Defectos en el noviazgo
Cada vez se es más consciente en nuestra sociedad de que la convivencia no es fácil. Se oye con frecuencia hablar de lo difícil que es la convivencia. Pero, ¿por qué es difícil?
Muchas serian las respuestas a esta pregunta. Al ser humano le cuesta trabajo conocerse, no actuamos igual ante situaciones parecidas, el estado de ánimo hace que nos comportemos de forma diferente ante situaciones muy similares con muy poco intervalo de tiempo. Muchas veces nos conocen mejor los otros que nosotros.
- Qué poco me conoces -dijo un hombre a su mujer después de 26 años de casados.
Todos los que estábamos en la reunión pensábamos que lo conocía demasiado bien.
El afán de imponer el propio criterio amarga muchas relaciones. O la ingenuidad de pensar que vamos a cambiar al otro. Se puede decir sin mucho temor a equivocarse de que cambiar no cambiará, es probable que mejore, ¿pero que cambie? Eso es ser un poco ingenuos. Uno tiene que saber que va al matrimonio, no a educar al otro, sino a quererlo. Y muchas veces eso supone tener que querer los defectos del otro. De lo contrario nos podemos pasar la vida quejándonos: “¡Eso es muy difícil!”
Como la meta que nos marquemos sea cambiarlo, nos vamos a llevar bastantes chascos.
Por tanto, siendo muy fríos, se podría decir que si nos vale como es, de acuerdo, pero no pensemos “así no me vale, me vale como va a quedar cuando yo lo cambie”. De eso, nada.
Te estás engañando.
No te voy a negar que las personas tenemos muy difícil cambiar, pero también es verdad que sólo nos cambia -nos mejora- ese amor que todos vamos buscando, la alegría del ser querido, la ilusión por contentar al otro. Esa sí que es una fuerza poderosa para cambiar. Pero sin impaciencias. Además, como las personas no somos seres etéreos, por mucho que cambie alguien, siempre le quedarán defectos.
No olvidemos que los defectos lo son, entre otras cosas, porque a todo lo que me molesta del otro le llamo defecto, aunque no lo sea. Y de esos va a haber. Seguro.
Por tanto si te vale ahora, adelante. Si no hay que dejar la relación, aunque cueste.
El noviazgo está para conocerse y saber tomar decisiones. En el momento en que por la razón que sea no me siento libre, se está convirtiendo esa relación en toxica.
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