Del que es el gran patrón de España, Santiago apóstol, cuya festividad celebramos hoy, sabe cualquier lector medianamente versado del Nuevo Testamento que fue pescador y uno de los hijos del Zebedeo, al que cabe definir como pequeño empresario de la pesca, y que, en consecuencia, era hermano de Juan, al que se tiene por autor del cuarto Evangelio.
Algo menos sabrá ese mismo lector que, junto con Pedro y con Juan, fue uno de los tres apóstoles más cercanos a Jesús, y que con ellos y sólo con ellos, presenció episodios tan importantes de su ministerio como el de su transfiguración, el de la resurrección de la hija de Jairo, o el de la oración del huerto unas horas antes de ser crucificado. O que su muerte ocurrió por decapitación hacia el año 42, y que no sólo viene recogida en los textos canónicos, concretamente en los Hechos de los Apóstoles 12, 1, sino que es la única muerte apostolar consignada en todo el Nuevo Testamento (junto con la de Judas Iscariote, todo sea dicho).
Ahora bien, ¿cómo sabemos que vino a España? Si hemos de juzgar por lo que dice el Nuevo Testamento, el único de los grandes protagonistas del primer cristianismo cuya presencia en España consta es Pablo, que despide su Epístola a los romanos con las palabras “cuando me dirija a España” (Ro. 15, 24).
Y sin embargo, es tradición muy consolidada que, efectivamente, Santiago visitó nuestro país, comenzando su evangelización.
Entre los testimonios escritos, existen muchos y muy antiguos, -Dídimo el Ciego, San Jerónimo, Teodoreto-, que atestiguan que alguno de los apóstoles sin especificar, predicó en España.
Con referencia explícita a Santiago, el más antiguo tal vez sea el recogido por el “Breviarium apostolarum”, escrito hacia finales del siglo VI o principios del VII en el sur de Francia o en el norte de Italia. El latinista Manuel C. Díaz y Díaz sostiene que el Breviarium llegó a la Península Ibérica pronto, y que ya lo conocía en el siglo VII un escritor de la importancia de San Isidoro de Sevilla, el autor de las "Etimologías", la primera enciclopedia de la Historia. En el "Breviarium" podemos leer:
“Jacobo [como se sabe, mismo nombre que Santiago], hijo de Zebedeo, hermano de Juan, predicó en España y lugares de Occidente; murió por la espada bajo Herodes y fue sepultado en Acaya Marmarica el 25 de Julio”.
Como se ve, en su texto se aporta ya un dato tan vinculado a la tradición jacobea como el de la fecha del 25 de julio, en que celebramos su festividad. En cuanto al sitio del enterramiento, “Achaia Marmarica” se ha querido relacionar con la forma del recinto sepulcral, “arcis marmoricis”, “arcas marmóreas”.
Algo posteriormente, en el “Comentario al Apocalipsis del Beato Liébana”, del año 776, se puede leer:
“Al reinar Juan sólo a la derecha sobre Asia, y apoderarse su hermano de España [...]”.
La tradición dicta que en el año 829 el Obispo Teodomiro de Iria Flavia anuncia que se ha descubierto en el Campus Stellae el cuerpo de Santiago el Mayor, junto al de sus discípulos Atanasio y Teodoro.
La noticia corre como la pólvora por toda Europa, iniciándose el proceso que culminará en la creación de una de las más importantes rutas, por no decir la más importante, que atraviesa Europa, la que se dará en llamar Ruta Jacobea o Camino de Santiago, aquélla que recorren los peregrinos desde todos los puntos de Europa hasta el finis terrae (el fin de la tierra), en Galicia, para venerar los restos del santo apóstol.
En cuanto a la palabra “Compostela” se han propuesto diversos orígenes etimológicos. El más generalmente aceptado sostiene que se trata del “Campus stellae”, el “Campo de la estrella”. Pero se proponen otros también: podría provenir de “comboros”, es decir, “escombro”, más “steel”, metal o hierro, dando como resultado la “escombrera de metales”. El gran investigador jacobeo Juan Silvela, sostiene que provendría del verbo latino “componere”, en su acepción de enterrar, cuyo participio es “compostum”, completado con el sufijo "ela", indicativo del diminutivo en gallego, dando "pequeño enterramiento".
San León III, papa de la Iglesia católica entre 795 y 816, el mismo que coronara emperador a Carlomagno, ordena elevar una iglesia en el lugar, y un milenio más tarde, en 1879, el Papa León XIII, mediante la bula "Deus Omnipotens", y después de la investigación ordenada por el Arzobispo compostelano Miguel Payá, declara que los restos hallados en Compostela y custodiados en la catedral de Santiago, son auténticos.
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©L.A.