El Evangelio de este domingo es corto y parece que no tiene mucho que decirnos. Un hijo dice que no, a su padre, pero después le obedece. Otro dice sí, pero sólo para quitarse de encima lo que le requería. Sobre este tema, Orígenes de Alejandría nos dice:
De esto se desprende que el Señor habló en esta parábola a aquéllos que ofrecen poco o nada, pero que lo manifiestan con sus acciones, y en contra de aquéllos que ofrecen mucho y que nada hacen de lo que ofrecen. (Orígenes, homilía 18 in Matthaeum)
¿Cómo aplicamos esto a nuestra realidad actual? No seré quien señale a nadie, pero seguro que cada uno de nosotros tendrá claro quienes actual de una y otro forma. Lo curioso, es que puede ser que terminemos señalándonos unos a otros. ¿Cómo es posible? Quizás de debamos empezar preguntándonos a quién servimos y cómo lo hacemos. ¿Servimos a Dios, a las estructuras sociales o simplemente a nuestra conveniencia de cada momento?
Ya Cristo nos dijo que podíamos servir a dos señores, a Dios o al dinero. ¿A quién entregamos nuestro tributo? A Dios o al Cesar. Tampoco debemos servirnos a nosotros mismos con nuestros intereses egoístas. ¿Cómo se sirve a Dios? Negándonos a nosotros mismos y tomando la cruz que Él nos ha asignado. En este sentido, el primero de los hijos se negó y atendió a los que el padre le solicitaba. Lo hizo tras protestar y decir no. Lo hizo porque se dio cuenta que la voluntad de su padre era superior a su propia voluntad. ¿Hacemos esto? Hagámonos una última pregunta ¿Qué Iglesia queremos? La de Dios, la del Cesar o la que nos divierte y nos hace sentir el centro de todo. Intentemos elegir la Iglesia de Dios, aunque pasemos tiempo dando botes y rebotes entre otras opciones humanas.
Pero, sobre todo, intentemos dejar de señalarnos unos a otros, porque dicen "no" a lo que nosotros tanto nos gusta. Señalar a otros es sencillo. Lo complicado es darnos cuenta de que señalamos justo lo mismo que nosotros llevamos dentro. Dejemos que sea Dios quien controle las mareas y quien marque con sus pasos el Camino, la Verdad y la Vida.