Jueves, viernes y sábado santos. Tres días de oscuridad. Tres días de aparente fracaso. Tres días de oscuridad en el ánimo que los seguidores del Señor. En estos días parece que todo se cae y que Dios mismo nos ha abandonado. Tres días que resuenan en nuestro ánimo, pero que por Gracia de Dios sabemos que son pasajeros. No durarán para siempre, ya que Cristo vino para salvar al mundo a través de su propio sufrimiento.
De igual manera, la Iglesia actual sufre días complicados. El mismo hecho del incendio de la catedral de Notre Dame en París, nos hace plantearnos la fragilidad de nuestro paso por este mundo. Todo es susceptible de caer y quemarse ante nuestros sorprendidos ojos. Incluso nuestras comunidades sufren de momentos de dura prueba cuando nos damos cuenta que cada uno de nosotros anda en caminos contrapuestos y antagónicos.
Fe, Esperanza y Caridad son la medicina que Dios nos ha regalado para afrontar estos momentos. Fe que es entendimiento, Esperanza que es sentimiento y Caridad que es acción, voluntad. Aunque parezca que la oscuridad nunca va a desaparecer, las promesas de Cristo siguen brillando y guiándonos. Él mismo se definió como Camino, Verdad y Vida. Aunque las estructuras humanas de la Iglesia estén colapsando. Aunque nos parezca que la noche es cada vez más oscura. Aunque nos sintamos perdidos y lejos del redil donde deberíamos habitar. La Esperanza no desaparece, porque Dios ha prometido que Él edificará la casa. Nos ha dicho que Él es el Sol de Justicia que se levanta justo en el momento de mayor oscuridad. Nos ha dicho que Él es el Buen Pastor, que da la vida por las ovejas de su redil.
Lo que debemos tener claro es que la violencia y el maltrato no son la salida. Esto dejó muy claro Cristo a Pedro, cuando sacó la espada para que el Señor no fuera prendido. Quien a espada mata, a espada muere. Nos han nublado la vista tantos relatos medievales de gestas bélicas asociadas a la religión, pero diametralmente opuestos a la fe. Mitificamos la violencia y despreciamos la mística de quien espera con un sentido y siendo parte activa de la misma esperanza. Tampoco se trata de tener una postura quietista, que espera a que Dios haga todo por sí mismo. La clave es sabernos herramientas de Dios. Herramientas que somos llamadas cuando Dios quiere para que Su Voluntad impere en el mundo. Aunque estos tres días sean largos y propensos a desesperarnos, Cristo resucitará y entonces, nuestra fe será confirmada por quien es Camino Verdad y Vida. Mientras ocurre eso, oremos con humildad y llenos de esperanza.