Año del Señor 2020
21 de junio
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
GEL HIDROALCOHÓLICO
Desde hace unos meses, en nuestra forma de vivir se han incorporado varias cosas, entre ellas, el gel hidroalcohólico. Sé que hay muchas más novedades, pero hoy te quiero compartir qué me ha pasado a mí con este gel.
Cuando daba al dosificador para que saliera, caía sobre mi mano un montoncito, y tenía que frotar las manos. La primera sensación es extraña, incluso desagradable, porque tiene una textura blanda, de humedad, poco conocida...
Según vas frotando, ves cómo poco a poco se extiende uniforme sobre toda la piel para, al final, llegar a hacerse uno con mi mano en la total absorción. En ese momento sé que tengo las manos limpias.
Realmente paso de una sensación desagradable, por una sensación de “bueno, poco a poco”... y al final lo acepto como parte de mí.
Me daba cuenta de que necesito pasar por este proceso para llegar a tener limpias las manos.
Esto es lo que pasa en mi vida con la debilidad: la rechazo, no la acojo, lucho contra ella. Y, en cambio, sé que en mi debilidad está mi felicidad. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Jesús se encarna por nuestra debilidad, para amarnos en ella, para ser Él fuerte en nuestra debilidad: ya no tenemos nosotros que ser fuertes, tenemos que dejarle a Él ser fuerte.
Es verdad que, cuando empiezas un camino de Fe, la debilidad no la amas; al revés, quieres no tenerla e incluso la escondes; según vas caminando en el Señor, descubres que Él muere por tu debilidad, y, si Él muere y resucita por tu debilidad, ¿quién eres tú para rechazarla?
Cristo te ama, como estás y como eres, Él quiere que ames todo lo que tienes y todo lo que eres. Quiere entrar en tu vida para hacerte feliz, pero con todo. Porque todo está bien hecho, nos dice Él.
Tu debilidad no es incompatible con su Amor, como no es incompatible la textura del gel con su limpieza. Solo tienes que confiar en Él, dejar que Él actúe en tu vida. Como con el gel, empezarás a amar tu debilidad, y en ella encontrarás tu felicidad, que no está en ser fuerte sino en dejar a Cristo que sea fuerte en ti. Y su fortaleza empieza por dejarte amar por Él, experimentar que te ama como eres y como estás. Con Cristo no tienes que dar ninguna talla, Él la da por ti.
Hoy el reto del amor es poner en tu bote de gel hidroalcohólico “JESÚS ME AMA”. Y, cada vez que lo uses, recuerda que Él es fuerte en ti.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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