Leo en Aciprensa que importantes líderes pro-vida han criticado fuertemente a la Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton -vaya, la tercera de abordo del gobierno estadounidense-, quien recientemente reiteró su apoyo y el del gobierno del Presidente Obama a las políticas que buscan promover en todo el mundo "la salud y los derechos reproductivos", es decir, el aborto y el control poblacional.
Que Hillary Clinton es una furibunda defensora del aborto, se sabe desde hace ya muchos años. Cuando su marido se negaba a acceder a la petición del Congreso Americano de eliminar de la legislación el "partial birth abortion" (tipo de aborto terrorífico que pondría los pelos de punta hasta el mismísimo Jack el Destripador), ya se sabía que su mujer lo apoyaba. Varios años, mientras en las calles de Washington cientos de miles de personas marchaban a favor de la vida a finales de enero, ella se reunía con Al Gore (entonces vicepresidente) y los representantes de las clínicas abortistas para demostrarles su apoyo. Y nada hace indicar que Hillary se haya convertido y ahora defienda la vida.
De Barack Obama se sabe que nunca ha estado en contra del aborto, es más, de su época de senador, se sabe que nunca apoyó una propuesta de ley pro vida y durante la campaña electoral evitó tratar el tema por si le quitaba votos. Y es verdad que, ya siendo Presidente, le prometió al Papa Benedicto XVI que haría lo posible por reducir el número de abortos, pero claro, no especificó si eso quería decir que haría mucho o poco.
Que la tendencia restrictiva del aborto que tenía la adminsitración Bush ha pegado un vuelco con el actual Presidente estadounidense, es algo que se ha visto desde el comienzo de su mandato, aunque las encuestas dicen que son ya una mayoría de ciudadanos de aquel pais los que están en contra del aborto. Pero no es nada raro, en España las encuestas muestran algo parecido y nuestro gobierno pasa ampliamente de ellas.
Pues bien, de la abundancia del corazón habla la boca y. por lo tanto, en una reciente declaración en Estados Unidos realizada ante representantes de las más grandes organizaciones abortistas del mundo, Clinton indicó que Estados Unidos busca hacer que la atención de la "salud reproductiva" se convierta en un "derecho básico" como parte de las Metas del Milenio, impulsada por la ONU. "La salud de las mujeres -dijo- es esencial para la salud y la prosperidad de todos".
Algún pardillo o algun alma cándida podría no darse cuenta que, en el lenguaje políticamente correcto de ciertos ambientes (no se olvide que se trataba de una reunión con organizaciones abortistas) la expresión "salud reproductiva" incluye indefectiblemente el aborto. Pues por si alguno no se hubiese dado cuenta, el Presidente del Population Research Institute, Steve Mosher, explicó que la llamada "salud reproductiva" tiene "poco que ver con la salud de las mujeres y todo que ver con el avance de la agenda anti-vida en el mundo entero".
"Los programas de ‘salud reproductiva’ existen no para mejorar la habilidad de las mujeres de, efectivamente reproducirse, sino para cortar o deshabilitar sus sistemas reproductivos por medio del aborto, la esterilización y la anticoncepción. Deberían llamarse, con más razón, programas de ‘recorte reproductivo’". Además, el hecho que organizaciones como la International Planned Parenthood Federation (la más poderosa de clínicas abortistas de los USA) aplaudan ese tipo de programas significa que están esperando aprovecharse del incremento de los fondos que Hillary promete para esos programas.
Por su parte, el director de la Oficina para América Latina del Population Research Institute, Carlos Polo, señaló que "la señora Hillary Clinton es libre de creer que el aborto, la esterilización, la anticoncepción masiva inclusive para adolescentes, la ideología de género y todo lo que ella reconoce como ‘derechos reproductivos’ es una necesidad básica para los seres humanos. No nos molesta que lo crea y lo aplique a su propia vida". No obstante, indicó, "son muchos los países del mundo y especialmente los de América latina que han rechazado esta noción de ‘derechos reproductivos’ y no los ha incluido como categoría válida en sus sistemas jurídicos. Precisamente por el contrabando ideológico que implica y como muestra de nuestro rechazo a esas prácticas contra la vida y la familia ... ver a la señora Clinton usar del poder y del dinero norteamericano para imponer sus ideas, para los latinoamericanos es algo ofensivo.".