Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 21
He defendido siempre que una Iglesia que comunica bien sus noticias y mensajes merece un aplauso coral. Hoy, desde este campanario de papel, volteamos la campana mayor, pues, desde hace unos pocos días, en la diócesis hermana de Granada ha comenzado a emitir un canal televisivo situado en Internet. La programación se puede seguir en la siguiente dirección web: vatelevision.com.
El prelado sucesor de San Cecilio ha bendecido las instalaciones televisivas, ha colocado a los responsables de las diversas áreas, y ha deseado que las primeras emisiones estuvieran situadas en torno a la fiesta de la Virgen de las Angustias, patrona de la diócesis, de quien ha tomado esa v y a que están colocadas delante del término televisión, significando que toda la experiencia está bajo el manto maternal de la patrona granadina.
Las pocas jornadas que lleva abierta la transmisión televisiva está siendo un gran éxito de audiencia y visitantes a través de la red de redes, que es el lugar digital donde se encuentra ubicada esta iniciativa comunicadora eclesial.
Una aventura como ésta se abre a que el resto de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Granada tomen el mismo camino, ya que toda comunidad cristiana que comunica y lo hace lo mejor posible, a través de la digitalización, se encuentra en un ordenador portátil, en un móvil personal, en una tableta o en cualquier otro artilugio informático de última generación.
¿Existe esta voluntad de comunicación en el interior de las diócesis de Andalucía Oriental?. En otras como Málaga lleva años funcionando muy bien. Ahora llega Granada. ¿Seguirán este ejemplo otras iglesias hermanas locales?. Depende de muchos factores que diocesanamente se deben sopesar. Sobre todo uno muy importante: Los medios propios de comunicación no deben estar solamente para rendir un culto “idolátrico” al pastor local, sino que la información y la opinión deben abarcar a todos los agentes de pastoral situados en las diversas comunidades católicas. Varias experiencias anteriores fracasaron por mantener el dichoso empecinamiento de que el único gestor de noticias es el prelado propio. Y es cierto. Pero no es el único agente de la comunicación diocesana, aunque tenga que ser el primero por ser el único pastor de esa iglesia particular en concreto.
Otro aspecto a tener en cuenta es el personal dedicado a la comunicación en el territorio diocesano. No se trata de colocar a tales amiguetes aficionados; tampoco debe servir para enchufar a los que bailan el agua del prelado de turno. Más bien, se necesitan personas con estudios universitarios sobre la ciencia de la comunicación en el mundo de hoy. Eso sí, sin olvidar que tales ejecutores de la noticia informativa deben tener una base cristiana formal, acompañada por un probado amor a la Iglesia Católica en su vida personal. ¿Podremos, algún día, disponer de un canal diocesano en Jaén?. Convencimiento existe, ganas también, personal preparado igual. Falta pegar un fuerte tirón de la voluntad correspondiente. Algo que pretendemos hacer hoy mirando hacia la ciudad de Granada, una buena iniciativa.
Tomás de la Torre Lendínez