En 1807, so pretexto de conquistar Portugal, atraviesan los Pirineos las tropas napoleónicas con la inconfesada intención de ocupar España. Siete meses después, el 2 de mayo de 1808, Madrid se levanta: es el inicio de la Guerra Franco-española o Francesada, más conocida como Guerra de la Independencia.

            El nombre no es afortunado, pues España no era ninguna república en proceso de formación y autoafirmación como sí lo serán tantas que se independizarán después precisamente de ella. De hecho, era independiente desde tiempo inmemorial, lo es tras la guerra, y la presencia francesa, nunca completa en la Península, -no digamos en las provincias de Ultramar-, apenas dura tres años, en un ambiente de cuestionamiento e insumisión que impide hablar de dominio.

            Con mejor motivo tanto la Guerra de los Cien Años, la Guerra Franco-Prusiana, la Segunda Guerra Mundial, ¡o hasta la propia Francesada, cuyo final se desarrolla en suelo francés!, deberían ser llamadas Guerra de la Independencia Francesa.

            Un desacierto más en el relato de nuestra historia, que parece nos la hubiera escrito un enemigo.

             Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

  

            ©L.A.

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