Estos días mucha gente me ha preguntado: ¿has visto el documental del Papa? Y no, la verdad es que no lo había visto, pero hoy ya puedo decir que sí. ¿Qué me parece? Que no es el documental del Papa sino que es el documental de Jordi Évole.
El Papa habla de casi todo: aborto, inmigración, género, abusos, etc. A la gente le habrá gustado mas o menos el tono y la contundencia de las respuestas de Francisco, y he visto estos días cómo muchos están discutiendo por eso. En mi opinión se está poniendo el acento en esto. Me parece una trampa. Se están peleando por nimiedades. El Papa es un hombre bueno que escucha y responde con sencillez a lo que los jóvenes le plantean y ya está. El problema no está en las respuestas, sino en el mensaje que detrás de todo lo hablado en el documental la realización ha logrado dar, por eso insisto: el documental de Évole. La visión que él ha querido que veamos y tengamos.
El documental está grabado en falso directo. Ello hace que quien lo monta pueda jugar con la imagen y la música para influir en la sensación y el pensamiento que quiere dejar en el espectador que lo ve. Por poner algunos ejemplos, ¿os habéis fijado que la única vez que aparecen parejas en situación cariñosa es en los casos de la chica lesbiana y de la que se declara no binaria? No hay ni una sola aparición de un hombre y una mujer que se quieren en todo el documental. ¿Y habéis visto las músicas y los planos que acompañan la presentación de cada uno de los chicos? La chica dedicada al porno sale con su hija pequeña y música dulce. La que defiende el aborto sale rezando con una música preciosa. Todo esto tiene una intencionalidad en quien lo realiza.
¿Quién sale peor parada en su presentación? Exacto. María, la chica católica. A María hacen que quede bien claro que es de una universidad privada y eclesial. A María le ponen una música tenue, muy baja, bajo unos árboles de hoja caduca de otoño. A María y su familia les sacan rezando en planos grabados desde abajo, haciendo ver que nos miran por encima a todos. Y No hay ni un solo plano de la familia numerosa entera, y eso que María lo primero que dice cuando se presenta es que es la mayor de seis hermanos. Lo que más me ha gustado del documental es la valentía de esta chica para hablar con verdad y a la vez con amor y sin juzgar a los demás. Si lees esto, gracias, María.
El final del documental es la gran explicación que Jordi Évole hace de su obra. En el documental el Papa ha hablado del daño del aborto, sin entrar a decirle a la chica abortista que su defensa es errónea. El Papa ha dicho lo dañino que es el porno, sin entrar al daño que puede hacer la chica que se dedica a ello (eso lo ha hecho muy bien María). El Papa ha escuchado con amor a la que se declara “no binaria” y ha hablado de acogida de Dios a todos (dice ciegos, cojos, sordos, indicando así que ahí también hay herida para quien quiera entender). El Papa ha consolado al chico abusado (por cierto, no es casual que las dos realidades eclesiales citadas en el documental sean Opus Dei y Camino, ambas las etiquetadas hoy como “ultracatólicas”).
Después de todo eso, Jordi Évole muestra al final el por qué del título del documental y da la interpretación que todos tienen que creer, aparece en grande en la pantalla: Amén. Francisco responde. El título es la sentencia impuesta para el espectador: todo es igual, el Papa lo bendice todo, la Iglesia no tiene nada que decir de nada, solo Amén, Amén a todo. El mensaje final no es que el Papa habla de todo sino que todo vale para el Papa. La sensación que tengo es que quien ha hecho este documental se ha aprovechado de la bondad y la sencillez del Papa para utilizarlo hacia sus propios fines.