Año del Señor 2018
17 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LLAMADOS AL DIÁLOGO
¿Recuerdas la planta de ayer de sor Matilde? El otro día la vi regándola con mucho esmero. Admito que me acerqué asombrada: cuando se la dieron, ninguna creíamos que la sacaría adelante. Estaba tan pochita, que yo estaba dispuesta a firmar el parte de defunción del pobre vegetal... ¡pero en sus manos ha revivido!
-¡Mira, mira! -me dijo entusiasmada- ¿Ves este color verde que tienen las hojas? Ese color dice que tiene la luz suficiente... El tronco es fuerte, pero flexible; lo que indica que también es correcta la cantidad de agua... ¿Y ves el color de la tierra? Es tierra buena, bien abonada...
Con semejante cantidad de “mensajes cromáticos”, ¡yo lo único que hacía era alucinar a todo color!
Seamos claros: las plantas no es que me apasionen porque, al fin y al cabo, ¡no se puede interactuar con ellas! Aunque, viendo a sor Matilde... ¡igual es cuestión de aprender un nuevo lenguaje!
¿Y no nos pasa lo mismo con el Señor?
“Los ateos dicen que Dios no está;
los agnósticos dicen que Dios no habla;
los cristianos dicen que Dios no calla”.
Si te fijas en el inicio del Evangelio de san Juan, lo primero que nos dice el evangelista de Cristo es que es... ¡la Palabra! No es silencio, sino Palabra: ¡Dios tiene una Palabra para nosotros, entra en contacto, comienza el diálogo!
En el fondo de nuestro corazón, todos tenemos el anhelo de tener una relación más profunda con el Señor, ¡interactuar con Él! Tal vez solo necesitamos aprender nuevos lenguajes. No pensar en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego... sino en la suave brisa.
El otro día me sorprendió muchísimo el prefacio de la Eucaristía: “El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento”.
¡Cada instante que vives a lo largo del día, es una invitación a descubrirLe!
Hoy el reto del amor es aprender el nuevo lenguaje. Te invito a que hoy te pongas el reloj en la otra mano o guardes el móvil en otro bolsillo, de forma que te recuerde que, cada minuto, es una oportunidad para descubrir el amor que Cristo te regala, para entregarte en esa misión que te presenta... Cristo camina contigo, ¡atrévete a descubrir las huellas de su presencia! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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