José Manuel Ezpeleta, además de muy buen amigo y de facilitarme toda la documentación generada sobre los sacerdotes “mártires” de Toledo asesinados en Madrid, es el mayor experto en el tema de la persecución religiosa en la capital de España durante la Guerra Civil. Tiene documentadas 25.000 personas asesinadas bajo el régimen del Frente Popular por muchos conceptos, entre ellos miles de sacerdotes, religiosos y laicos muertos por su fe.

Me ha entregado la documentación sobre esta historia y la carta que llegó al domicilio de los Xarrié.

La declaración que conservamos es de Milagros Lucas Xarrié del 26 de abril de 1939. Ella tiene 18 años. El domicilio familiar está en la calle Andrés Mellado, número 8 de Madrid. Y dice que:

«Su hermano Luis Lucas Xarrié, soldado de la 112 Brigada Mixta, de 21 años, fue fusilado por el Gobierno rojo, ya que fue sorprendido cuando intentaba pasarse a las filas nacionales, el 30 de noviembre de 1937. Habiendo sabido este hecho, por un sacerdote que le asistió en sus últimos momentos, al cual entregó una carta para la familia. Que fue fusilado junto a José María Revenga y Pedro Arjona.

Luis era natural de Madrid y sus padres eran Alejandro Lucas y Luisa Xarrié».

Adjunta la sobrecogedora carta en la que se despide de los suyos y que transcribiremos en la próxima entrega.

De nuevo, el 27 de mayo de 1941, Milagros -con 21 años y siendo empleada de Banco en Madrid- declara que:

«Su hermano era empleado del Banco Hispano-Americano de Madrid [sobre estas líneas], donde le sorprendió el dominio rojo. Que esta situación y empleo continuó hasta que por llamamiento de su quinta, en septiembre de 1937, hubo de incorporarse al llamado Ejército Popular, siendo destinado a Transmisiones de donde y por sospechar que era de ideas de derechas, fue trasladado en unión de José María Revenga, don Pedro Arjona y otros, a la 112 Brigada Mixta que guarnecía uno de los sectores del Pardo.

Que encontrándose en primera línea y puesto de acuerdo con los compañeros citados desertaron de las filas rojas, e intentaron pasar a las nacionales, con tan mala fortuna, que fueron a presentarse a una posición avanzada que resultó ser de las líneas marxistas.

Que en ellas se presentaron dando vivas al General Franco, siendo detenidos y conducidos a la Casita del Príncipe del Pardo, hechos que ocurrían el 17 de noviembre de 1937, donde fueron sometidos a una especie de consejo de Guerra, compuesto por la oficialidad de la Brigada citada y condenados a muerte.

Que después de comunicarle la sentencia a que habían sido condenados, le preguntaron qué cual era la última voluntad, a cuya realización estaban dispuestos a acceder, manifestando su hermano y compañeros que deseaban confesarse y escribir despidiéndose a sus respectivas familias.

Que en los últimos momentos fueron confesados y comulgados por uno que se presentó diciendo era sacerdote quien se encargó de hacer llegar las cartas de referencia.

Que en ocasión de estar el que tenían por sacerdote visitando a la viuda del Sr. Arjona, llegó un señor quien manifestó que conocía a aquel individuo y le constaba que no era un sacerdote sino un conocido comunista que sin duda se había prestado a hacer aquella sangrienta burla, mofándose de la religión católica».