Quede dicho por anticipado que en el año 2000 la colección Planeta+Testimonio, de la Editorial Planeta, tuvo la valentía [bueno, mejor dicho, se le pasó a quien tuviera que dar el placet para este título] de poner a uno de sus libros este título:

La gran persecución. España, 1931-1939

Se trataba de un trabajo del prestigioso historiador, el sacerdote Vicente Cárcel. Partimos de esto, que es lo más acertado.

En mayo de 1931, la quema de conventos; en octubre de 1934, las primeras (y no pocas) víctimas martiriales; y los días de la Guerra Civil españolas de julio de 1936 hasta 1939: el último Obispo asesinado, el beato Anselmo Polanco, el 7 de febrero… pero, en la Archidiócesis de Toledo contamos con el caso de un sacerdote fusilado, recogido en su casa y muerto a los meses (ya acabada la guerra). Así que eso, una gran persecución programática que atacó salvajemente a la Iglesia Católica durante esos casi nueve meses. Fotos, estadísticas, mártires (beatificados o canonizados, esperando o que nunca llegarán por no poder demostrarlo) lo acreditan. No me extiendo en ello porque está más que claro.

De los Mártires de la Cruzada a los Mártires del siglo XX en España

Tras las beatificaciones del año 2007 la Conferencia Episcopal Española acuñó la expresión Mártires del siglo XX en España… son los que corresponden a los años 1934 y 1936-1939. Y no mártires españoles, nos aclaraban, porque algunos como los mártires colombianos de San Juan de Dios, beatificados en 1992 o el beato fray José López Piteira, monje agustino nacido en Cuba, obviamente sufrieron aquí el martirio pero eran nacidos en países hermanos Hispanoamericanos.

Así que de los llamados Mártires de la Cruzada, como se les denominaba en las primeras décadas tras acabar la guerra (Mártires por Dios y por España), leemos en el Misal Romano, para la fiesta del 6 de noviembre, que la memoria obligatoria tiene por título de los Santos Pedro Poveda Castroverde e Inocencio de la Inmaculada Canoura Arnau, presbíteros, y compañeros, mártires.

El título es largo, e incluso había que aclarar que en los compañeros mártires hay religiosos, religiosas y seglares (hombres y mujeres y de todas las edades). Se trata pues de los 1.915 mártires que ya han subido a los altares, a espera de las tres señoritas de la Cruz Roja que serán beatificadas en Astorga.

Además, un último apunte. San Pedro Poveda fue martirizado el 28 de julio de 1936 y es sacerdote diocesano. San Inocencio de la Inmaculada alcanzó la palma del martirio el 9 de octubre de 1934 y es religioso pasionista. Son santos y por eso encabezan a todos los demás y nos hablan de los dos periodos martiriales 1934 y 1936-1939.

Son muchos los que sintetizan el título de la fiesta del 6 de noviembre con Santos y beatos mártires del siglo XX en España.

Bien, alguien puede decir, pero no estamos hablando ni del Misal Romano ni de la fiesta litúrgica del 6 de noviembre, hablamos de historia…

De acuerdo, pero este camino nos puede ayudar para la nomenclatura.

[El cartel que hace décadas se colocó en una de la capillas del claustro de la Catedral de Barcelona se decantó por usar la expresión "trienio" pero el texto es suficientemente explícito, son sus mártires]

Mártires del trienio 1936-1939

¿Por qué no?… por lo dicho hasta ahora. Se rompe el sentido de verdadera persecución planificada y ejecutada desde la quema de convento de mayo de 1931.

Tampoco decimos los mártires del segundo semestre del año 1936, que sería incluso más acertado, porque el gran holocausto (como ha escrito, con acierto, más de uno) tiene lugar entre julio y diciembre de 1936.

El otro craso error, repetido hasta la saciedad, porque es más cómodo al ser más corto, es el de decir mártires de la guerra civil. Si cabe, esto tampoco es acertado por lo mismo y todos los que alcanzaron la palma del martirio en octubre de 1934. Con la consiguiente acotación de que nuestros mártires no estuvieron en ninguna guerra, no fueron al frente, si han sido canonizados o beatificados lo han sido en razón de ser perseguidos por la fe. Casi el cien por cien, de los que han llegado a los altares o esperan llegar (y los que, por diversos motivos no entrarán en causas de canonización) fueron asesinados en la zona republicana y casi siempre muy lejos del frente de batalla...

La Conferencia Episcopal Española afirmaba en la beatificación de 2007: “No decimos, por tanto, “mártires de la Guerra Civil”, lo cual es inexacto cronológica y técnicamente. Las guerras tienen caídos en uno u otro bando. Las represiones políticas tienen víctimas, sean de uno u otro signo. Sólo las persecuciones religiosas tienen mártires, sean de una u otra ideología, de una u otra preferencia -o pertenencia- o incluso de distintas confesiones religiosas”. 

De modo que:

  1. Litúrgicamente, el Misal ya da título a la memoria obligatoria. Cuestión zanjada.
  2. Históricamente yo creo que para hablar de nuestros mártires lo correcto es enmarcarlos en los sucesos trágicos de 1931 a 1939.
  3. Y lo más preciso es seguir diciendo mártires de la persecución religiosa. Porque lo fue. Y si hay que alargar la frase se alarga…