Desde el entorno privado del Arzobispo dijeron al diario La Nación: "Nuestra postura no es religiosa, discriminatoria ni fundamentalista, sino puramente legalista: es parte de la tarea pastoral defender la aplicación de las leyes para que no se cometa un acto de injusticia hacia las demás personas". Además, dejaron en claro que con el nuevo comunicado "se está expresando lo que es el sentir de muchas personas".
Zenit del 25 de febrero de 2010
La verdad de la milanesa es que el Cardenal Arzobispo ni siquiera habló. Pero Zenit, que no solo procede de Roma, sino que llega a Roma ha titulado de un modo rimbombante: Argentina: La Iglesia dice que no es legal el matrimonio homosexual.
Y lo destaca como si fuera un hecho extraordinario y no el más elemental deber de la jerarquía condenar la inmoralidad elevada a instituto jurídico. Pero, además, “La Iglesia” (entendamos aquí el cuerpo episcopal argentino) no ha dicho mucho, casi nada. La Nación, por cierto también haciéndole un merecido favor a Don Jorge Cardenal B. le titula “Bergoglio exigió a Macri apelar un fallo”, cuando lo cierto es que un empleado (a quien no hacemos recriminación alguna, por cierto) cuyo cargo es “asistente de prensa” de la ad hoc del Arzobispado dio a conocer un comunicado tan cuidadoso a la hora de exigir y más aún a la de amenazar con los castigos del cielo, que podría considerarse un benevolente recordatorio, indispensable para no quedar off side en Roma.
Siquiera lo hubierse firmado el Sr. Cardenal, o su vocero oficial, el Pbro. Boquín... Pero ya se sabe que “en boquín cerrada no entran moscas”. Y esa misma que todo el tiempo está abierta para los aplausos y los parabienes y las tonterías de la multitud, se clausura con toda prudencia humana cuando lo que se ha de decir puede complicar las relaciones políticas y el cuidadoso urdido de amistades interreligiosas.
Pero para mayor recato, se desliza, como lo hace saber el mismo articulista de La Nación y repite ingenuamente Zenit creyendo en lo bienes del laicismo, que: "Nuestra postura no es religiosa, discriminatoria ni fundamentalista, sino puramente legalista”.
¡Acabáramos! Era una pura cuestión legalista. ¿Para qué se molestó, Sr. Cardenal? Abundan los abogados, no solo católicos sino agnósticos, ateos y demás que pueden dar fe sobre la ilegalidad de un “matrimonio” entre homosexuales. Más aún, la nulidad absoluta de un acto absurdo, que como bien recuerda el comunicado y los peones de este mundo sabemos aunque no ilustrados por los laureles jurídicos, la humanidad repudia, porque solo entiende matrimonio entre hombres y mujeres. Lo otro es cualquier cosa, menos matrimonio.
Pero nuestra indignacion no puede dejar de clarmar ante el primer término del desliz periodistico voluntario y bien recogido por las repetidoras habituales: “Nuestra postura (la del Arzobispado) NO es religiosa...”. Y entonces, ¿qué es?
Siempre he tenido la convicción de que un arzobispo y cardenal primado para más abundamiento, aunque lo mismo puede decirse de un teniente cura de parroquia, si no tiene una “postura religiosa” viene sobrando y no sirve más que para dar la razón a Marx, cuando afirma que la religión es una “superestructura de explotación del proletariado”.
Al hacer esta declaración, el Cardenal Primado de la Argentina se ha quitado razón de ser..., a sí y a su cargo.
Mas, traigamos paz al corazón, no lo ha dicho el Cardenal Primado, sino que ha salido “del entorno privado del Arzobispo”. Merced a lo cual puede ser negado, aunque figure en los medios y la gente lo crea y nadie lo desmienta. Y los amigos del poder se sientan más tranquilos. Puede ser negado oportunamente, si alguien con poder en Roma pusiera alguna objeción a esta patética forma de renunciar al munus docendi y al munus sanctificandi.
Recordemos que los tiempos solo dan para el munus politicandi...