Por Yasmín Oré:
Como jóvenes católicos, una vez decidamos vivir la castidad en nuestro noviazgo, habrá que establecer límites y evitar situaciones que nos lleven a manchar estar virtud, para así llegar realmente puros al sacramento del matrimonio. Por ello, en este artículo os dejaré algunos consejos que os servirán para lograr este propósito en obediencia y amor al Señor:
- Ora y acude a Misa en compañía de tu novio
La oración junto al sacramento de la Eucaristía es primordial para vivir la castidad en el noviazgo. Deben intentar rezar continuamente para mantenerse puros y ser fuertes ante las tentaciones. También, muchos novios católicos hoy en día asisten juntos a Misa como una forma de encontrar apoyo espiritual y mayor unidad en su relación. La confesión frecuente a su vez, les ayudará a levantarse de otros pecados contra la pureza (masturbación, pensamientos impuros, etc.) que puedan ir surgiendo en este camino de castidad prematrimonial.
- Evita estar a solas con tu novio
Una pareja de novios en un lugar cerrado, como una habitación o una casa sin otros miembros de la familia a su alrededor es prácticamente una bomba de relojería. Por ello, deberán evitar este tipo de ocasiones tentadoras y realizar solo estas visitas, cuando se encuentren familiares adultos (católicos practicantes o maduros en la fe) que les supervisen y puedan controlar mejor cualquier comportamiento sospechoso en la pareja.
- No acudas a lugares que te tienten a caer
Las discotecas no son sitios adecuados para los jóvenes que intenten preservar la castidad y otras virtudes afines, debido al mal ambiente que se vive en ellas como los tragos, la oscuridad, los ritmos sensuales, la falta de pudor, etc. También los parques solitarios o asistir a fiestas hasta altas horas de la noche pueden ser peligrosas. Por último, evita las salidas a playas o piscinas, salvo se trate de un paseo familiar y que ambos cuiden las formas así como la modestia en el traje de baño.
- Establece barreras en las demostraciones de amor
Crystalina Evert, evangelizadora católica en su libro Como encontrar a tu alma gemela sin perder tu alma, nos dice al respecto: “Establece límites claros. Por ejemplo, no caricias íntimas o recostarse juntos. Los antiguos libros sobre la castidad recomiendan que las parejas eviten los “arrumacos”. Siempre nos ha divertido el término porque hace sonar al novio como un cachorrito, pero hay cierta sabiduría allí. Mantén tus expresiones de afecto sencillas, porque mientras más lejos llegues, más lejos querrás llegar.”
En línea con lo que enseña Crystalina, yo aconsejo evitar besos y abrazos apasionados, caricias seductoras o comportarse demasiado pegajosos en los encuentros que se tengan como novios. También, ayuda el no limitarse sólo al cariño físico, sino intentar demostrar amor a través de otros detalles como cartas románticas, regalos originales, poemas, canciones, sorpresas, etc. Enfocar el enamoramiento a un plano más sentimental y espiritual, evita caer con mayor éxito, en las tentaciones carnales.
- Busca hacer actividades religiosas, sanas y en grupo
Es importante que la pareja de novios, lleve una vida participativa en la Iglesia, así podrá tener un mayor apoyo espiritual tanto de sacerdotes como de otros jóvenes laicos que aspiren a lo mismo. Las actividades formativas y religiosas que ofrecen las parroquias o carismas a los grupos juveniles, son idóneas para vivir esta etapa y algunas incluso sirven como preparación para el sacramento del matrimonio.
- Formaliza la relación con miras a un matrimonio cercano
Un noviazgo eterno no es una buena señal para lograr una relación exitosa. Se saben de muchos casos que cuando la pareja tarda mucho tiempo en comprometerse, son más propensas a faltar a la castidad que una que lo hace, aún incluso con los cuidados necesarios. Por otro lado, algunas decaen en infidelidad o ruptura debido a la rutina o falta de emoción de los primeros años. Tampoco es recomendable un noviazgo demasiado corto y precipitarse al casamiento, ya que muchas veces no se tiene la suficiente madurez o no se ha conocido bien a la otra persona. Sin embargo, esto último no debe ser pretexto para alargar demasiado esta etapa y más si hay tentaciones de por medio. Una buena forma de saber el tiempo recomendable para llegar a ello, es asesorarse con un sacerdote o buen director espiritual.