Juan Rubio, director de la revista Vida Nueva, acaba de regalarnos un libro precioso, no sólo por lo que dice, -que podrá interesar a muchos y a otros no-, sino porque es un libro rebosante de vivencias, de mensajes, de lecciones sencillas y prácticas para encarar la vida con entusiasmo. El libro se titula: «En Memoria mía. Fragmentos de la vida de un cura», (Editorial PPC), y nos adentra en un personaje, Mario, que representa a uno de los muchos sacerdotes de España, un cura común, ajado por los años pero con la entrega en vilo.
 
Mario representa los gozos y las sombras del sacerdocio en el último medio siglo de España. Como bien dice el autor: «Mario somos todos y nadie a la vez. Es un paradigma de alguien que se ilusionó con la reforma conciliar y que hoy, desde la atalaya de sus setenta años, se abriga de recuerdos en el duro invierno eclesial. Nació en la helada posguerra, se formó en las aulas de un Seminario que preparaba gentes para cristianizar España, fue ordenado sacerdote en las mieles del Vaticano II». Para completar la presentación oficial, digamos que se trata de unas páginas escritas desde el amor a la Iglesia en este Año Sacerdotal.
 
Juan Rubio ha sido cura de pueblos pequeños y de medianas ciudades, ha ejercido el periodismo de frontera en las páginas del diario Jaén, pero sobre todo, ha sabido compaginar admirablemente «el anuncio y la denuncia», en esa búsqueda incansable de la verdad y la justicia. Su estilo directo, sus citas luminosas, su peculiar manera de encarar los acontecimientos, han de esta obra un estanque para pasear viejos recuerdos, pero también encendidas ilusiones. No olvida la Palabra que se hizo carne y habitó entre nosotros, pero tampoco deja a un lado esas otras palabras que transmiten sentimientos, descubren heridas, susurran lamentos. En este libro suyo ensalza el ministerio, proclama su grandeza, desgrana sus dificultades, pero destierra el pesimismo, a pesar de tantas lacras y sombras como ha palpado y vivido, siempre en primera línea de fuego, con una audacia que pone los pelos de punta.
 
En realidad, Juan Rubio va tomando también el pulso a la sociedad española, marcadamente religiosa pero con lagunas escalofriantes en su comportamiento. Retrata una época, acaso con muchas nostalgias, pero con un trasfondo de misterio y de fe, que nos hace no tirar la toalla sino continuar caminando. Este es uno de esos libros que vale la pena leer, pero tambien reflexionar, porque al presentarnos la vida de un cura y los ámbitos eclesiales, acaso nos haga también responsables de mucho de lo que ha ocurrido a nuestro alrededor.
 
Al final, la obra se cierra con una plegaria a María, en forma de sueño. No todo está perdido. Siempre hay unos brazos para acunar nuestro dolor, hasta despertar en una alborada de plenitud.