Reconozco que oír la descripción del Sr. Sevilla sobre los convocantes del desayuno al que acude Zapatero y preguntarme quién era el inconsciente capaz de invitar a un descreído como nuestro presidente a un desayuno en el que de lo que se trata es de rezar, fue todo uno.
Pues bien, después de mucho buscar, algo creo haber aprendido sobre quien tanta inconsciencia acumula. The Fellowship, traducible como “La Camaradería” o, mejor aún, como “La Asociación”, conocido también como “La Familia”, es una organización cristiana de adscripción protestante fundada en 1935, cuya sede se halla en una fastuosa mansión en Arlington, Virginia, formada por un grupo de personas provinientes de todos los ámbitos de la sociedad, desde la política, la diplomacia y los profesionales hasta el arte, los medios o la empresa, pertenecientes a todo el espectro ideológico, norteamericanos y extranjeros y unidos por una sola afinidad: un exquisito elitismo acompañado de un no menos exquisito poder adquisitivo.
Según describe la reportera de Newsweek Lisa Miller, La Familia nació en torno a los grupos de oración formados por el reverendo metodista de nombre Abraham Vereide con un grupo de congresistas, grupos a los que en 1953 se unió el entonces presidente norteamericano, el presbiteriano Dwight Eisenhower, con el que celebraron el primer Desayuno Nacional de Oración al que ahora se invita a Zapatero. Un desayuno anual al que acuden tres mil personas de todo el mundo, algunas de las cuales pagan mucho dinero por el solo placer de rezar junto al hombre más poderoso del mundo, el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Su actividad vendría caracterizada por el más estricto secreto, tanto que según Lisa Miller “nada sobre su estructura organizativa es visible al público; ni su cuadro de directivos, ni su equipo ejecutivo, ni sus estatutos, ni sus doscientas secretarías subsidiarias, ni su nómina de socios nacionales o internacionales”.
Su objetivo inicial sería el estudio bíblico y la aproximación a la figura de Jesús desde cualquier enfoque imaginable, no todos ortodoxos, si bien el escritor Jeff Sharlet, autor del libro “La Familia: el fundamentalismo secreto en el corazón del poder americano”, sostiene que lo que La Familia realmente pretende es “consolidar el poder entre los líderes mundiales en el nombre de Jesús”, una especie de conspiración a la judeo-masónica, pero en cristiano.
Visto todo lo visto y dicho todo lo dicho, me pregunto qué cuernos se le ha perdido a nuestro laicísimo presidente en tan selecto como venerabilísimo club. A no ser que haya sido llamado para leerle la cartilla, en cuyo caso cabría temer que volviera a casa abducido o trastocado -y no sólo por la beatífica visión de Santo Obama-, y quien sabe si hasta arrepentido de haber tocado tanto las narices a los españoles con esa su obsesión por modernizar esta sociedad tan “beatona” y “aburridita” que, según debe él pensar, tanto tiempo ha estado esperando “su venida”. O mejor aún, su "advenimiento".