El artículo Burgos. Instalación de un equipo amplificador microfónico en su histórica Catedral, publicado en 1934 por La Hormiga de Oro, concluye así:

«Las necesidades presentes y futuras de la Catedral quedan suficientemente atendidas.

El micrófono de tipo diferencial, de alta sensibilidad, puede funcionar en cada uno de los dos púlpitos, en el presbiterio y en el coro.

Nueve altavoces de tipo dinámico gigante, estratégicamente colocados, después de un estudio complicado de las dificultades que las condiciones acústicas de la Catedral presentaban, reparten el sonido por todo su ámbito, inclusas las capillas, y aún está hecha la instalación para dos altavoces exteriores en las puertas principales.

El cuadro de distribución es merecedor de mención muy especial. Encerrado en artístico bargueño y colocado muy acertadamente en uno de los ángulos de la ante-sacristía mayor, reúne para el operador el summum de facilidad, comodidades y garantía. En el tablero van los siguientes elementos: un altavoz piloto, que reproduce exactamente la potencia de los del templo; 14 mandos para hacer funcionar independientemente los distintos micrófonos y altavoces; un dispositivo para reproducción de música, y cuatr0 aparatos de medida luminosos para controlar la fidelidad y la potencia del sonido.

En el interior del cuadro aparece el amplificador de tipo americano, de características ultramodernas, con amplificación “B” y de una potencia de 26 vatios modulados, previo clasificador y corriente de excitación para los micrófonos.

La instalación de altavoces de la Catedral de Burgos es digna de tal Catedral, y sus instaladores merecen nuestro caluroso aplauso, por la perfección con que la han efectuado».