Tuve la suerte de asistir al encuentro internacional que organizó la Asociación Española de Naprotecnología (Naprotec) en la ciudad de Alicante. Me siento afortunada porque pudimos escuchar testimonios maravillosos, además de exposiciones de casos clínicos, charlas, momentos de compartir juntos nuestras inquietudes… Pero lo que me llevé de allí es la certeza de que la Napro es un camino querido por Dios para la defensa de la vida, para ayudar a los médicos, practitioners y profesionales sanitarios a trabajar por la salud de la mujer. Los testimonios de los doctores Tadeusz Wasilewski, de Polonia, Miguel Ángel Domínguez Mena, de Méjico y Helena Marcos, de España me emocionaron especialmente y por eso me gustaría compartirlos con vosotros, hoy os voy a contar lo que nos relató el doctor polaco. Es un poco largo, pero merece la pena leerlo:
Nací en una pequeña población de Polonia llamada Suprasl, pero vivo en Bialystok, en esta ciudad junto a la catedral está la Universidad de Medicina (en el BranickiPalace), el “lugar de la Vida” se encuentra junto a un “lugar de muerte”: el sitio donde tuvo lugar la primera fecundación in vitro de Polonia en 1987.
Las primeras in vitros se llevaron a cabo en veterinaria, con animales. El 1º que hizo un in vitro era un ingeniero veterinario que trasmitió su idea a los médicos. La medicina reproductiva humana es la medicina que se refiere a las técnicas de reproducción con humanos. En términos médicos las técnicas de reproducción no hacen apenas diagnóstico de las causas de la infertilidad, se manda directamente al paciente a inseminación artificial o a in vitro. Pero nosotros (los médicos de Napro) no hablamos de reproducción sino de procreación.
En el ciclo de la mujer, cuando hay un óvulo se consigue la fecundación en un acto conyugal natural; hasta los 35 años la probabilidad es de un 20%. En las técnicas de reproducción se obtiene un óvulo de la mujer y se puede llegar a inyectar un espermatozoide ¿Qué efectividad tiene esto? Solo un 5%. Por eso hay que extraer muchos óvulos, para aumentar la efectividad del proceso. Mediante fármacos se fuerza la liberación de los óvulos correspondientes a todo un año, se fertilizan y se consiguen desde 6 a 9 embriones.
El proceso puede conllevar múltiples complicaciones tanto para la salud de la madre como la del hijo (el doctor nos las contó, pero como es bastante largo, lo reservo para otra entrada. Estas complicaciones de salud pueden aparecer a largo plazo y comprometer la salud de la persona de por vida: defectos congénitos en el bebé, enfermedades autoinmunes en la madre, etc).
En 1993 después de terminar medicina, empecé a trabajar con un equipo médico en técnicas in vitro. Un día llegó a mi clínica un matrimonio con cuatro ciclos in vitro fracasados, yo era experto en hablar con las parejas, animarlas, mis palabras les ayudaban para seguir el proceso, estaba convencido de que yo estaba haciendo un gran bien. Transferimos dos embriones, pero no implantaron. Volví a hacer la transferencia, pero falló de nuevo así que decidí intentarlo con cinco embriones. Hicimos la transferencia y al cabo de unas semanas esta mujer me llamó muy ilusionada porque el test de embarazo había dado positivo. Cuando se acercaron a la clínica para la primera ecografía me encontré con que ¡Habían implantado los cinco! Decidí entonces hacer una reducción embrionaria, eliminar tres y dejar a dos, el matrimonio debía decidir cuáles de sus hijos matar.
“El deber del médico en el desarrollo de su profesión es proteger la vida, privacidad y dignidad de las personas” (Helsinki-Artículo 10).
Estuve trabajando desde el año 1993 hasta el 2007 en IVF, en la clínica más grande de Polonia, fueron 14 años, era efectivo, aprendí a hablar con los matrimonios, con las técnicas. Trabajaba 7 días a la semana, “375” días al año y ganaba mucho dinero. Pero cuando salía de trabajar me decían que no era ético… aunque era efectivo y me llegaban agradecimientos, flores, alegría de los futuros papás.
En la primavera del 2007 me levanté una noche escuchando 3 veces esta frase: “Confía en Jesús”, ya no pude dormir. Al día siguiente me ocurrió algo de película: sentí un amor inabarcable que llegaba de Dios, algo indescriptible, yo iba caminando por un parque e iba a entrar en una pradera llena de césped, no pude pisarla, entonces me llegó el mensaje “No destruyas la vida” … Decidí dejar la clínica in vitro. No sabía que iba a hacer con mi carrera médica.
Me surgió la posibilidad de peregrinar a Tierra Santa y en el lago de Genesaret le preguntaba a Jesús: “¿Qué hago ahora Señor? Solo se hacer esto, solo sé hacer in vitro”, después añadí: “Haré lo que tú me marques, el camino que tú me muestres”. Después del viaje, mirando las fotos, me encontré una en la que estaba yo justo delante de una estatua de Cristo con su mano puesta encima de mí, en la estatua estaba escrita una cita: “Sígueme y te haré pescador de hombres”. Poco después acudí con mi familia a la beatificación del sacerdote que confesaba a Santa Faustina, allí una mujer me entregó una estampa de la santa y del sacerdote. Cuando me acerqué a comulgar, el sacerdote me dio dos formas y me dijo que yo necesitaba las dos.
Hice un viaje con mi mujer y nos perdimos con la niebla, íbamos muy despacio, a 15 km por hora porque no se veía nada, queríamos llegar a misa, pero tan despacio no lo íbamos a conseguir y por el retrovisor vi una paloma blanca volando, decidí seguirla y me llevó hasta una Iglesia donde estaba comenzando la misa. Dios me estaba enseñando a confiar en Él.
Yo ya había tenido noticias de la Naprotecnología, pero ¿Cómo aplicarla? ¿Cómo construir un centro? Dios me enseñó en un sueño un lugar que ya había preparado, visitando posibles locales para mi futura clínica ¡me encontré aquél que había visto en mi sueño! Pero necesita mucho dinero para comprarlo, era una hipoteca muy grande. Todos me decían que estaba loco, que en 3 meses quebraría… mi suegra, que vivía con nosotros, me decía en broma que “para que íbamos a limpiar en casa si dentro de poco nos la iban a embargar”.
Monté la clínica y enseguida empezaron a llegar parejas de todas partes de Polonia. Yo daba conferencias en muchas ciudades dando a conocer la Napro. Todo iba bien, así que ¡Good bye in vitro!
No puedo dejar de pensar en las personas que acuden a las técnicas in vitro y en estas preguntas que se pueden hacer: ¿Dónde está mi familia? ¿Dónde mis hijos? ¿Dónde mis hermanos?
En la misma ciudad donde se hizo la primera in vitro en Polonia nace la primera clínica de Naprotecnología. Es la ciudad de la misericordia. Dios es el mejor jugador de ajedrez, pero juega con amor. El embrión se convirtió en mi pequeño paciente.
Ahora tenía que buscar un diseño para el logotipo de la clínica. Estaba de vacaciones en el campo. Habíamos alquilado una casita y cuando llegué encontré un papel, parecía una hoja arrancada de un libro, la recogí y empecé a leer, estaba escrito un relato sobre la vida de la Virgen María y la Sagrada Familia, ella caminaba por un camino con el pequeño Jesús en brazos y vió que se acercaban soldados romanos, se sintió amenazada y decidió proteger a su bebé escondiéndose debajo de una planta con hojas de palma. Me dí cuenta de que ese sería el logotipo de la Clínica que se llama Napro Médica. Sobre la M de María hay unas hojas de Palma dibujadas.