El racismo constituye una de las páginas más vergonzosas de la historia contemporánea. Una ideología del odio y la exclusión que ha marcado las relaciones entre las culturas y las naciones de nuestro tiempo presente. Sobre esta cuestión, que no está todavía completamente superada ni siquiera en las sociedades culturalmente más desarrolladas, escribe el Prof. Jose Alfredo Elía. El resultado es el libro: "Racismo. Historia del peligroso mito de la raza", que publica la editorial Digital Reasons. El libro pretende responder a tres grandes cuestiones: ¿cuáles han sido los orígenes del racismo?, ¿cuáles son sus bases ideológicas?, ¿cómo demostrar y contrarrestar, con argumentos sólidos, su falsedad de esta ideología?
El origen del racismo está ligado a la justificación intelectual de la esclavitud, que está relacionada con el pensamiento enciclopedido e ilustrado. Buffón acuñó el término raza para designar los distintos tipos humanos y Blumenbach inició la jerarquía de razas situando a la negroide abajo y a la caucásica arriba. Filósofos como Montesquieu, Hume, Rousseau, Hegel,… propusieron argumentos para justificar un comercio de esclavos, que tan lucrativo resultaba a las haciendas de los poderosos. Por otro lado, la expansión colonialista del siglo XIX se justificó en cierta medida por la superioridad cultural y racial. El racismo "científico" se dedicó a medir distintos elementos del cuerpo para demostrar la diferenciación de razas y eventual superioridad de la blanca, al que se suma el nacionalismo en busca de sus propias raíces.
El francés Arthur de Gobineau tiene el triste honor de ser el creador del racismo como ideología. Para él, la raza aria estaría en decadencia debido a su degeneración y mestizaje con otras “inferiores”. Era necesaria pues, una lucha de razas, en que la superior prevaleciera sobre el resto, declaradas inferiores. Ese concepto de lucha, llevará a otros autores a ensalzar la violencia y a anunciar que la historia y la vida no es sino el escenario de batalla en que unos seres aniquilan a otros en una lucha por la existencia (Spencer, Nietzsche,…) Renan declararon a raza la semita como la antirraza, enemiga de la aria. Wagner y Chamberlain, divulgaron las ideas gobinianas por Alemania. La ideología de la raza en cierta medida legitimó la eliminación de los nativos estadounidenses, del este asiático por los rusos, de los territorios vírgenes de Sudamérica por las repúblicas independientes, y principalmente la explotación del continente africano, repartido por las principales potencias europeas. Desde 1933 hasta 1945, Alemania llevó la biopolítica racista a sus máximas consecuencias. Eugenesia, antisemitismo, reproducción y crianza en las granjas del lebensborn, holocausto,… condujeron a la hora de las tinieblas. El fin de la II Guerra Mundial con la derrota del régimen nazi inicia el ocaso de la ideología de la raza.
El autor subraya que el cristianismo católico siempre se opuso doctrinalmente a la ideología de la raza, tanto en sus escritos como en su actividad misionera. De hecho, la jerarquía católica en EE.UU. jugó un papel importante en la lucha por los Derechos Civiles, negándose a aceptar las leyes segregacionistas. Con el fin del Apartheid en Sudáfrica (1994) se puso punto final al último estado racista del mundo.
El libro del Prof. Elia concluye mostrando el panorama actual del racismo ideológico. Indica que actualmente puede afirmarse que no tiene ninguna base científica, como han demostrado científicos de la talla de Jay Gould, Harris, Levi-Strauss, Lewontin o Cavalli-Sforza. A partir de nuestros conocimientos genéticos no es posible aislar "razas puras" ni establecer una jerarquía racial. Hoy en día reconocemos que la biodiversidad es una gran riqueza biológica, y que el hermanamiento de los hombres es la mejor garantía para construir la paz y para el progreso de los pueblos.
El origen del racismo está ligado a la justificación intelectual de la esclavitud, que está relacionada con el pensamiento enciclopedido e ilustrado. Buffón acuñó el término raza para designar los distintos tipos humanos y Blumenbach inició la jerarquía de razas situando a la negroide abajo y a la caucásica arriba. Filósofos como Montesquieu, Hume, Rousseau, Hegel,… propusieron argumentos para justificar un comercio de esclavos, que tan lucrativo resultaba a las haciendas de los poderosos. Por otro lado, la expansión colonialista del siglo XIX se justificó en cierta medida por la superioridad cultural y racial. El racismo "científico" se dedicó a medir distintos elementos del cuerpo para demostrar la diferenciación de razas y eventual superioridad de la blanca, al que se suma el nacionalismo en busca de sus propias raíces.
El francés Arthur de Gobineau tiene el triste honor de ser el creador del racismo como ideología. Para él, la raza aria estaría en decadencia debido a su degeneración y mestizaje con otras “inferiores”. Era necesaria pues, una lucha de razas, en que la superior prevaleciera sobre el resto, declaradas inferiores. Ese concepto de lucha, llevará a otros autores a ensalzar la violencia y a anunciar que la historia y la vida no es sino el escenario de batalla en que unos seres aniquilan a otros en una lucha por la existencia (Spencer, Nietzsche,…) Renan declararon a raza la semita como la antirraza, enemiga de la aria. Wagner y Chamberlain, divulgaron las ideas gobinianas por Alemania. La ideología de la raza en cierta medida legitimó la eliminación de los nativos estadounidenses, del este asiático por los rusos, de los territorios vírgenes de Sudamérica por las repúblicas independientes, y principalmente la explotación del continente africano, repartido por las principales potencias europeas. Desde 1933 hasta 1945, Alemania llevó la biopolítica racista a sus máximas consecuencias. Eugenesia, antisemitismo, reproducción y crianza en las granjas del lebensborn, holocausto,… condujeron a la hora de las tinieblas. El fin de la II Guerra Mundial con la derrota del régimen nazi inicia el ocaso de la ideología de la raza.
El autor subraya que el cristianismo católico siempre se opuso doctrinalmente a la ideología de la raza, tanto en sus escritos como en su actividad misionera. De hecho, la jerarquía católica en EE.UU. jugó un papel importante en la lucha por los Derechos Civiles, negándose a aceptar las leyes segregacionistas. Con el fin del Apartheid en Sudáfrica (1994) se puso punto final al último estado racista del mundo.
El libro del Prof. Elia concluye mostrando el panorama actual del racismo ideológico. Indica que actualmente puede afirmarse que no tiene ninguna base científica, como han demostrado científicos de la talla de Jay Gould, Harris, Levi-Strauss, Lewontin o Cavalli-Sforza. A partir de nuestros conocimientos genéticos no es posible aislar "razas puras" ni establecer una jerarquía racial. Hoy en día reconocemos que la biodiversidad es una gran riqueza biológica, y que el hermanamiento de los hombres es la mejor garantía para construir la paz y para el progreso de los pueblos.