La tarde del sábado 19 de octubre la dedicamos en las Jornadas Martiriales de Barcelona a la ronda de testimonios familiares que se ha vuelto imprescindible, a la presentación de libros, y a la dramatización leída del martirio de los claretianos de Barbastro: con el recuerdo siempre presente del padre Beruete.

Empezamos por el último de los testimonios: el de Tomás Nart, bajo estas líneas con el Dr. Alsina y doña Lourdes Grosso, M.Id.

MOSEN PERE NART Y LAS SANTAS MASAS

Este escrito gira alrededor de MOSÉN PERE NART FONTOVA. Mosén Pere fue sacerdote en Monesma de Benabarre, asesinado en 1936 y está en la causa de canonización de los CCLI siervos de Dios de Barbastro – Monzón.

Para ponerlo en contexto, empezaremos unos siglos antes.

1.- LAS SANTAS MASAS. Un descubrimiento.

Brevemente. El año pasado por estas fechas, estábamos celebrando las XI Jornadas Martiriales en Zaragoza, concretamente en la Basílica de Santa Engracia. Allí, además de la Santa, que sufrió un terrible martirio, que incluye como acto sobresaliente su frente traspasada por un enorme clavo, también reposan las reliquias de los Santos Lamberto, Lupercio y las Santas Masas, apodados los Innumerables Mártires de Zaragoza. Acto final de su martirio, el fuego.

Las preciadas reliquias, las que no se pierden, se esconden o trasladan a lugar seguro, durante la época musulmana y se reencuentran en el siglo XIV.

Tendrán influencia en la reconstrucción del templo y monasterio los reyes de Aragón Juan II y Fernando II el católico y Carlos I, el emperador, nieto de Fernando II. Juan II se cura de una grave afección ocular por intercesión de la Santa.

En el siglo XV las obras toman un gran empuje por la colaboración del arzobispo de Zaragoza Don Garcia Fernandez de Heredia y el pontífice Benedicto XIII. Posteriormente se debieron muchas obras a Don Dalmau de Mur, que fue arzobispo por un largo periodo (1431-1456), bajo estas líneas.

2.- LA COMARCA. De Alfarás a Castelló de Farfanya con la farmacia a cuestas.

Si no hubiesen destruido los archivos de Alfarràs y toda la comarca (fuego), podría seguir el itinerario recorrido por Jacinto Nart que ejerció de farmacéutico en Alfarràs a mediados del siglo XVIII. Seguramente venia del norte (Bohí, Vilaller, Val d·Aran). La colectánea de farmacéuticos señala a bastantes con el apellido Nart por aquellas zonas y como veremos el oficio se transmitía de padres a hijos.

Este, Jacinto Nart, se casa con Isabel Manchó y ya mayores se van a vivir a Os de Balaguer con su hijo Tomás que ha conseguido la plaza de farmacéutico. Este se ha casado con Isabel Martinez, hija del farmacéutico de Bellvis. Viven y mueren allí. Uno de sus hijos, cogerá la plaza de Castello de Farfanya, posiblemente por cesión de su tío Manchó. Con ellos irán los familiares y los instrumentos y botes de la farmacia. Fallecerán y serán enterrados en el mismo pueblo de Castelló de Farfanya.

CURIOSIDADES SOBRE LA COMARCA

3.- HOGAR

Ya estamos en otro municipio, Bellcaire d’Urgell y otra comarca, el Urgell, luego pertenecerá a La Noguera. Los bisabuelos Francesc Corberó y Ramona Garriga viven allí, en Cal Corberó y tienen una única hija, Javiera.

Se casará con Tomás Nart Fontova, que no es farmacéutico. Es médico. Mis abuelos. Crean un HOGAR con todo lo que significa de respeto por el pasado y acumulando lo bueno que les enseñaron. El apego a conservar para progresar y sabiendo que hay un Creador que nos guía porque somos sus hijos.

Tendrán cinco hijos:

-          La Javiera, el 1901

-          La Rosario, el 1905

-          El Francesc, el 1909

-          El Tomàs, el 1910, i

-          El Jaume, el 1912

4.- EL TEMPLO. Santa Maria de Bellcaire d’Urgell.

Construido en el siglo XVI, reformado y ampliado en el XVIII, se dedica a cumplir su función, administrar los sacramentos y ser guía espiritual.

Pero estalló la guerra el 17 de julio de 1936 y a los pocos días, el 25 del mismo mes sufre un martirio de fuego. Con el se van todos los ornamentos litúrgicos, imágenes, altares, archivos y todos los muebles de la rectoría. Y así permaneció durante toda la guerra.

De aquella época, pero en otro lugar, sufrió martirio Antonio Badia Andelé, Hermano marista. Como marista se llamará Fray Hermógenes. Eran un grupo de 107, que con engaños los llevaron hasta el puerto de Barcelona para embarcarlos en el “Cabo San Agustín”. Fue un engaño, doble, ya que se había pagado rescate. El día 7 de octubre, en vez de subirlos a bordo, los llevaron a la checa de San Elías, y los dividieron en tres grupos. Al día siguiente, el grupo del hermano Hermógenes y 45 más fueron sacados de la checa y llevados al cementerio de Montcada donde fueron fusilados, mismo lugar donde más tarde sería asesinado Monseñor Irurita.

Acabada la guerra, recuperaron los cadáveres y el 5 de octubre de 1940 los llevaron a su hogar en el convento de les Avellanes (La Comarca) y el 15 reciben su definitiva sepultura en su tumba sagrada preparada con mimo por sus hermanos en la iglesia de Santa Maria del propio convento.

El Hermano Hermógenes, Antonio Badia de Ca l’Hortolà, nació en 1908 en Bellcaire d’Urgell. Devoto del templo de Santa Maria, allí recibió los sacramentos hasta que fue a Vic con los Hermanos Maristas. Por edad debió coincidir con tío Tomás y tío Francesc, ir juntos a doctrina, carreras por las calles y saquear los huertos que con tanta sabiduría cuidaba su padre.

Beatificado en Roma el 27 de octubre de 2007 junto con 497 más, su imagen honra las paredes del templo de Ntra. Señora en Bellcaire d’Urgell.

Volviendo a la familia, en Santa Maria pasa todo. Bautismos, comuniones matrimonios, defunciones y penitencias. Mosén Pere casa a sus cuatro sobrinos. Su sobrino Jaime, mi padre, el más joven no se casará hasta después de la guerra, en 1950. Entre los cuatro matrimonios tendrán 6 hijos. La guerra lo paraliza todo. La familia se dispersa. Es una desbandada. Aparecen los orcos. La persecución es perseverante y cruel desde el primer momento.

Tío Tomás escondido en Barcelona es encontrado y llevado al pueblo y asesinado y quemado (fuego) el 21 de diciembre 1936. Tío Ramón pierde la vida en el frente del Segre. Y, tío Jose, médico, muere en Reus de enfermedad. Se acaba la guerra y tenemos tres viudas y seis huérfanos. Cuantas misas de difuntos, cuantas lágrimas, cuanta tristeza.

La más pequeña de los huérfanos nace en febrero del 37 en Lérida. Todos los sacerdotes asesinados con su obispo Salvio Huix, escondidos o huidos.

La bautizará nuestra abuela Javiera, estuvo bondadosa y no le puso su nombre.

En el templo, ya recuperado, pasaron muchas cosas, como cuando la comunión de los huérfanos más pequeños significo el fin del duelo y se hizo una gran fiesta. Era 1945.

Todos recibimos bautismo y doctrina y confirmación en Santa Maria. Nos ungió Monseñor Ramón Iglesias y Navarri, obispo de la Seo de d’Urgell, a la cual pertenece Bellcaire

MOSEN PERE. Segundo descubrimiento.

Me entero de su existencia por internet, buscando noticias de mi abuelo Tomás, su hermano. Su búsqueda me lleva al libro de Martín Ibarra Benlloch, “La persecución religiosa en la diócesis de Barbastro-Monzón” editado en 2011, y en el tomo I, en la página 458, dice:

Asesinato de don Pere Nart Fontova, 28 de julio

A partir del lunes 27 de julio comenzó en toda la zona de Benabarre una persecución implacable contra los católicos más significados y contra los sacerdotes. Los del Comité de Monesma de Benabarre debieron de intentar detener a su párroco don Pere Nart Fontova. Al no hallarlo, detuvieron al vecino Joaquín Benedet Pueyo, pensando que él lo ocultaba. Lo llevaron ante el Comité de Castigaleu (declaración de Joaquín Benedet Pueyo el 23-X-1942 y conservada en el AHNLegajo 1410-1). Muy poco después se presentó don Pere Nart, al que detuvieron y llevaron igualmente al Comité de Castigaleu. Los de Castigaleu avisaron a la Comarcal de Benabarre, quien informó al secretario de Lasguarres, Jesús Barrau. Este subió al día siguiente 28, con milicianos de su pueblo y un camión de milicianos de la FAI procedentes de Barcelona. Al llegar a Castigaleu, se llevaron al párroco y a pocos kilómetros, en la partida de La Cabañera, lo fusilaron, lo rociaron con gasolina y lo quemaron.

“En Castigaleu fueron totalmente destruidos todos los altares, imágenes y objetos de culto, así como el archivo y el archivo parroquial”

A mosén Pere lo acompañaba el también mosén Agustí Carrera Güemis de Xiró. Corrió la misma suerte.

El abuelo Luis de Santas Masas, explotación agropecuaria cercana a La Cabañera, explicaba que los cuerpos quedaron medio quemados y los del comité le mandaron acabar la faena de quemarlos con amenazas y coacciones y sin posibilidad de darles sepultura.

Otra fuente que se recoge en estas líneas es el libro escrito por Jesús Castells Serra y titulado Martirologi de l’Església d’Urgell editado por el propio obispado en 1974. En la página 202, 13.2., titula y se escribe

“Mossèn Agustí Carrera Güemis. Rector de Xiró”

A mosén Agustí y a mosén Pere los asesinaron en el mismo acto, en la partida La Cabañera y en este caso se habla más de mosén Agustí por pertenecer al obispado de Urgel y dice así:

“Había nacido en la Pobla de Segur el día 1 de agosto de 1869, y el obispo Casañas  lo ordeno sacerdote el 22 de setiembre de 1894. Ejerció en los siguientes pueblos: Isona, Sellent d’Organya, Naves, Conques, Gabarra, Montsor y Cellui; y desde 1922 era rector de Xiró o Torrebaró.

Antes de la fiesta de San Jaime, y por tanto los primeros días de la guerra, un grupo de milicianos de la FAI y miembros del comité de Tolba se presentaron en Xiró y cogieron a Mosén Agustí, que vivía con una hermana suya. Al volverse y de paso por Monesma de Benabarre, añadieron al grupo al rector de allí, mosén Pere Nart Fontova. Ambos fueron conducidos a Castigaleu y los encerraron en la escuela municipal. Los retuvieron maltratándolos, mientras buscaban engrosar las víctimas.

Fue la noche del 27 a 28 de julio que los cargaron en un camión, se detuvieron a unos tres kilómetros del pueblo en la carretera de Lascuarre, concretamente en una partida denominada La Cabañera. Los asesinaron y posteriormente los quemaron rociándolos de gasolina.

Los pocos restos permanecieron en el lugar y acabaron enterrándolos allí vecinos de la localidad”

Del SANTAS MASAS de Zaragoza al SANTAS MASAS de Castigaleu habían transcurrido 1500 años.

Con los mártires sucede algo de sobrenatural, demuestran un valor que los lleva al sacrificio perdonando. ¿Cómo es posible? Quizás la respuesta este en la carta del apóstol Pablo a los gálatas (2, 19-20): “Pues yo, mediante la ley, he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo.  Vivo, pero no yo, es Cristo quien vive en mí. Así la vida que vivo ahora en esta carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a si mismo por mí.”

LA REUNIÓN EN MONESMA.

No conocíamos nada de Mosén Pere. Los mayores lo habían borrado de su memoria y a nosotros nos lo habían ocultado como otras muchas cosas.

Mis primas mayores tampoco lo recordaban.

¿Porqué? Pienso que para no vivir en el rencor y pasar página.

Como ya he comentado, el tener conocimiento del libro de Martín lo cambió todo. Los mártires protagonistas me empujaban a investigar y así lo hice. Hable con Martín, enfrascado en la preparación de las I Jornadas, y con Mosén Luis Lasheras, que tenía a su cargo las mismas parroquias que mosén Pere.

Antes de visitarlo en Cajigar le llamé por teléfono y al identificarme como Nart tardó en reaccionar, note que ponía en orden sus recuerdos y sorprendido me pregunto qué parentesco tenía. Le dije que era hermano de mi abuelo. Era en todos estos años el primer descendiente que contactaba con él. Quedamos una primera vez y subí a visitarlo. Me esperaba con Baudilio Túnica, un amigo y parroquiano que había recibido Doctrina de mosén Pere, con muy buena memoria y agilidad física a pesar de su avanzada edad. Con el Suzuki Vitara de mosén Luis lo visitamos todo. Habíamos quedado en Monesma, luego nos dirigimos a la iglesia en Las Badias, el Serrat de mosén Pere, la masía de Cal Gordo y la Cabañera (se bautizó así por las cabañas que hay a lo largo del sendero por donde pasaban los rebaños para ir al Pirineo en verano) ubicado en la finca SANTAS MASAS, el lugar del martirio, plomo y fuego.

Otro encuentro, fue directamente en Barbastro, se trataba de visitar a monseñor Alfonso Milian (bajo estas líneas con Tomás Nart) y cerrarle la agenda para el 28 de julio. Le propusimos celebrar la misa en Monesma, bendecir la placa en la iglesia y el monolito en la Cabañera. Dijo a todo que sí.

La visita coincidía con el inicio de las primeras Jornadas Martiriales. Conocí a Martín y a Ana. Desde entonces he estado en todas.

El otro tema era el de reunir a la familia. Contacte con todos y todos estuvieron muy receptivos.

Aquel 28 de julio de 2013, los parientes se iban agrupando en Barbastro, con autobús incluido, y otros iban directos. Martín y yo fuimos a buscar a Don Alfonso en su residencia del seminario y subimos a Monesma. Cuando llegamos no nos lo podíamos creer. Coches en los márgenes como nunca se había visto, el autobús que no podía avanzar y la gente llenando la iglesia y alrededores. “No lo he visto nunca” decía un asombrado y feliz mosén Luis. Ochenta familiares y toda la gente de mi segunda COMARCA.

Todo fue perfecto. Todo envuelto en alegría. Bendecidos. La sangre del mártir había obrado. SANTAS MASAS, cuanto os quiero.

                            [Foto de grupo de la familia acabada la ceremonia].

Acabo recordando a los muchos que colaboraron y que ya no están con nosotros Don Alfonso, Luis, Baudilio y familiares muy queridos, especialmente mi hermano Sami, enfermo de ELA que nos dejo el 27 de julio de este año, que como en tantas otras cosas en mi vida no habría podido realizar sin su consejo y apoyo. Y, los que están, especialmente a la familia De Mur por la cesión del terreno para el monolito, allá en La Cabañera.

[La Cabañera. Lugar del martirio].

Y a Jaime Mir y a Martín Ibarra, por compartir su sabiduría conmigo

SANTA MARIA, ruega por nosotros

Barcelona, 17 de octubre de 2024, día de San Ignacio de Antioquía, mártir.