La audiencia papal. Sin duda, en la historia de la Iglesia, una de las audiencias papales más conocida y entrañable tuvo lugar el 20 de noviembre de 1887 cuando Teresita Martin Guérin, a sus 15 años, viaja a Roma para tener una audiencia con León XIII y pedirle permiso para formar parte de las carmelitas. Cuando el Pontífice leyó, tiempo después, Historia de un Alma, le escribió a la superiora de su comunidad diciendo: He tenido el mayor placer de mi vida leyendo "Historia de un Alma”.
Pero la llamada Audiencia General de los miércoles comienza a celebrarse en el pontificado de san Juan XXIII, la primera vez, en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el miércoles 20 de septiembre de 1961.
Desde entonces siempre se han mantenido, convirtiéndose así en una forma muy útil y apreciada de reunirse el Pontífice con los fieles. Al principio se celebró en la basílica de San Pedro o en otros lugares del Vaticano, como el patio de San Dámaso. Durante el Año Santo de 1975, el número de peregrinos que fueron a Roma y asistieron al público en general fue muy alto y, para mayor comodidad, se llevaron a cabo en la plaza de San Pedro. Desde entonces, durante el verano, se celebra en la plaza, mientras que en los meses de invierno se celebran en la sala Nervi, encargada por san Pablo VI.
SAN JUAN PABLO II, según los datos de su biografía, recibió a más de 17.600.000 peregrinos en las 1.166 Audiencias Generales de los miércoles que se celebraron en su pontificado. Ese número no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas (más de ocho millones de peregrinos, por ejemplo, durante el Gran Jubileo del año 2000) y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo.
Las fotos que conservaba en papel y cuelgo hoy en el post son del miércoles 27 de mayo de 1992. Fuimos con el Seminario, puesto que al día siguiente asistíamos a la primera misa en rito hispano-mozarabe que presidía un Papa. El domingo, 31 de mayo, fue la canonización de Claudio de la Colombière.
Recuerdo que la primera Audiencia de los miércoles a la que asistí fue el 17 de julio de 1985, con la UNER (Unión Nacional Eucarística Reparadora), celebrábamos el 75° aniversario de su fundación por san Manuel González. El tema de aquel día fue Los hombres de ciencia y Dios. El Papa terminó citando a un científico italiano, Enrico Medi, en su intervención en el Congreso Catequístico Internacional de Roma en 1971:
Si yo fuera Francisco de Asís proclamaría: "¡Oh galaxias de los cielos inmensos, alabad a mi Dios porque es omnipotente y bueno! "¡Oh átomos, protones, electrones! "¡Oh canto de los pájaros, rumor de las hojas, silbar del viento, cantad a través de las manos del hombre y como plegaria, el himno que llega hasta Dios!».
En la de 1992 el tema que trató el Pontífice fue El testimonio de la esperanza en la Iglesia, comunidad profética. Al final afirmó:
La Iglesia puede hacer suyas en todo tiempo las memorables palabras de san Francisco Javier, inspiradas por la gracia que actuaba en él:
«No recuerdo haber tenido nunca tantas y tan continuas consolaciones espirituales, como en estas islas... (se trata de las Islas del Moro, donde entre grandes dificultades, el santo misionero anunciaba el Evangelio). He caminado mucho por islas rodeadas de amigos no muy sinceros, en tierras donde no se puede encontrar ningún remedio para las enfermedades corporales, ni ayuda humana para la conservación de la vida. Esas islas no deberían llamarse Islas del Moro, sino Islas de la esperanza en Dios».
Podemos decir que el mundo en que Cristo ha obtenido su victoria pascual se ha convertido, en virtud de su redención, en la «isla de la divina esperanza».
Siempre era (y es) emocionante comprobar cómo se acercaba el Papamovil y, poder estar lo más cerca del Papa.