"Apaga la tele, enciende tu clítoris" o "Un poquito de autocoñocimiento, por favor". No, estas no son una selección de las mejores frases de Antonio Recio en "La que se avecina", sino que son algunas de las perlas que pueden leerse en la guía sexual para niñas y adolescentes que el ayuntamiento de Getafe, gobernado por PSOE y Podemos, va a lanzar.
Estos eslóganes tan trabajados parecen estar diciendo: vamos a hacer al pueblo bobo, a ver si así le manipulamos mejor. Ideologización cutre salchichera, pero tristemente eficaz para alguna gente buena y sencilla. Y ellos lo saben.
Cambios de lenguaje, elección de género al margen del sexo biológico, normalización de las relaciones de usar y tirar, son algunos ejemplos de lo que puede encontrarse en la guía. La Virgen María también es atacada por el “La que se avecina” getafense de la teoría de género: se dice de ella que es usada por el patriarcado como una forma de control hacia la mujer.
Las víctimas de todo esto, como siempre, aquellas que los ideólogos de turno dicen defender: las mujeres. Chicas jovenes y niñas a las que ya desde pequeñas se les presenta veladamente a la Iglesia como el gran enemigo. Esa Iglesia que está detrás del patriarcado alienador y de la continua opresión masculina machista de la que se tienen que liberar aprendiendo a tocarse delante de un espejo. Revolucionario. Porque claro, es mejor enseñar a los jovenes a masturbarse que enseñarles a pensar.
Es más viejo que la tos que algunos políticos abanderan el sexo libre (cuándo, dónde, con quién y como quieras) para usarlo como un modo de tener a la sociedad contenta y que la manipulación en todo lo demás sea más sencilla. Poner el foco en el autoconocimiento del escroto y la vulva desvía la atención de los verdaderos problemas a los que se enfrentan los jóvenes: la precariedad del trabajo, el miedo al compromiso y a formar una familia, o las heridas afectivas que vienen arrastrando a causa de la deconstrucción de la familia, que lleva décadas promoviéndose.
Getafe es una ciudad minúscula en comparación a lo grande que es el mundo. Esta campaña clitoriana es solo la punta del iceberg de un plan mucho mayor en el que estamos inmersos desde hace tiempo. Un cambio de época en el que los valores cristianos, que manan del reconocimiento de la verdad de la naturaleza humana buscan ser sustituidos por otros nuevos que ya no tienen en cuenta lo que la realidad dice que somos. El hombre se ha erigido en el nuevo diosecillo y, tratando de suplantar a Dios, cree que todo lo puede. Todo en ello justificándolo con la ciencia, a la que se presenta como opuesta a la religión, la misma ciencia que es despreciada cuando esta nos dice por ejemplo que el género no es una construcción social o que detrás de tendencias homosexuales hay causas psicoafectivas.
Solo me queda añadir que la educación de los hijos es un derecho y un deber de los padres, el estado, a través de los colegios e institutos proporciona una ayuda a estos, pero en ningún caso puede suplantarles. Los hijos no son del estado, aunque lo diga una ministra. Mucho menos un gobierno público tiene autoridad legítima para meterse en la educación sexual de una manera sesgada e ideológica, por encima del derecho de las familias, en cuestiones que atañen a la intimidad de las personas.
Nada nuevo bajo el Sol. Ya lo dijo C.S. Lewis hace algunos años: “El poder del hombre para hacer lo que le plazca significa el poder de algunos hombres para hacer de otros hombres lo que les plazca”.