos haber encontrado (y hago notar la primera persona del plural) el lugar natural en el que desarrollar nuestro camino dentro de la Iglesia y el cauce de despliegue de nuestras inquietudes políticas, donde hasta ahora no habíamos encontrado ninguno?
No parece razonable que ninguna organización que se supone católica, aunque se presente hacia fuera como aconfesional, se arrogue el privilegio y la exclusividad para decidir sobre lo que puede haber sido la vocación de otros hermanos en la fe a los que se ha impedido acceder a la misma por causa de un funcionamiento clandestino.
2.- ¿No son capaces de ver que en todas sus empresas van dejando un rastro de resentimientos, envidias, exclusiones e incluso enemistades?. Lo que tampoco tiene ninguna lógica es que en los tiempos que vivimos hoy en España, que han provocado una movilización y una recuperación de la conciencia de militancia en muchísimos sectores de la Iglesia Católica, se actúe como si se viviera en una situación de clandestinidad, tal y como ocurre con la Iglesia en otros países como China.
3.- ¿Acaso ignoran también que el espíritu ignaciano de milicia en el que su organización se inspira es algo por lo que miles de fieles, seglares y sacerdotes, han suspirado alguna vez, sobre todo tras la abdicación de la Compañía de Jesús de su naturaleza fundacional? ¿Saben ustedes, insisto, que están privando a miles de católicos del lugar que por vocación quizás les corresponde?
4.- ¿Son conscientes de que en sus múltiples actividades y asociaciones públicas han ido dejando de lado a muchas personas a las que progresivamente han hecho el vacío, personas que han pertenecido a los mismos equipos de trabajo que los miembros del Yunque, con los que ha existido una verdadera amistad, y a los que de un modo sutil han condenado al ostracismo? ¿Cómo hablan luego de deslealtad cuando eso mismo es lo que han hecho sus miembros con personas que se consideraban amigos suyos?
5.- ¿Son conscientes de que su modo de captación, basado en el secreto y dirigido en exclusiva a adolescentes y jóvenes, ha creado situaciones dramáticas en muchas familias? ¿Saben ustedes que esta forma de actuación sólo ha generado heridas muy profundas?¿Saben que eso es considerado no sólo por esas familias, sino por la sociedad en general como un modo de actuación mafioso y sectario? ¿Saben, en fin, que de esa forma a largo plazo sólo harán mucho más daño a su propia Asociación y a la Iglesia Católica española? ¿Por qué no tienen el coraje de mostrarse como lo que son ante todos?. Parecen ignorar que de este modo quizás seríamos muchos adultos los que nos interesáramos por su organización.
6.- ¿Se han planteado las ventajas de normalizar su situación tanto a nivel civil, con la correspondiente inscripción en el registro de asociaciones, como a nivel canónico, con la correspondiente aprobación de los estatutos que procedan por parte de la autoridad eclesiástica? ¿Se han planteado alguna vez el papelón que están haciendo algunos obispos con ustedes y que a no tardar les pasará una enorme factura? Pues tanto aquellos que les apoyan en sus numerosas acciones, que están siendo un gran bien para la Iglesia y para España, como aquellos que les rechazan por su naturaleza clandestina, se verán en su momento en el brete de tener que dar cuenta de una sóla cuestión que les afectará a todos: ¿por qué no exigió la jerarquía española en su momento claridad y transparencia a su organización?
Tanto a ustedes como a los obispos se les pedirán cuentas en su momento. ¿Que derecho suponen ustedes que tienen como para coger una luz y aplastarla bajo un celemín? ¿Acaso la infantilidad de un modo de actuar clandestino puede estar por encima de la exigencia evangélica de ser sal y luz del mundo? Y esto será aún mucho más grave si se les piden cuentas de aquellas almas que pudieran haberse perdido por no haber conocido el lugar al que de un modo natural estaban llamados para realizar su vocación cristiana.
No sé si el tupido manto de autojustificaciones que a estas alturas tienen tejido les permitirá un atisbo del grave mal que están causando, que tira por tierra las numerosas y muy loables acciones desarrolladas hasta la fecha por el supuesto bien de la Iglesia y de España.
Espero al menos que el episcopado español conserve aún la suficiente rectitud de jucio como para exigirles abrirse a todos los católicos o bien les repudie definitivamente. Se trata de un bien que nos corresponde a los demás y del que ustedes nos privan. Se trata, en definitiva,de la posibilidad de realizar nuestra elección desde la libertad de los hijos de Dios, la que ustedes están violando de forma tan alegre como insensata.