Como os comenté en mi anterior post, tuve el honor de ser invitado a participar, hace dos semanas, en el curso de verano organizado por Polis, grupo de trabajo de la Delegación de Apostolado Seglar de la Archidiócesis de Toledo, denominado “Fe y Cultura Popular”. Junto a Teresa Ekobo (cine y audiovisual), Lucía Páramo (moda) y “Grilex” (música) charlamos sobre cómo se podía hablar de la fe en nuestros diferentes entornos y qué manifestaciones religiosas nos habíamos encontrado a lo largo de nuestras respectivas carreras profesionales, manifestaciones que, por cierto, son mucho más comunes de lo que la gente imaginaría, sobre todo en mundos como el deporte de equipo, donde toda una serie de atletas trabajan para conseguir un objetivo común.
Yo expliqué mi primer partido como jefe de prensa de los Barcelona Dragons, debut del único equipo de fútbol americano profesional que ha habido en España. Fue una noche horrorosa, en la que cayó una verdadera tormenta. Llovía en diagonal y se mojó, a pesar de estar la tribuna techada, todo el público que asistió aquel domingo de marzo de 1991 al estadio olímpico que un año más tarde albergaría unos Juegos inolvidables. El equipo realizó un partido increíble. Venció 19-7 a su rival de Nueva York ante una afición entregada. Al concluir el choque, ya en vestuarios y antes de cualquier celebración, el entrenador, Jack Bicknell, llamó a los jugadores, quienes, haciendo una rueda alrededor suyo, pusieron rodilla a tierra y rezaron: “Padre nuestro, que estás en el cielo…”
Jamás me olvidaré de aquella noche, como seguro tampoco olvidarán Teresa, Lucía y “Grilex” las sensacionales anécdotas que nos comentaron en el breve pero intenso curso de verano que compartimos utilizando zoom y que dejó a la vista el enorme desorden que tengo en el despacho de casa. Creo que la charla, incluidas las respuestas a las preguntas realizadas hacia el final de la jornada, la podríamos resumir con las siguientes palabras:
Testimonio: Lo que hacemos impacta mucho más que aquello que decimos. Pero no podemos olvidar que hay que decirlo, que debemos testimoniar que creemos en un Dios que es, ante todo, Amor.
Alegría: Si Dios está con nosotros, tenemos la obligación de ser alegres y transmitir esta dicha a los demás. Como dice el refrán: “Un cristiano triste es un triste cristiano”.
Hacer las cosas bien: Me maravilló el énfasis que pusieron Teresa y “Grilex” en la importancia de no ser unos chapuzas. Si hacemos cine, tenemos que hacer el mejor cine; si hacemos música, la mejor música… Las cosas mal hechas no atraen y si lo que buscamos es evangelizar, atraer a los demás a Jesucristo, debemos hacerlo de la manera más profesional y mejor posible.
No cabe duda que nos ha tocado una época complicada, pero no debemos jamás olvidar, como dijo San Juan Pablo II en Cuatro Vientos en 2002, y ratificó Lucía en el curso de verano: “se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo”.
Os invito a ver la charla completa. Seguro que sacaréis mucho jugo y encontraréis vuestras propias conclusiones. Os dejo el enlace de YouTube.