Hace ya unos años que escribí sobre este tema. Lo cierto es que hay por debajo unas actitudes que no son precisamente de simpatía. Hay entre ambos como un distanciamiento que viene de lejos y que en la actualidad no tendría por qué continuar, sobre todo, habiendo muchos cristianos deseosos de una reforma social seria en el partido, y que no quieren renunciar a sus principios cristianos.

¿Por qué no hacer un esfuerzo unos y otros para ver cómo compaginar sus posturas sin tener que estar enfrentados constantemente en cuestiones que, más que de partido, son doctrinales y morales? Siempre es posible el diálogo. Es cierto que hay como tres litigios entre el PSOE y la Iglesia que no son fáciles de resolver y, por tanto, tampoco lo es llegar a acuerdos estables y serios. Aparte de una divergencia fuerte sobre el problema de la vida con todas las implicaciones que lleva consigo, ofrezco una reflexión sobre cómo ve el PSOE a la Iglesia, al clero y cómo enfoca la educación.


Si bien es cierto que han remitido en cuanto a agresividad las graves tensiones que había entre la Iglesia y el PSOE, siguen sin entenderse en cuestiones de suma importancia. Hay mucha historia por detrás, y el hecho de que el PSOE haya renunciado al marxismo no significa que haya desaparecido su talante antirreligioso y anticlerical aunque no sea tan visceral como antes.

Ven en la Iglesia, una de las principales causas del atraso de España; ha sido perjudicial para el desarrollo de la sociedad en libertad. Es cierto que valoran algunos pasos dados por la Iglesia desde la época de Tarancón. Pero ven que la Iglesia, aunque no es la de antes, sigue sin responder a las demandas de la sociedad española; es un hecho que no evoluciona como ellos quisieran.

Desde luego, la Iglesia no puede ver como signo de progreso social cuestiones que ellos sí ven, como: divorcio, sexualidad libre, anticonceptivos, aborto, pornografía, eutanasia, relaciones prematrimoniales...; no les gusta la escuela confesional, acusan a la Iglesia de centralismo, de falta de democracia, de marginar a la mujer... Pero hay que tener en cuenta que no se le puede pedir a la Iglesia que dé por bueno lo que va contra el Evangelio. La Iglesia podrá ser aceptada o rechazada, pero lo que no puede hacer nunca es pactar la moral ni aceptar lo que no está en línea con el Evangelio. ¿Tan imposible es dialogar seriamente sobre todos estos temas?

No pueden pretender que la Iglesia se calle en cuestiones morales y que acepte una legislación que va en contra de los principios cristianos. Estaría en juego la misma vida de la Iglesia.
Por otra parte, no se han cansado de repetir que en todas estas cuestiones no obligan a nadie, que no quieren imponer nada, que cada uno haga lo que crea conveniente, que se respete la libertad de quienes quieran actuar en un sentido o en otro... Pero imponen la disciplina de partido a la hora de votar leyes inhumanas, presentando a la Iglesia como intransigente, autoritaria, retrógrada y fuera del ambiente moderno; eso no es justo.

Como tampoco lo es, decir que la Iglesia estaba vendida al anterior régimen presentando a obispos brazo en alto, y al anterior Jefe del Estado entrando bajo palio en las iglesias. ¿Es que acaso querían que vituperasen a Franco y que aplaudiesen al Gobierno de la República cuando éste había masacrado a miles de españoles por el mero hecho de ser sacerdotes o religiosos, o por ir a misa todos los días o los domingos, y cuando habían quemado y derruido cantidad de iglesias? ¿La cuestión estaría en ver quién lo hizo peor, o en tender puentes para la reconciliación? Y si se busca la reconciliación ¿por qué se han empezado a recordar sólo los hechos viles cometidos sólo por una de las partes? Esto no sirve para unir sino para dividir y para enfrentarse unos con otros. No es éste el camino para un diálogo serio entre la Iglesia y el PSOE ni con cualquier otro partido, sea del signo que sea.

¿Que la Iglesia ha canonizado a sus mártires? Naturalmente; son ejemplos a imitar. Canonicen ustedes a los suyos. La Iglesia también lo haría de muy buena gana si se probase que murieron por su fe cristiana y perdonando a sus enemigos.