Año del Señor 2019
10 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EMBUDO
Esta mañana me ha tocado imprimir imágenes para luego poderlas sublimar en distintas cosas. Como a mitad de la mañana el negro ha empezado a salir con rayas, me he dado cuenta de que se estaba acabando la tinta y he pensado: “Muy fácil, cambio el cartucho”.
Pero, al llegar a la impresora, me encuentro con la sorpresa de que es de tanque, no de cartucho. Total, busco la tinta y descubro que, junto a ella, hay un embudo pequeño para poder poner la tinta dentro del tanque.
Me ha llamado mucho la atención el embudo, porque, sin él, no hubiera podido llenar el tanque. Lo miraba y veía cómo es grande por arriba y se va estrechando hasta hacer que pase todo y no se pierda nada.
Y pensaba en cuántas cosas en mi vida se quedan sin hacer porque no tengo un embudo: me encuentro una dificultad y, en vez de luchar, lo que hago es dar media vuelta y marcharme.
Y le preguntaba a Jesús cuál es el embudo en nuestra vida para hacer posible lo que vemos imposible. Y nuestro embudo es Él. Con Jesús en tu vida, todo va a ser distinto.
No es que el creer en Jesús sea una varita mágica y ya no tengas problemas, ¡para nada! Jesús lo que hace es estrecharte el problema para que pase. Jesús da sentido a ese sufrimiento. Jesús lo que hace en nuestra vida es enderezar lo torcido, igualar lo escabroso.
Y en mi oración yo le decía a Jesús: “Vale, tú eres mi embudo... Pero, Jesús, para ti, ¿cuál fue tu embudo, lo que hizo que te encarnases?”
Y el embudo de Jesús fue el amor por ti, por mí, por todos. Solo el amor que te tiene es el sentido de su venida con nosotros. En Jesús, el amor fue y es el motor de su vida.
Seguro que en tu corazón, igual que en el mío, tienes algo atascado, no sabes cómo llenar el depósito, cómo acercarte a esa persona que te cuesta del trabajo, a esa vecina que no te saluda, a esa madre del cole que se ha enfadado, a esa hermana que está triste... Si es así, deja a Cristo que hoy sea tu embudo, que Él haga el milagro de hacer nuevo el día.
Hoy el reto del amor es orar, pidiéndole a Jesús que tu corazón vuelva a amar. Ora por eso que tienes atascado, y pídele a Jesús que se haga presente en tu día. Jesús quiere que tu primer prójimo seas tú mismo. Entrégale lo que tienes vacío y deja que Él muera y resucite por ello.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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